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NOViKMimn , '¿o LA LEYENDA DE ORO. 355<br />
ruedas sembradas <strong>de</strong> clavos y pimías agudas <strong>de</strong><br />
lal manera encajadas y trabadas enlre sí (pie,<br />
pucsla la virgen en una do ellas , y moviéndose<br />
aquella rueda . fuese <strong>de</strong>spedazado su cuerpo con<br />
¡•quedos horribles instrumentos. Alaron á la<br />
valerosa víigcn ;¡ la rueda, y comenzaron los<br />
sayones á moverla; pero no la <strong>de</strong>samparó su<br />
dulce esposo en esle tormento; porque súbitamente<br />
un ángel <strong>de</strong>l Señor la <strong>de</strong>saló , rompiendo<br />
las ataduras, ron que estaba atada y<br />
<strong>de</strong>s barató aquella máquina cruel , <strong>de</strong>strabando<br />
unas Hiedas <strong>de</strong> otras con lan gran<strong>de</strong> ímpetu, que<br />
con su movimiento acelerado mataron á muchos<br />
<strong>de</strong> los gentiles que allí estallan y habían concurrido<br />
á este espectáculo; y otros que quedaron libres,<br />
daban voces y clamaban: Gran<strong>de</strong> es el<br />
Dios <strong>de</strong> los cristianos. ¿Qué corazón hay tan duro<br />
que no se ablandara con esle milagro? ¿Y qué<br />
tigre lan fiero que no se amansara con eslas maravillas?<br />
Pero Maximino era mas fiero que el tigre,<br />
y mas duro que la piedla y que el diamante; y<br />
así no se movió : antes pareciéndole que ser vencido<br />
<strong>de</strong> una <strong>de</strong>licada doncella y <strong>de</strong> la flaqueza<br />
mujeril era menoscabo suyo y <strong>de</strong> su imperio, comenzó<br />
á buscar oíros nuevos y terribles tormentos<br />
para acabarla. Supo esto la emperatriz , y no pudiendo<br />
disimular mas la llama que ardía en su pecho<br />
, se fue al emperador, reprendiéndole con palabras<br />
severas y graves la crueldad que usaba<br />
contra Catalina y los oíros cristianos , confesando<br />
que ella lo era, y que estaba aparejada á morir<br />
por la confesión <strong>de</strong> Cristo. Salió <strong>de</strong> sí el tirano<br />
, y luego mandó que le quitasen ó su mujer <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>lante y que la <strong>de</strong>gollasen , y juntamente á Porfirio<br />
y á los oíros doscientos soldados; porque supo<br />
que se habían hecho cristianos: cumpliéndose<br />
io que la sania virgen habia dicho , que algunos <strong>de</strong><br />
la casa <strong>de</strong>l emperador por medio suyo alcanzarían<br />
la salud cierna. Aceptó la emperatriz con alegría<br />
la sentencia <strong>de</strong> su muerte , y habló con la preciosa<br />
virgen santa Catalina , y con gran <strong>de</strong>voción<br />
y ternura la pidió que rogase á Dios por ella,<br />
para que la diese su favor en aquel trance: y<br />
ella la dijo: No temas, vé; que Dios es contigo,<br />
y reinaras con él para siempre. Oyendo estas palabras,<br />
se <strong>de</strong>spidió la emperatriz , y se ejecutó<br />
contra ella y contra Porfirio y sus soldados la sentencia<br />
<strong>de</strong>l tirano: el cual quedó tan encarnizado<br />
y relamiéndose en la sangre <strong>de</strong> su mujer y <strong>de</strong>sús<br />
criados que habia <strong>de</strong>rramado , que mandó <strong>de</strong>gollar<br />
á sania Catalina , vista su perseverancia y<br />
(pie no tenia esperanza <strong>de</strong> persuadirla lo que<br />
<strong>de</strong>seaba. Luego que se publicó la cruel sentencia<br />
<strong>de</strong>l tirano contra la esclarecida virgen , concurrió<br />
loria la ciudad, hombres, mujeres , señores y<br />
señoras , viejos y mozos al lugar dol suplicio.<br />
Cuando llegó á él la sania doncella , y vieron su<br />
gracia y compostura , muchos tiernamente lloraban<br />
ele lástima , mas ella estaba muy alegre en<br />
su alma, y en el rostro parecia un serafin, y alzando<br />
sus serenos ojos y levantadas sus manos<br />
al cielo, hizo oración á Dios, haciéndole gracias<br />
por las misericordias que siempre le habia hecho<br />
. y especialmente por haborsu dignado <strong>de</strong> re-<br />
cibirla en holocausto y sacrificio, ofreciéndole la<br />
sangre que por ó! <strong>de</strong>rramaba como prendas <strong>de</strong><br />
su fino y verda<strong>de</strong>ro amor. Suplicóle que recogiese<br />
puro y limpio su espíritu, y que no permitiese<br />
que su cuerpo viniese á manos <strong>de</strong> aquellos verdugos.<br />
Pidióle que lodos sus <strong>de</strong>votos, y los que<br />
se acordasen <strong>de</strong> ella y la invocasen en sus necesida<strong>de</strong>s,<br />
fuesen <strong>de</strong> él favorecidos y les otorgase<br />
lo que le pedirían, si fuese conveniente para su<br />
salvación, y que alumbrase á todo aquel pueblo,<br />
que allí estaba , y le trajese á su conocimiento y<br />
amor. Dicho esto , uno <strong>de</strong> los soldados la hirió,<br />
y corló la cabeza, corriendo do la herida leche<br />
on lugar <strong>de</strong> sangre. Y para que su sagrado cuerpo<br />
no viniese á manos <strong>de</strong> aquellos sayones (como<br />
ella lo habia <strong>de</strong>seado), los ángeles le llevaron<br />
al montcSinaí, y allí le sepultaron, y <strong>de</strong> él<br />
mana un licor suav e y eficaz para salud <strong>de</strong> todas<br />
enfermeda<strong>de</strong>s; y <strong>de</strong>spués el emperador Justino<br />
edificó allí un solemne templo y monasterio , y en<br />
él es venerado. ¡Ó gloriosa virgen Catalina, y<br />
dulce esposa <strong>de</strong> Jesucristo , discípula <strong>de</strong>l celestial<br />
Maestro y maestra <strong>de</strong> los filósofos y doclores <strong>de</strong><br />
la tierra, vencedora <strong>de</strong> los tormentos y triunfadora<br />
<strong>de</strong>l tirano, <strong>de</strong>chado <strong>de</strong> vírgenes, esfuerzo do<br />
mártires, y envida y en muerte regalada <strong>de</strong>l Señor!<br />
¡ Qué justo fué que <strong>de</strong> vuestro cuello saliese<br />
leche por sangre, para manifestar la blancura y<br />
pureza <strong>de</strong> vuestra alma! • Y que los mismos ángeles<br />
venidos <strong>de</strong>l cielo os luciesen las exequias,<br />
y con sus manos sepultasen vuestro cuerpo en el<br />
mismo monte don<strong>de</strong> Dios había aparecido y dado<br />
su ley ! Ya gozáis <strong>de</strong> los castos abrazos y regalos<br />
do vuestro suavísimo esposo, y habéis alcanzado<br />
la c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong> vuestra victoria, y estáis segura que<br />
ninguno os la quitará: acordaos <strong>de</strong> nosotros vuestros<br />
<strong>de</strong>votos siervos, que todavía peleamos y pedimos<br />
vuestro favor, para que mediante vuestra<br />
intercesión imitemos vuestras virtu<strong>de</strong>s, resislamos<br />
á las blanduras <strong>de</strong> nuestra carne, y á las falsas<br />
promesas <strong>de</strong>l mundo, y ó los espantos y terrores<br />
con que el <strong>de</strong>monio nos persigue; y por una gloriosa<br />
victoria <strong>de</strong> nosotros mismos, lleguemos adon<strong>de</strong><br />
vos llegasteis, y gocemos do lo que vos gozáis.<br />
El martirio do sania Catalina fué á 25 ele noviembre,<br />
año <strong>de</strong>l señor <strong>de</strong> 307, imperando Maximino.<br />
Suélen'a comunmente pintar con una espada en<br />
la mano, y <strong>de</strong>bajo ele sus pies la cabeza <strong>de</strong> un<br />
emperador; para <strong>de</strong>notar, que por la espada alcanzó<br />
la c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong>l martirio y victoria dol tirano<br />
que la martirizó. De santa Catalina, <strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />
Melafrasle, que escribió su martirio, hacen mención<br />
los Martirologios, romano, el <strong>de</strong> Reda, Adon<br />
y Mohíno en las adiciones <strong>de</strong> Usuardo y el car<strong>de</strong>nal<br />
Baromo en las anotaciones <strong>de</strong>l Martirologio,<br />
y en el tercer lomo <strong>de</strong> sus Anales; y los griegos la<br />
celebran , y la laman la Gran Catalina, por los.<br />
gran<strong>de</strong>s beneficios que por sus oraciones recibieron<br />
<strong>de</strong>l Señor en la conquista ele la Tierra sania.<br />
* Los SANTOS MOISÉS Y MÁXIMO, MÁRTI<br />
RES.— Estos dos santos eran sacerdotes <strong>de</strong> Roma<br />
en tiempo <strong>de</strong>l papa san Fabián , y al mismo tiempo<br />
que otros muchos cristianos fueron presos por confesores<br />
<strong>de</strong> la fó. Durante su permanencia er. k.