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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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EMILIO RODRígUEz DEMORIzI | MúSICA y bAILE EN SANtO DOMINgO<br />

LIMINAR<br />

Cuando por el ya lejano 1945 aparecían estas páginas en el diario La Nación, dos queridos<br />

y respetados amigos, el Lic. Ml. <strong>de</strong> J. troncoso <strong>de</strong> la Concha y el Maestro José <strong>de</strong> Jesús<br />

Ravelo, me instaron a recogerlas en libro.<br />

La mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong> tales escritos y sobre todo la circunstancia <strong>de</strong> no ser músico ni mucho<br />

menos, no <strong>de</strong>jaron que prendiese en mí el generoso estímulo <strong>de</strong> tan ilustres amigos; mas<br />

hoy, atribuyéndoles algún valor documental y por lo mismo alguna utilidad, cedo al fin a las<br />

instancias <strong>de</strong> Don Chuchú y <strong>de</strong> Don pipí, como les llamábamos todos, y reúno, remozadas<br />

con algunos apuntes nuevos, las olvidadas páginas.<br />

Sea, al menos, grano <strong>de</strong> arena en la aportación a la bibliografía dominicana <strong>de</strong> la<br />

sugestiva materia –la música y el baile– que ya cuenta con doctos trabajos, entre otros<br />

<strong>de</strong> Esteban peña Morell, <strong>de</strong>l Maestro Ravelo, <strong>de</strong> Julio Arzeno, <strong>de</strong> Juan Francisco garcía,<br />

<strong>de</strong> doña Flérida <strong>de</strong> Nolasco, <strong>de</strong>l Dr. Enrique <strong>de</strong> Marchena Dujarric, <strong>de</strong> Julio Alberto hernán<strong>de</strong>z<br />

y <strong>de</strong> Luis Rivera, y con el estudio, en preparación, <strong>de</strong> la admirable pianista Aída<br />

bonnelly <strong>de</strong> Díaz grullón.<br />

E. R. D.<br />

De nuestra cultura musical<br />

Volvamos a lo antiguo - Verdi<br />

Des<strong>de</strong> temprano hubo en la Española agrupaciones que fueron echando las bases <strong>de</strong> la tradición<br />

musical dominicana. Contó la Catedral <strong>de</strong> Santo Domingo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su erección, con Chantre<br />

y Organista y Coro, y con músicos como Cristóbal <strong>de</strong> Llerena, nacido junto al Ozama en 1540,<br />

“hombre <strong>de</strong> rara habilidad, porque sin maestro lo ha él sido <strong>de</strong> sí mismo, y llegado a saber tanto<br />

latín que pudiera ser catedrático <strong>de</strong> prima en Salamanca y tanta música que pudiera ser maestro<br />

<strong>de</strong> Capilla <strong>de</strong> toledo”, según <strong>de</strong>cía el Arzobispo López <strong>de</strong> Ávila en carta <strong>de</strong> 1588 a Felipe II.<br />

En las Universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Santo Domingo fundadas a mediados <strong>de</strong>l siglo xVI, existía la<br />

cátedra <strong>de</strong> música, cuya principal misión <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> ser proveer <strong>de</strong> músicos a las capillas <strong>de</strong><br />

las iglesias <strong>de</strong> la Isla. y en el Seminario <strong>de</strong> San Fernando, <strong>de</strong> 1792, existía un Curso <strong>de</strong> canto<br />

llano. No hay, sin embargo, <strong>de</strong> ese largo período <strong>de</strong> tres siglos, noticias <strong>de</strong> composición musical<br />

apreciable. Apenas aparece, junto al cálido elogio <strong>de</strong> la maestría <strong>de</strong> Llerena, la larga<br />

lista <strong>de</strong> organistas y chantres <strong>de</strong> las viejas iglesias <strong>de</strong> la Colonia.<br />

El ambiente musical se mantuvo en festiva animación no obstante las vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />

parte española <strong>de</strong> la Isla: hay un piano, en la ciudad, en casa <strong>de</strong>l Dr. Segura, en tiempos <strong>de</strong><br />

la dominación francesa; abundan las orquestas bajo la España Boba; y en los oscuros días <strong>de</strong>l<br />

dominio haitiano se apren<strong>de</strong>, como Duarte, la flauta y la guitarra.*<br />

pedro henríquez Ureña señala que la sólida cultura colonial <strong>de</strong> Santo Domingo se extendía<br />

a la música. En efecto, fue un dominicano, el Dr. bartolomé Segura y Mieses, quien llevó a<br />

Cuba el primer piano en que se dieron allí los primeros conciertos, en los comienzos <strong>de</strong>l siglo<br />

*Según Rosa Duarte, el Padre <strong>de</strong> la Patria “se ocupaba también en apren<strong>de</strong>r la música; con don Antonio Mendoza<br />

aprendió la flauta; su instrumento favorito fue la guitarra”. En los tiempos <strong>de</strong> la dominación haitiana, en 1829,<br />

era maestro <strong>de</strong> flauta, en Santo Domingo, el Sr. Leyba. Anteriormente, en los comienzos <strong>de</strong>l siglo, estudiaba música,<br />

en Santiago, el historiador don Antonio Del Monte y Tejada. Era “aficionado a la música, pues en su juventud tocó el<br />

violín”, <strong>de</strong>cía su hija Caridad Del Monte.<br />

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