La leyenda de oro 4.pdf

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cuenta de lo que á oíros robaba. Nadie tenia segura
su hacienda, ni su mujer; porque como fiera
á lodos ofendía: no admilia consejos, y como
frenético tenia por enemigo al médico que procuraba
su cura: huia de los virtuosos , no quería
oir misa ni recibir los sacramentos, ni entrar en la
iglesia , sino es á vero solicitar algunas mujeres,
haciendo la casa de Dios terreno de su apetito.
Afligida la pobre madre de dolor, perdió la vida,
cuya muerte fué nuevo titulo para las disoluciones
de Franco; pues se dejó de decir: Ya desde hoy
haré mi voluntad mas á mi gusto; pues so murió
la mala vieja de mi madre, que en todo me era
contraria. Disipó brevemente la mayor parte de
la herencia , y con ella creció en sus disoluciones;
porque el dinero en manos de un desperdiciador
es lo mismo que en ¡as de un loco la espada. Pero
el Señor, que si le habia figurado monstruo en su
primera edad , juntamente en la mayor le delineó
para santo , dispuso su reducción, dejándole caminar
por su mismo precipicio ; á la manera (dice
san Ambrosio) que una madre deja que se ahile el
hijo de leche , para quitarle el pecho.
3 Abrasábanse en guerra viva las ciudades de
Sena y Orbieto: y Franco, sentando plaza desoldado
, se desenfrenó de modo . que era una aduana
donde todos los vicios registraban lo último de su
malicia. Dioso al juego , y con mas disolución á los
votos y blasfemias, con universal escándalo: quitaba
las mujeres a sus maridos : robábales las haciendas
; y junto con otros bandoleros ni á las vidas
de sus dueños perdonaba. No satisfecho de la fuerza
, usó laminen del arte para hurlar mas á su
salvo, vistiendo diversos trajes, de estudiante,
soldado , labrador, peregrino, borgoñon , francés,
italiano y español, usando barbas postizas, unas
negras y otras blancas, con que engañaba ó lodos
y hacia do las suyas. De esla suerte iba dando
cuerda el Señor á aquella fiera: asi permitía se
dejase arrastrar de sus vicios , para que después la
experiencia le enseñase que son dueños tiranos ; y
al fin , que es primor de Dios usar de reglas torcidas,
para sacar derechos sus renglones. Todo lo
experimentó así Franco; porque continuando su
ejercicio, se sentó una noche á jugar, y habiendo
perdido cuanto lema, hasta el vestido y zapatos,
señalando á sus ojos, dijo á los jugadores: ¿Hay
quien quiera jugarme estos ojos? Porque descreo
de quien los hizo.
i Al eco do esla blasfemia respondió el Señor
con un tan gravo dolor y ardor en ellos, que quedó
ciego del lodo: con que por inútil, y mas por
su disolución, lo echaron de una fortaleza en que
estaba do guarnición. Viéndose arrojado y tan mal
visto de todos, que nodiabia quien le diese un bocado
de pan; haciendo de la necesidad virtud, tomó
por motivo de su reducción la miseria en que se
bailaba. Volvió el corazón á Dios : reconoció los
yerros de su pasada vida; y llorando con grande
amargura sus pecados , los decia y confesaba á voces
: tomaba rigurosas disciplinas, y con grandes
señales de contrición imploraba la divina clemencia
, redimiendo con su dolor el tiempo que habia
malogrado, y decia, que si el león generoso per-
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dona á quien se le rinde á sus pies; ¿cómo un Dios
tan bueno no habia de perdonar á un pecador,
aunque tan grande, que se le postraba arrepentido?
Así lo sentía Franco: así lo confesaba; y
pasando con su desengaño á las obras , limpió su
conciencia con una confesión general de sus pecaeos:
borrólos con muchas penitencias y lágrimas:
vendió la poca hacienda que le quedaba , para satisfacer
las muchas que habia robado: loque hizo
(en cuanto pudo) por medio de su confesor. Con
estas diligencias, desnudándose del viejo hombre,
renació nueva criatura , vestido de Cristo. No contento
de los muchos rigores v penitencias con que
maceraba su carne, hizo voto de ir en romería á
visitar el sepulcro de nuestro patrón Santiago. Por
la falta do vista deseó llevar compañía , y hallóla
á medula de su deseo en un mozo de su oficio, llamado
Dato , que también se habia reducido á penitencia.
Como el demonio es gran zahori de sus
daños, y entendió los quo le hablan de seguir de
este viaje , procuró impedirle; y así obligó á Dato,
persuadido de sus parientes , no solo á que no quisiese
acompañarle, sino también á que le disuadiese
de tan buenos intentos , con eficaces razones y persuasiones
blandas. A todas se resistió valerosamente
Franco, respondiendo con gran confianza en
el Señor, y concluyendo así; Su Majestad nos dice,
es verdad , vida y camino : y siendo verdad , no
fallará á quien la busca : siendo vida , la dará á
mis pasos; y siendo camino , jamas quedaré descaminado.
Bien creo padeceré necesidades; pero
eso es lo que busco, para que si con todas las parles
de mi cuerpo ofendí á Dios , todas padeciendo
satisfagan : y así, ni la Inhalación , ni la angustia,
ni la hambre, ni la sed, ni la desnudez, ni los peligros,
me han de apartar de la caridad de Cristo;
ni vo con su favor dejaré el camino: pues en obedecer
su inspiración eslá mi dicha, mi gloria, y mi
contento.
5 Con esta resolución salió Franco á su camino,
y á pocos pasos experimentó la mano del Señor
, y su asistencia ; porque se le aclaró un poco
la vista , y en esle favor conoció que su divina
Majestad so agradaba en si»camino. Confirmóse
mas cuando llegando á la Gascuña , y viendo en
un espeso monte que el camino quo llevaba se
dividía en dos parles, se paró suspenso , sin saber
cuál eligiría. Acudió á la oración , y por ella mereció
oir la voz de un niño , que nombrándole tres
veces , le dijo en su lengua: Franco , toma el camino
de la mano derecha, que por él irás seguro.
Beconocido al favor , se hincó de rodillas , y con
tiernas lágrimas y suspiros , le agradeció, tomándole
por fiador de que Dios le habia de perdonar
sus pecados ; pues quien agasaja al ofensor , perdonar
quiere la ofensa.
6 No le pareció bien al demonio , y ardiendo
en el infierno desús zelos, se le apareció en traje
de peregrino, y mostrando tenerle gran compasión
de verle solo, se ofreció á acompañarle: y lo primero
que hizo fué sacarle del camino , diciendo
iba perdido; y luego comenzó á predicarle y desesperarle
de la misericordia de Dios (porque á
petición suya le habia contado Franco su vida lo-