La leyenda de oro 4.pdf

pecado ".'el cual amor propio es el veneno y cuchillo
del amor de Dios , del cual mal amor nacen
tres hijos, que son oíros tresmalosamores;oonvirne
á saber, amor desordenado de honra, de hacienda,
y de deleites sensuales : y de estos tres ramos que
nacen de este pestilencial tronco, nace tocia la
fruta de muerte y toda la corrupción de nuestra
vida: porque como los hombres ponen la honra,
nó en la virtud (que sola merece ser honrada),
sino en la vanidad y juicio ciego del mundo; para
alcanzarla se despeñan en un abismo de maldades
y pecados, y dejan las cosas necesarias para el
hiende sus almas, cuando les parece que son
contrarias á laque ellos tienen por honra.
4 Pues ¿qué diré de la codicia , y de la sed insaciable
del dinero? de la cual dice el Apóstol,
que es la raíz de todos los males, y que muchos por
ella apostataron de la fé. ¿Qué del deseo desordenado
de deleites, que es otra sementera de innumerablesmales?
Porque los hombres mundanos, no
haciendo caso de los verdaderos deleites de la buena
conciencia, que, como dice el Sabio , es perpetuo
banquete, sueltan la rienda á los deleites de la
carne , al comer y beber, al dormir y vestir: se
entregan á los gustos sensuales y bestiales, y á
todo género de pasatiempos, que la carne inficionada
por el pecado apetece; y en ellos se entretienen
de dia y de noche, y se regalan: que esto
es lo que dijo el evangelista san Juan , que lodo lo
que hay en el mundo es concupiscencia de la carne,
ó codicia délos ojos, ó soberbia de la vida.
Pues estando nosotros oprimidos de tan crueles tiranos
y presos con cadenas tan fuertes, y atormentados
de verdugos sin piedad como estos, que
perturban la paz de nueslras almas, y nos impiden
el cuidado de nuestra salvación , y muchas veces
nos hacen tener por Dios la honra , el dinero y el
vientre; ¿qué había de hacer aquel médico soberano,
que venia del cielo para curar una dolencia
tan universal de todo el genojo humano y nacida
de nuestra misma carne y del amor propio , que
es el hijo primogénito del pecado, y la fuente de
donde ella nace? Cierto , que habia de hacerlo
que hacen los sabios médicos, que es inquirir y
descubrir las causas de la enfermedad , y aplicar
los remedios contrarios para dar salud al enfermo :
v por esto nuestro médico celestial nos enseñó y
predicó la humildad contra la soberbia : la pobreza
de espíritu contra la codicia ; y la aspereza y penitencia
contra el desordonado deleite y regalo. Y
porque los ejemplos son mas eficaces que los con
las obras mas que las palabras, ""'
sejos, y
médico sapientísimo y
LA LEYENDA DE ORO. DICIEMBRE, 23
este
maestro divino comenzó
luego en su primera entrada en el mundo á enseñarnos
con su ejemplo, lo que en toda su vida
y muerte nos habia de predicar : y en el establo
donde nació puso una cátedra de celestial sabiduría
, y contraria á la vana filosofía de la carne;
para que viendo una humildad tan profunda , y
una pobreza tan extremada , y un desabrigo y desamparo
tan extraordinario, entendiésemos nuestra
enfermedad: y viendo que nuestro médico toma
la medicina amarga (nó porque él tuviese de ella
necesidad , sino porque los enfermos la tomasen),
nos animásemos nosotros á tomarla sin asco y
horror.
5 Pues si para esto venia; ¿de qué otra manera
habia de venir? ¿ Había de venir con fausto y
pompa , viniendo á curar nuestra soberbia? ¿Habia
de venir lleno de riquezas , viniendo á desterrar la
codicia desordenada de ella ;? ¿Había de venir lleno
de regalos y delicias, viniendo á condenar la demasía
de ellas? Porque si un contrario se cura con otro
contrario ; el médico de estos males ¿cómo habia
de venir, sino con medicina de virtudes contrarias
á ellos? ¿Cómo había de persuadir que lo que
nos ensoñó era lo mejor , si para si tomaba lo
contrario ? ¿ Cómo habia de acabar con los
hombres que se vistiesen de este habito del hombre
nuevo , si él venia \eslido del viejo y usado
en el mundo? Tal finalmente había de \ enir, cuales
nos deseaba hacer; y tal habia de ser la manera
de su vida , cual era su doctrina : porque si de
otra manera viniera, fuera contrario á sí, y con las
obras deshiciera lo que con la doctrina predicaba.
Cierto que sí así no viniera , no se mostrara
sabiduría eterna del Padre ; porque no viniera de
la manera que convenia : que es enseñarnos por su
doctrina y mucho mas por su ejemplo , el camino
de la verdadera santidad y felicidad , y el desengaño
de los hombres miserables del siglo, que tanto
estiman las cosas frágiles y perecederas de él,
y están tan abrazados y aferrados con las riquezas
, delicias y honras vanas , que tienen por rosas
las espinas , y la hiél por miel, y la amargura
por dulzura , y el trabajo por descanso, y la aflicción
por consuelo y regalo. Así que , si el Señor
venia á ser el caudillo , el capitán, la guia y ejemplo
de todos los santos , y el espejo y dechado de
todas las virtudes (de donde ellos hablan de sacar
las suyas) , no habia do venir de otra manera sin)
de la que vino, para plantar en los corazones de
los hombres el menosprecio de todo lo criado , y
el aprecio y eslima , y perfecto amor del Criador:
y así , hablando el gran padre san Agustín de esta
medicina, dice: « ¡O medicina que to las las cosas
remedía, que recoge todas las cosas derramadas,
que repara todas las flacas y enfermas, que corta
todas las superfinas , y corrige todas las depravadas
! » Y san Bernardo dice (sermón i de Nativilale):
« ¿ Para qué hemos ó qué necesidad
hubo , que el Señor de la majestad se abatiese y
se humillase , y se abreviase , sino para que vosotros
hagáis lo que él hizo? Ya clama con el ejemplo,
loque después ha de predicar con la palabra
: para que se halle ser verdadero el que dijo,
que Jesús comenzó á hacer y á enseñar. Por tanto
yo os ruego afectuosamente, hermanos, que no
os dejéis pasar un ejemplo tan admirable sin fruto
, sino que os conforméis con él, y os renovéis
en el espíritu de vuestra mente. Porque ¿qué cosa
hay mas fea y mas aborrecible, y mas digna de
castigo , que ver á Dios del cielo niño ; y quererse
engrandecer sobre la tierra? Intolerable desvergüenza
es , que donde se humilló su Majestad , el
gusano se hinche y desvanezca.» Hasla aquí son
palabras de san Bernardo. ¿Qué soberbia se puede
sanar , si con esta humildad del Hijo de Dios