Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
la personalidad del general pedro Santana. garcía godoy evidentemente no guardó las
debidas proporciones entre la acción y los antecedentes políticos que la explican, cosa
que sin duda reduce el interés de la primera y limita el conflicto interno, el verdadero
choque de intereses y pasiones, base de todo drama, aun del drama histórico novelado,
a una parte mínima en relación con el número de páginas que abarcan las reminiscencias
y las reflexiones sobre materias que no se vinculan a la intriga en forma absolutamente
necesaria.
La forma impersonal en que el autor alude a los personajes sobre los cuales recae, en
determinado momento, el interés principal de la novela, esto es, a los dones a quienes amenaza
con la muerte la delación de Rufinito, también contribuye con toda evidencia a hacer
menos intensa la oposición entre los dos intereses en conflicto. El drama obraría sin duda
con más fuerza sobre el ánimo del lector si el interés de la intriga, precisamente cuando la
situación llega a su momento culminante, en vez de concentrarse en unas cuantas personas
desconocidas, se cifrara en uno o varios tipos de fisonomía más destacada.
pero hay también en Rufinito aciertos de primer orden, rasgos que prueban que garcía
godoy barruntó más de una vez con genial intuición los horizontes de la gran novela. El
personaje central, símbolo de los sentimientos de irreflexiva y apasionada adhesión que
despertó en la soldadesca y en las multitudes, después de la victoria de Azua, la figura
militar de Santana, se halla enérgicamente diseñado. El Rufinito del relato no es una
caricatura sino un ser de carne y hueso, dotado de grandes pasiones bajo su apariencia
inofensiva, y el arte del novelista logra convertir a ese sujeto, presentado como un simple
tipo de mandadero popular cuando sale por primera vez a escena, en un agente activo y
peligroso en quien se engendra un nuevo carácter por obra de la idolatría política. Junto a
ese tipo de conspirador espontáneo, súbitamente convertido en eje de una tragedia política,
García Godoy coloca a los dones, clase influyente que trabaja en favor del establecimiento
de un gobierno de fisonomía democrática, y por encima de éstos, aparentemente relegado
a un plano de segundo orden cuando en realidad es la figura que más se destaca en todo el
drama, porque es la única que el autor erige en símbolo del ideal febrerista, al general Ramón
Mella, el más apagado de los tres fundadores de la república, pero a quien el novelista
presenta como al más decidido y valiente defensor que tuvo a raíz de la independencia la
legalidad republicana.
La descripción de la llegada de Duarte al Cibao, poco después de proclamada la república,
encierra una feliz reconstrucción de aquel suceso. garcía godoy hace aquí un verdadero
alarde de imaginación retrospectiva. Las escenas de júbilo que provoca el viaje del padre
de la patria, se hallan descritas con energía y dan a veces la impresión de que el novelista
ha sido testigo de lo que narra y que ha participado con increíble fervor del entusiasmo de
aquellas manifestaciones populares.
Las cualidades de gran volumen con que el novelista se anuncia en Rufinito, no permiten
desde luego reparar en los pequeños descuidos gramaticales en que incurrió una que otra
vez el autor, arrastrado sin duda por su manía oratoria: acaso el gusto de los lectores menos
advertidos repruebe frases como las siguientes, afectadas con exceso: “No había por aquel
entonces otro alumbrado que el intermitente debido al poético satélite terrestre”; y errores
de tan poca cuenta como los que siguen: “Un adulterio consumado o en ciernes, o el rapto de
alguna garrida muchacha del campo…”; “En su auditorio habitual… empezaba a influenciar
voluntades, a crear una atmósfera favorable a Santana”.
130