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La leyenda de oro 4.pdf

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k2k LA LEYENDA DE ORO<br />

tentaba y encendía mas la hambre , que no la mataba.<br />

Luego que se <strong>de</strong>terminó á seguir esta vida,<br />

que digo , vendió (sin saberlo sus padres) la ca<strong>de</strong>na<br />

do <strong>oro</strong> que traía, y vistiéndose una ropa honesta<br />

y vil , se consagró al Señor para que entendiesen<br />

todos sus <strong>de</strong>udos , que aquel era su propósito y<br />

(¡ue no podrían persuadirla otra co.-a ; pues ya<br />

habia con<strong>de</strong>nado al mundo en su vestido. Vivió<br />

en su recogimiento tan encerrada, que nunca<br />

salió en público , ni habló con hombre ;<br />

y teniendo una hermana doncella , amábala y no<br />

la veía. Trabajaba con sus manos: hablaba con<br />

su esposo Jesucristo am<strong>oro</strong>samente, ó cantábale<br />

salmos y alabanzas; y cuando visitaba las iglesias<br />

<strong>de</strong> los santos mártires , iba con gran priesa por no<br />

ser vista. Gozábase mucho do no ser conocida <strong>de</strong><br />

nadie. Sustentábase casi lodo el año con el avuno,<br />

estando dos ó Ires días sin comer ; pero en ¡a cuaresma<br />

lendia las velas <strong>de</strong> su <strong>de</strong>voción , ayunando<br />

todas las semanas con gran santidad y alegría : y<br />

con esta aspereza <strong>de</strong> vida llegó á cincuenta años,<br />

sin dolerle el estómago ni vientre ni tener otros<br />

achaques ; antes sana en el cuerpo y mas en el<br />

alma. Tenia por <strong>de</strong>licias la soledad y en medio <strong>de</strong><br />

la ciudad <strong>de</strong> Roma \ivia, como si estuviera en<br />

el yermo. Oraba con lanía continuación , que<br />

tenia en las rodillas callos como <strong>de</strong> camello. No<br />

hay cosa mas alegre que su severidad , ni mas severa<br />

(pie su alegría , ni mas triste que su sua\ i Jad,<br />

ni mas suave que. su tristeza. El color quebrado<br />

<strong>de</strong> su rostro <strong>de</strong> tal manera muestra su santidad,<br />

que no hay en él rastro <strong>de</strong> ostentación. Sus palabras<br />

son tan compuestas y medidas, que hablando calla<br />

y callando habla. Sus pasos no son , ni espaciosos<br />

ni apresurados. Su vestido siempre fué el<br />

mismo , sin curiosidad; y en la misma limpieza y<br />

aseo hay un <strong>de</strong>scuido y menosprecio <strong>de</strong> eslo. Finalmente<br />

, ella sola con un perpetuo temor <strong>de</strong> vida<br />

ha alcanzado que en una ciudad tan colmada <strong>de</strong><br />

pompas, lascivia y <strong>de</strong>licias, y en la cual se tiene<br />

por miseria el ser humil<strong>de</strong> , los buenos la prediquen<br />

y los malos no osen <strong>de</strong>cirmal<strong>de</strong> ella: las víudasla<br />

imiten: las vírgenes y las casadas la honren:<br />

las menos recaladas la tenían ; y los sacerdotes la<br />

reverencien.<br />

3 Todo esto es <strong>de</strong> san Gerónimo en aquella<br />

epístola; y en otra que escribe á Principia , que<br />

es la ciento y cuarenta, hace mención <strong>de</strong> la erudición<br />

y santidad do Ásela : á quien escribió el<br />

mismo santo la epístola nóvenla y nueve, al tiempo<br />

que salió <strong>de</strong> Roma para Jerusalen. Do santa<br />

Ásela hace mención el Martirologio romano á<br />

los 6 <strong>de</strong> diciembre y el car<strong>de</strong>nal Baronío en sus anotaciones<br />

, y en el cuarto tomo <strong>de</strong> sus anales, y Paladio<br />

en su historia , cap. 29.<br />

SAN IIUJIBIÍRTO , CONFESOR. — San Humberto<br />

tuvo por padre á Eduardo y á Popitas por madre,<br />

personas ilustres y principales. Fué <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ruño tan<br />

dado á la virtud, que sus padres viendo que se congojaba<br />

con las cosas riel siglo, lo enviaron á la ciudad<br />

<strong>de</strong> <strong>La</strong>uduvo , que es León , y allí lo entregaion<br />

á preceptores duelos y excelentes para que le<br />

enseñasen las Letras sagradas y santas costumbres.<br />

Encerróse en un monasterio para po<strong>de</strong>rlo hacer<br />

DICIEMBRE , 6<br />

con mas recogimiento y tiempo; y así salió varón<br />

perfecto y digno <strong>de</strong>l sacerdocio : el cual recibió con<br />

gran <strong>de</strong>voción para po<strong>de</strong>r ayudar á los otros con<br />

su doctrina y ejemplo , como lo hizo con lan feliz<br />

sucoso, que muchos por su consejo <strong>de</strong>jaron los<br />

caminos torcidos y fragosos que llevaban, y se<br />

convirtieron al Señor. Pasado algún tiempo , tomando<br />

la bendición <strong>de</strong>l obispo , volvió á su lierra<br />

para ven<strong>de</strong>r las ricas posesiones que sus padres le<br />

habían <strong>de</strong>jado , y darlas hberalmenle á los que por<br />

servir al Señor habían menospreciado sus haciendas,<br />

y vivían en voluntaria pobieza , alabándolo<br />

y suplicándole <strong>de</strong> dia y <strong>de</strong> noche por los [recados<br />

<strong>de</strong>l mundo, lisiando en un lugar suyo <strong>de</strong>l campo,<br />

aportaron á él san Amando , obispo , y Nicusio,<br />

varón santo, que por su dovocíon iban á Roma.<br />

Hospedólos Humberto en su casa con gran candad,<br />

y rogóles que le llevasen en su compañía en aquella<br />

peregrinación; y los santos holgaron mucho <strong>de</strong><br />

ello, porque conocieron la gran santidad <strong>de</strong> Humberto.<br />

En esta jornada sucedió que habiendo llegado<br />

un día los santos peregrinos cansados <strong>de</strong>l camino<br />

, y estando sentados para reposar un poco,<br />

salió <strong>de</strong> un bosque, que estaba allí cerca , un oso<br />

<strong>de</strong> extremada gran<strong>de</strong>za , y embistió con un caballo<br />

<strong>de</strong> carga que llevaban , y le <strong>de</strong>spedazó y comenzó<br />

á comer <strong>de</strong> él. Guando los santos quisieron<br />

proseguir su camino , enviaron por el caballo, pensando<br />

que estaba paciendo en el campo, y halláronle<br />

muerto y medio comido <strong>de</strong>l oso que allí estaba<br />

ensangreniado y relamiéndose cabe él. Entonces<br />

san Humberto con gran ánimp echó mano<br />

<strong>de</strong>l oso y díjolo: Pues que tú has muerto al caballo<br />

quo Dios nos habia dado para nuestra ayuda<br />

, será necesario que suplas la falla que nos hace<br />

y que nos lleves la carga que él nos habia <strong>de</strong> llevar<br />

en toda esla peregrinación. Fué cosa maravillosa,<br />

que entonces el o.-o, como si fuera una oveja , a í<br />

estuvo quedo y obe<strong>de</strong>ció , y se <strong>de</strong>jó cargar, y los<br />

sirvió en todo aquel camino. Cuando comían so<br />

ponía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos aguardando que le diesen<br />

su ración , y la recibía con gran<strong>de</strong> humildad , y<br />

luego se volvía á guardar el halo con gran vigilancia<br />

y cuidado. Había un gran concurso <strong>de</strong> gente en<br />

los pueblos y ciuda<strong>de</strong>s por don<strong>de</strong> [jasaban , por ver<br />

aquel oso lan disforme y íeroz por su naturaleza,<br />

manso, obediente y cargado por virtud divina.<br />

Pero para que aquel espanto <strong>de</strong> la gente no fuese<br />

ocasión á los santos <strong>de</strong> alguna vanidad , ya que llegaban<br />

cerca <strong>de</strong> Roma , le apareció al papa un ángel<br />

que le dijo , que <strong>de</strong> las parles <strong>de</strong> Poniente venían<br />

á Roma unos santos varones : que les enviase<br />

¡¡<strong>de</strong>cir, antes que entrasen en ella, que soltasen<br />

aquella fiera bestia quo traían para su servicio, y<br />

la <strong>de</strong>jasen volver al bosque , para que aquella novedad<br />

no causase entro la gente vulgar alguna admiración.<br />

El papa se lo envió á mandar, y los<br />

santos obe<strong>de</strong>cieron , y el oso quedó libre <strong>de</strong> aquella<br />

sujeción.<br />

2 Volvió san Humberto con sus compañeros:<br />

y yéndose san Amando con san Nicasio al territorio<br />

Heibüitenso, él se fué á la provincia <strong>de</strong> 11ananio,<br />

en los estados <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s. Después tuvo<strong>de</strong>vocion<br />

do volver otra vez solo á Roma : y oslando

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