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La leyenda de oro 4.pdf

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518 LA LEYENDA DE ORO. DICIEMBRE, 29<br />

<strong>de</strong> la justicia y <strong>de</strong> la disciplina eclesiástica (porque<br />

con tantos trabajos y fatigas, no se habían podido<br />

embotar), y comenzó luego ó hacer su oficio pastoral<br />

, con tan gran<strong>de</strong> entereza , que los que tenian<br />

por testigos y acusadores <strong>de</strong> su mala vida sus propiasconciencias,<br />

no quisieron aguardar la sentencia<br />

<strong>de</strong> tan recto juez. Mandó ó algunos obispos que hiciesen<br />

alguna satisfacción <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong>litos por<br />

ellos cometidos. Estos convocaron contra él á muchos<br />

eclesiásticos y seglares <strong>de</strong> los mas principales<br />

<strong>de</strong>l reino , y todos á una acudieron al rey, diciendo<br />

, que el arzobispo se queria levantar con el reino<br />

, y que no venia mas humil<strong>de</strong> <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stierro,<br />

sino mas soberbio: que cuando salía <strong>de</strong> casa , todos<br />

le acompañabatrcomo si fuera la misma persona<br />

<strong>de</strong>l rey; y que para serlo no le faltaba sino<br />

ponerse la c<strong>oro</strong>na , y <strong>de</strong>cir que lo queria ser. Supieron<strong>de</strong>cirle<br />

tales cosas, que el rey, creyéndolas ligeramente<br />

como amigo reconciliado, y sin averiguar<br />

mas la verdad, dijo con gran<strong>de</strong> enojo : Cómo<br />

¡ qué no pueda yo valerme con un clérigo <strong>de</strong> mi<br />

reino ! Malditos sean todos los que comen mi pan ;<br />

pues ninguno <strong>de</strong> ellos me venga <strong>de</strong> tal hombre.<br />

Oyeron estas palabras algunos criados <strong>de</strong>l rey : y<br />

como la lisonja es tan po<strong>de</strong>rosa, y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> dac<br />

gusto á los príncipes tan ciego y arrebatado , creyeron<br />

que le harian una cosa muy grata, si matasen<br />

al arzobispo : y así cuatro <strong>de</strong> sus criados principales<br />

se <strong>de</strong>terminaron á hacerlo. Pero antes que<br />

lo ejecutasen , como se publicó en el reino el sentimiento<br />

y enojo que contra el santo prelado habia<br />

concebido el rey (aunque comunmente le tenian y<br />

veneraban por sanio), no se pue<strong>de</strong> creer fácilmente<br />

, como los ánimos <strong>de</strong>l vulgo se mudaron y le<br />

comenzaron á escarnecer y hacer burla <strong>de</strong> él: en<br />

tanto grado , que Polid<strong>oro</strong> Virgilio , diligente historiador<br />

<strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Inglaterra , escribe que<br />

]'asando á esta sazón por una al<strong>de</strong>a , los moradores<br />

<strong>de</strong> ella , por afrentarle, corlaron la cola <strong>de</strong>l caballo<br />

en que iba el sanio prelado ; pero por castigo<br />

<strong>de</strong> Dios , todos los hijos <strong>de</strong> los que tuvieron este<br />

atrevimiento nacieron <strong>de</strong>spués con cola , como si<br />

hieran bestias; y duró esto hasta que se acabó su<br />

generación.<br />

7 Pero los criados <strong>de</strong>l rey , para ejecutar mejor<br />

la maldad , tomando consigo gente armada y<br />

lacmerosa ; fueron un día <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> comer ó casa<br />

<strong>de</strong>l arzobispo , como unos perros rabiosos, para<br />

darle la muerte : y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber pasado con él<br />

algunas razones <strong>de</strong>scorteses, y respondido el santo<br />

prelado á ellas, por una parte con gran humildad<br />

v mo<strong>de</strong>stia , y por otra con gran valor y constancia<br />

; ellos se salieron <strong>de</strong> su casa , para llamar á los<br />

soldados que traían consigo; y el sanio se entró en<br />

la iglesia, porque era hora <strong>de</strong> vísperas. Queriendo<br />

los clérigos cerrar las puertas, les mandó que no<br />

lo hiciesen , diciendo que la iglesia no se habia <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r al modo <strong>de</strong> las fortalezas cercadas <strong>de</strong> enemigos<br />

, y que él , pa<strong>de</strong>ciendo , y nó peleando,<br />

habia <strong>de</strong> vencer. Entraron aquellos crueles verdugos<br />

en la iglesia con gran fuior, diciendo á gran<strong>de</strong>s<br />

voces • ¿ Dón<strong>de</strong> está Tomás Beket, traidor al rey<br />

y al reino? ¿ Dón<strong>de</strong> está el arzobispo? Y el santo,<br />

sin turbarse, pronto: Aquí estoy (dice): nó traidor<br />

al rey , sino sacerdote <strong>de</strong> Jesucristo , aparejado á<br />

morir por aquel que me redimió con su sangre.<br />

Nunca Dios quiera que yo huya vuestras espadas,<br />

ó por temor <strong>de</strong> ellas me aparto <strong>de</strong> la justicia. Aquí<br />

(dijeron ellos) morirás y recibirás el pago <strong>de</strong> tu<br />

atrevimiento. Y el santo mártir: Y r<br />

o cierto aparejado<br />

estoy á morir por mi Señor , para que la Iglesia<br />

con mi sangro alcance paz y libertad. Pero<br />

mirad que os mando <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios todopo<strong>de</strong>roso<br />

, que no maltratéis ni toquéis á alguno <strong>de</strong><br />

los mios. Si hay culpa , yo la tengo; y ellos nó.<br />

Púsose luego <strong>de</strong> rodillas , y como un ciervo acosado<br />

y sediento , que se ve cerca <strong>de</strong> una copiosa<br />

fuente <strong>de</strong> aguas vivas, y con ímpetu se echa en<br />

ella; así él, viendo que so liegaba la c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong>l<br />

martirio, que con tanta ansia <strong>de</strong>seaba , se arrojó<br />

en las manos <strong>de</strong>l Señor, juntando y levantando las<br />

suyas al cielo , y suplicando á Dios que mirase por<br />

su Iglesia, por la intercesión <strong>de</strong> la gloriosísima Virgen<br />

María nuestra Señora , y <strong>de</strong> san Dionisio,<br />

obispo y mártir , y <strong>de</strong> otros santos sus patrones.<br />

Arremetieron los verdugos al santo sacerdote, para<br />

ofrecerle en sacrificio : y uno <strong>de</strong> ellos le <strong>de</strong>scargó<br />

con la espada un fiero golpe en la cabeza , <strong>de</strong> la<br />

cual comenzó luego á correr mucha sangre ; y que •<br />

riendo un clérigo, llamado Eduardo [que es (1<br />

que escribe su vida], amparar á su prelado ( porque<br />

los <strong>de</strong>más monjes y clérigos <strong>de</strong>spavoridos lo<br />

habían <strong>de</strong>samparado), y abrazándose con él, le<br />

cortaron un brazo y le hirieron malamente. Mas<br />

santo Tomás, aunque estaba herido en la cabeza,<br />

no la movió ni torció el cuerpo; antes estando inmoble,<br />

y muy constante en su oración, esperaba<br />

tras aquel golpe otros que le dieron, hasta que<br />

cayó junio al altar, don<strong>de</strong> estaba <strong>de</strong> rodillas,<br />

y el celebro y sesos <strong>de</strong> su santa cabeza fueron<br />

esparcidos por aquel suelo. Salieron <strong>de</strong> la iglesia<br />

aquellos sayones y ministros <strong>de</strong> Satanás , y entraron<br />

en las casas <strong>de</strong>l sumo pontífice, y saqueáronlas<br />

sin <strong>de</strong>jar en ellas otra cosa , que dos cilicios,<br />

porque no eran á su propósilo ; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>saparecieron<br />

, y cada uno se fué por su parle: aunque<br />

por justo juicio <strong>de</strong> Dios todos murieron <strong>de</strong>mro <strong>de</strong><br />

tres años. El primero que le hirió murió en Sicilia<br />

, <strong>de</strong>spedazando sus carnes , y echándolas <strong>de</strong> sí<br />

á pedazos ; y así él, como todos <strong>de</strong>más que so<br />

habían hallado en aquel sacrilegio, mientras que<br />

les duró la vida , siempre anduvieron temblando,<br />

y como pasmados v sin juicio: y ellos mismos<br />

confesaban que era justo castigo <strong>de</strong> Dios.<br />

8 Los clérigos y frailes do su Iglesia , <strong>de</strong>spués<br />

que aquellos crueles carniceros huyeron, cobrando<br />

ánimo, volvieron á ella, y <strong>de</strong>rramando muchas<br />

lágrimas, tomaron el cuerpo <strong>de</strong>l santo arzobispo, y<br />

le pusieron en unas andas, y con lienzos cogían la<br />

sangro que habia salido <strong>de</strong> él : ungíanse con ella<br />

los ojos; y guardábanla y reverenciábanla como<br />

una preciosa reliquia. Desnudáronle, y hallaron á<br />

raíz <strong>de</strong> las carnes <strong>de</strong>l santo mártir un áspero cilicio<br />

, que llegaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cuello hasta las rodillas,<br />

y muy apretado y tan lleno do piojos , que parecía<br />

otro género <strong>de</strong> martirio el haberlos podido sufrir.<br />

Aquí se doblaron las lágrimas do todos los que<br />

estaban prosontes, y conocieron mas la santi-

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