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La leyenda de oro 4.pdf

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380 LA LEYENDA DE 0110<br />

nian poca fe , sabiendo que Dios había <strong>de</strong> cuidar<br />

<strong>de</strong> ellos.<br />

o Sucedía , pues, asi, que cuando menos juzgaban,<br />

entraban por la puerta cargas <strong>de</strong> pan y<br />

otros manjares, que principes v personas po<strong>de</strong>rosas<br />

y <strong>de</strong>votas enviaban, sabiendo cuan bien distribuía,<br />

y especialmente el rey, que continuamente<br />

le socorría. Murió Gotario , y heredó con el reino<br />

el amor que á Eloy tenia su hijo Dageberto . el<br />

cual le estimaba tanto , que no solo le socorría con<br />

gran<strong>de</strong>s sumas <strong>de</strong> <strong>oro</strong> y plata , con que edificó templos,<br />

monasterios y hospitales, sino es cpre también<br />

le hizo dueño <strong>de</strong> su voluntad; y así sucedia,<br />

que estando muchas \eces ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> príncipes,<br />

obispos y magnates, en viendo á Eloy , á todos los<br />

<strong>de</strong>jaba para gozar á solas <strong>de</strong> su dulce conversación<br />

y trato amable. Infinitos fueron y raros sus milagros:<br />

porque con solo mandarlo se levantaban sanos<br />

y buenos los tullidos: veían los ciegos : oían<br />

los sordos: sanaban los leprosos : lanzaba los <strong>de</strong>monios<br />

y espíritus inmundos <strong>de</strong> los cuerpos <strong>de</strong> los<br />

míseros que atormentaban , y curaba <strong>de</strong> todas enfermeda<strong>de</strong>s;<br />

pero era tanta su humildad , que á los<br />

que sanaba , <strong>de</strong>cía : De verdad os digo , que si no<br />

dais las gracias á Dios y á san Dionisio (ú otros<br />

santos que solia nombrar), que es quien os ha<br />

curado , volveréis á pa<strong>de</strong>cer la misma enfermedad<br />

, <strong>de</strong> que vais sanos. Hacíales esta exhortación<br />

con esta amenaza , para evitar el que no publicasen<br />

que él había hecho el milagro, sino es el santo<br />

á quien él le alribuia ; y con esto huia la vanagloria.<br />

¿Cuántas veces multiplicó el pan para los pobres?<br />

¿Cuántas el vino y otros manjares? Fuera<br />

nunca acabar si comenzáramos á referir la suma<br />

casi infinita <strong>de</strong> sus milagros : contentarémonos con<br />

poner algunos, por abreviar.<br />

O Ardía la ciudad <strong>de</strong> París, hecha por todas<br />

partes un volcan , sin que hubiese remedio humano<br />

á tanto incendio: llegaban ya las voraces llamas<br />

á la iglesia <strong>de</strong> San Marcial, fábrica maravillosa<br />

<strong>de</strong> Eloy; y él con el sentimiento <strong>de</strong> que el<br />

fuego consumiese aquel <strong>de</strong>voto y magnífico templo<br />

, que él con tanto estudio y amor había fabricado<br />

á honra y gloria <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong> su santo<br />

y siervo Marcial, sacando un suspiro <strong>de</strong> lo íntimo<br />

<strong>de</strong> su corazón , dijo en alta voz : ¡ O bendito san<br />

Marcial 1 ¿Por qué no socorres tu casa? Pues sabe<br />

que si la <strong>de</strong>jas quemar, y cual pue<strong>de</strong>s no la libras<br />

y <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>s, que no tienes que esperar <strong>de</strong> Eloy<br />

que vuelva á edificarte otra. ¡ Caso maravilloso!<br />

Apenas acabó estas palabras, cuando el fuego<br />

<strong>de</strong>sapareció , no solo <strong>de</strong>l templo, sino es <strong>de</strong> todo<br />

aquel barrio: con que libró el templo, el monasterio<br />

que junto á él habia edificado, y á todos los<br />

vecinos <strong>de</strong> tan voraz incendio. Otra vez sucedió<br />

que robaron la plata y <strong>oro</strong> y <strong>de</strong>más ornamentos y<br />

vasos preciosos que habia consagrado al templo <strong>de</strong><br />

Santa Columba , fábrica también suya : diéronle<br />

la triste nueva; pero él, aunque lo sintió gran<strong>de</strong>mente<br />

, no se dio por entendido, sino que se fué á<br />

la misma iglesia, y puesto en oración humil<strong>de</strong>,<br />

dijo : Oye , santa Columba, lo que, digo : bien sabe<br />

mi Ro<strong>de</strong>ntor Jesucristo, que si no vuelves luego<br />

los ornamentos y arreos que han robado á esta<br />

DICIEMBRE ; 1<br />

iglesia, sin que falle cosa alguna, que tengo do<br />

traer zarzas, espinas y abrojos, y sembrar <strong>de</strong> ellas<br />

la puerta <strong>de</strong> este templo , cubriéndola <strong>de</strong> suerte<br />

que nadie pueda jamás entrar aquí á venerarte, ni<br />

tener <strong>de</strong> tí memoria. Dichas estas razones con<br />

su sencillez santa , se fué á su casa , y apenas<br />

amaneció el siguiente día, cuando fué á verle el<br />

sacristán <strong>de</strong>. la dicha iglesia , gozosísimo, refiriendo,<br />

como al abrir las puertas aquella mañana y entrar<br />

en la iglesia, habia hallado todo cuanto habían<br />

robado la noche antes, que lo habían vuelto<br />

ó restituir aquella noche misma , sin que fallase ni<br />

un alfiler. Con este imperio inocente y sencillo<br />

hablaba y obraba tanlos prodigios.<br />

7 Muerto Acario, obispo noviomense , fué<br />

electo Eloy milagrosamente: con que, aunque su<br />

humildad huia el cargo y honor, hubo <strong>de</strong> sujetarse<br />

á la disposición divina y gesto <strong>de</strong>! rey, aceptando<br />

la carga. Puesto ya sobre el can<strong>de</strong>lero <strong>de</strong> la Iglesia<br />

, comenzó á lucir mas y mas cada día, con<br />

ejemplos raros <strong>de</strong> virtud , humildad y caridad, apacentando<br />

sus ovejas como pastor celestial , con<br />

espiritual y corporal alimento. Predicaba continuamente:<br />

y para que mas provecho hiciese la<br />

divina palabra , ejecutaba primero con las obras<br />

lo que con las palabras enseñaba. Tenia un lugar<br />

señalado, en que todos los días se ocupaba en servir<br />

á los pobres y enfermos, lavándoles el mismo<br />

los pies y manos, cortándoles el cabello disforme,<br />

peinándoles y limpiándoles las cabezas <strong>de</strong> llagas<br />

asquerosas y otras inmundicias , <strong>de</strong>jándoles limpios<br />

y sanos, dándoles <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> comer y beber con<br />

sus mismas manos, y vistiendo á los <strong>de</strong>snudos y<br />

menesterosos : y si saliendo estos , venían mas,<br />

volvía <strong>de</strong> nuevo á su santo ejercicio , sin que jamás<br />

se cansase. Sentaba todos los dias á su mesa<br />

doce pobres que comiesen con él , lavándoles antes<br />

los pies y manos , y sirviéndoles el pan y vino,<br />

y <strong>de</strong>spués sentándose con ellos. Como su caridad<br />

era tan gran<strong>de</strong> y ferv<strong>oro</strong>sa , no se contentaba con<br />

usarla solo con los vivos, sino es, que pasaba á<br />

ejercerla también con los muertos; y <strong>de</strong> estos no<br />

solo con socorrer sus almas, ofreciendo continuos<br />

sufragios por las benditas almas <strong>de</strong>l purgatorio,<br />

sino es, cuidando <strong>de</strong> sepultar los cadáveres <strong>de</strong><br />

aquellos que hallaba ajusticiados y muertos por<br />

los caminos : y para po<strong>de</strong>r usar <strong>de</strong> este acto gran<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> misericordia sin contradicción <strong>de</strong> las justicias,<br />

sacó una facultad <strong>de</strong>l rey , que lo dio amplísima<br />

y prontamente, gozoso (porque jamás le negó cosa<br />

que Eloy le pidiese): con que unas veces iba él<br />

mismo por los caminos: otras enviaba á sus ministros<br />

á buscar los cuerpos muertos ; y á lodos<br />

daba piadosa sepultura. Un dia (entreoíros) halló<br />

un hombreen la horca, y bajándole <strong>de</strong> ella<br />

(como solia) , mientras sus compañeros le prevenían<br />

la sepultura , Eloy comenzó ú palparle y tocarle<br />

<strong>de</strong> pies á cabeza , y reconociendo que Dios<br />

le volvía á la vida por virtud <strong>de</strong>l contacto do sus<br />

purísimas manos; para encubrir el milagro y huir<br />

las aclamaciones tan <strong>de</strong>bidas , como tan humil<strong>de</strong>,<br />

se previno , volviendo á mirar á sus compañeros, y<br />

diciendo: ¡ O qué gran <strong>de</strong>lito y maldad hubiéramos<br />

cometido en este punto ¡ enterrando este

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