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La leyenda de oro 4.pdf

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122 LA LEYENDA DE ORO.<br />

<strong>de</strong>r; ¿has puesto todo tu ánimo y esfuerzo contra<br />

Cristo, y sus siervos? ¿Y juzgas, obrando así,<br />

tener en paz tu cetro y c<strong>oro</strong>na? ¿Por ventura no<br />

temes el juicio <strong>de</strong> Dios? ¿Nó sabes que te ha <strong>de</strong><br />

pedir cuenta? Con esto se acabó <strong>de</strong>l todo <strong>de</strong> enfurecer<br />

mas el tirano , y mandando venir nuevos<br />

verdugos , que estuviesen <strong>de</strong>scansados , con fuertes<br />

y duros nervios <strong>de</strong> t<strong>oro</strong>s lo hizo segunda vez<br />

azotar tan cruelmente , que á pedazos le quitaban<br />

la carne, y la tierra corría arroyos <strong>de</strong> sagrada sangre<br />

: y lo que mas es <strong>de</strong> pon<strong>de</strong>rar que como todos<br />

sabían ei gran gusto que recibía el tirano emperador<br />

en ver pa<strong>de</strong>cer mas y mas al mártir <strong>de</strong><br />

Cristo; los verdugos lomaban nuevas fuerzas, y<br />

los circunstantes, unos sacaban las espadas, y le<br />

herían por diversas partes: otros le tiraban piedras;<br />

y el invictísimo mártir por todos y para todos<br />

pedia perdón y misericordia.<br />

i Tenia con razón hecho juicio el tirano, que<br />

si red ucia á su parecer al glorioso san Andrés, conseguia<br />

una gran victoria ; porque flaqueando este<br />

invencible guerrero, habian <strong>de</strong> flaquear infinitos,<br />

y siendo glorioso mártir, habian <strong>de</strong> serlo también<br />

infinitos con su ejemplo , como sucedió : y así probó<br />

tantear lodos los vados. Mandó otra vez que cesase<br />

el rigor, y volvió á las caricias, haciéndole<br />

mil olerías, á que resistió el fuerte y valeroso caballero<br />

<strong>de</strong> Cristo con tanto valor, como á los azotes<br />

y tormentos. Viendo el tirano que nada aprovechaba<br />

, volvió á los tormentos: mandóle herir<br />

en las mejillas con piedras hasta que no le <strong>de</strong>jasen<br />

diente ni muela en la boca , por vengarse <strong>de</strong><br />

las palabras con que lo habia reprendido su crueldad.<br />

Después <strong>de</strong> esto cruel tormento, lo mandó<br />

poner en la cárcel, y fué enviar á ella doctor y<br />

maestro ; porque allí predicaba y confortaba á los<br />

mártires <strong>de</strong> Jesucristo ; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber convenido<br />

á muchos, y confirmado á todos, <strong>de</strong>seaba<br />

ya tanto ser libre <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong> su cuerpo , y<br />

verse con Cristo, como otro Pablo , que provocaba<br />

al tirano Constantino , para que , ó le atormentase<br />

sin cesar, ó le acabase la vida , y perficionase la<br />

c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong> su martirio. Cuando ya le pareció al<br />

cruel y malvado emperador, que con tanto como<br />

habia pa<strong>de</strong>cido, se habría mudado el ánimo incontrastable<br />

<strong>de</strong>l guerrero valeroso, lo mandó sacar<br />

<strong>de</strong> la cárcel , y traer á su presencia ; pero viéndole<br />

siempre firme y constante, lo hizo <strong>de</strong>snudar<br />

otra vez , y mandó lo azotasen con mas rigor y<br />

crueldad que antes, si mas podía ser: y obe<strong>de</strong>ciendo<br />

los verdugos, le dieron tantos y tan crueles<br />

azotes, que renovándose <strong>de</strong> los primeros las llagas<br />

y heridas , era todo su sagrado cuerpo un mar <strong>de</strong><br />

sangre , corriendo entre ella los pedazos <strong>de</strong> carne<br />

por tierra; pero aunque le <strong>de</strong>spedazaban y quitaban<br />

las carnes, jamás pudieron quitarle, ni una<br />

mínima parte <strong>de</strong>l tes<strong>oro</strong> <strong>de</strong> la le que en su corazón<br />

guardaba.<br />

5 Cansado ya el tirano <strong>de</strong> herirle y alormenlarle<br />

, se confesó vencido <strong>de</strong> la constancia <strong>de</strong>l invicto<br />

mártir: y así dio contra él la sentencia <strong>de</strong><br />

muerte, mandando le atasen por los pies con fuertes<br />

cuerdas, y que lo arrastrasen por la ciudad,<br />

dando vueltas á todas las calles y plazas públi-<br />

OCTUBRE , 17<br />

cas , y en llegando al lugar don<strong>de</strong> morían afrentosamente<br />

los malhechores, allí fuese arrojado y<br />

muerto, <strong>de</strong>jándolo entre ellos, para que no pudiese<br />

su cuerpo santísimo ser venerado <strong>de</strong> los cristianos.<br />

Todo por su or<strong>de</strong>n fué ejecutado: y pasando<br />

por una plaza un pescador , instigado sin<br />

duda <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio , <strong>de</strong>jó los peces que vendía , y<br />

corrió al santo mártir, y <strong>de</strong> un golpe que le dio<br />

con una cuchilla le corló un pié, con que acabó<br />

felizmente la carrera y la vida, volando su sacratísima<br />

alma á los cielos á ser colocada en el c<strong>oro</strong><br />

<strong>de</strong> los espíritus soberanos, ó invencibles mártires,<br />

dándole lodos mil parabienes <strong>de</strong> tan glorioso triunfo<br />

, como habia alcanzado <strong>de</strong>l tirano emperador<br />

Constantino Coprónimo. Su cuerpo santísimo fué<br />

arrojado en el lugar inmundo (fe los malhechores,<br />

y expuesto mucho tiempo á ser <strong>de</strong>spedazado y comido<br />

<strong>de</strong> las fieras ; mas no sucedió así, como <strong>de</strong>seaba<br />

el tirano : porque llegándose doce hombres<br />

poseídos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio á aquel lugar, y tocando<br />

casualmente el cuerpo glorioso que Dios conservaba<br />

allí milagrosamente <strong>de</strong>fendido <strong>de</strong> aves y fieras,<br />

al instante quedaron sanos y libres <strong>de</strong> la<br />

opresión délos <strong>de</strong>monios, que mucho tiempo habia<br />

que los atormentaban : con que , confesando<br />

á voces el milagro , conocieron al santo mártir , y<br />

dando cuenta á los piadosos católicos , lo sacaron<br />

<strong>de</strong> allí, y dieron honorífica sepultura en un lugar<br />

llamado Crisis, don<strong>de</strong> está, y obra Dios por él infinitos<br />

milagros. Fué su gloriosa muerte y martirio<br />

á 17 <strong>de</strong> octubre (dia en que lo celebra la Iglesia)<br />

por los años <strong>de</strong>l Señor do 701. Escribieron su<br />

vida v martirio lo "riegos en su Menologio ; Melatraste;<br />

Lipomano, tomo vi; Surio, lomov;Zonaras,<br />

tomo m Annalium Ilistor. rniscel. ex<br />

Theophane, et Cedreno in Compend. aun. 21<br />

Conslanlini Copronimi; el Martirologio romano;<br />

y Baronio en sus anotaciones, y en el tomo<br />

ix <strong>de</strong> sus Anales , ann. 701 , núm. 84.<br />

* SAN ERON , OBISPO Y MÁRTIR.—Fué natural<br />

<strong>de</strong> Siria y se convirtió á la religión cristiana<br />

por la predicación <strong>de</strong> san Ignacio, patriarca <strong>de</strong> Anlioquía,<br />

que le confirió el diaconado. En la escuela<br />

<strong>de</strong> este ilustre <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la fó aprendió Eron no<br />

solo las ciencias eclesiásticas , sino también las mas<br />

sublimes virtu<strong>de</strong>s. Después que el emperador Trajano<br />

se llevó á san Ignacio á Roma y lo hizo <strong>de</strong>vorar<br />

por las fieras , lué Eron elegido y consagrado<br />

obispo <strong>de</strong> Anlioquia , cuya Iglesia gobernó por espacio<br />

<strong>de</strong> veinte años , muriendo martirizado en la<br />

misma ciudad , el año 130 <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

SANTA MAMELTA, MÁRTIR. — Era natural <strong>de</strong><br />

Persia y vivió en este país, entregada á las supersticiones<br />

<strong>de</strong>l paganismo. Sin embargo , su vida arreglada<br />

y las bellas disposiciones <strong>de</strong> su corazón<br />

hacían que ya antes <strong>de</strong> conocer la religión cristiana,<br />

perteneciese su espíritu al cristianismo á causa <strong>de</strong><br />

la inclinación que profesaba á la verdad y á las<br />

doctrinas sanas. Electivamente Dios quiso para sí<br />

aquella alma tan buena, y enviándola cierto dia<br />

un ángel, la iluminó con la divina revelación, y por<br />

medio <strong>de</strong>l mensajero la hizo <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>jase el<br />

culto <strong>de</strong> los ídolos y abrazase el <strong>de</strong>l Dios verda<strong>de</strong>ro-<br />

Gozosa entonces Mamelta y fiel al celestial

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