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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
V. El siglo XVIII
En el siglo XVIII ya no son tantas las personalidades de significación intelectual que
residen en la colonia, o siquiera la visitan y permanecen allí algún tiempo. De los propios
nativos de capacidad superior, no son pocos los que abandonan la isla. 100
No obstante, la superioridad que en la jerarquía eclesiástica mantuvo Santo Domingo
durante siglos, seguía atrayendo religiosos eminentes. podemos apreciarlo así con sólo citar
algunos arzobispos que tuvo Santo Domingo en el siglo xVIII: Fray Francisco del Rincón,
al empezar la centuria; el doctor Domingo pantaleón Alvarez de Abreu, que escribió una
Compendiosa noticia de la Isla de Santo Domingo, con ocasión de una visita pastoral que giró a
su jurisdicción en 1739; 101 Fray Ignacio de padilla y Estrada (1696-1761), nacido en México,
pero hijo de un nativo de la isla; y Fray Fernando portillo y torres (1728-1803), que estuvo
en posesión de la silla de 1789 a 1798. 102 Entre los religiosos que por distintas causas visitaron
la isla en el siglo xVIII podemos mencionar también a Fray Agustín de quevedo y Villegas,
que publicó a mediados del siglo dos volúmenes de tratados teológicos en latín.
La Universidad de Santiago de la paz y de gorjón quedó suprimida en 1747 al ser expulsados
los jesuitas; pero la Universidad de Santo tomás de Aquino fue siempre un poderoso
centro de atracción al cual acudían estudiantes de otras regiones de la América intertropical.
Entre sus catedráticos no escaseaban los que allí mismo habían cursado estudios, como
el doctor Francisco pujol, médico catalán de quien se conocen obras sobre materias de su
profesión publicadas en Cádiz en 1758 y el jurisconsulto venezolano doctor Juan Ignacio
Rendón y Dorsuna (1761-1836).
ya en el siglo xVIII fueron creadas, a imagen y semejanza de la Universidad de Santo
Domingo, las Universidades de La habana y de Caracas, cuyos primeros rectores salieron de
Santo Domingo: así Fray tomás de Linares, que abrió la de La habana en 1728, fue reelecto
dos veces más y murió en 1764, Fray Ignacio José de poveda, elegido para la rectoría en 1738;
así el doctor Francisco Martínez de porras, venezolano graduado en Santo Domingo, que
abrió la de Caracas en 1725, y José Mijares de Solórzano, uno de sus catedráticos fundadores,
que la regenteó después.
La imprenta fue introducida en Santo Domingo en ese siglo, pero es imposible, mientras
no aparezcan datos precisos, fijar una fecha exacta a este acontecimiento. Desde luego, no
hay comprobación que justifique la afirmación de Isaiah Thomas, reproducido por Henri
Stein, 103 de que la imprenta existía en Santo Domingo desde el siglo XVII. Esa afirmación
ha servido de base, al parecer, para que otros autores hayan asignado al hecho la fecha de
1600, también sin aportar comprobación alguna. 104
hay datos, aunque imprecisos sobre impresos que seguramente fueron hechos en Santo
Domingo a mediados del siglo xVIII. En 1758 el Alférez Real don Antonio Dávila de Coca y
100 Desde el siglo xVI hubo nativos prominentes que fueron a desempeñar cargos de importancia en otras colonias
de España; y los hubo en número aun mayor en los siglos xVII y xVIII.
101 Alvarez de Abreu murió en 1763. Después de ocupar la silla de Santo Domingo fue a hacerse cargo de la de
puebla de los Ángeles. Estuvo en Santo Domingo de 1738 a 1743.
102 Del arzobispo portillo se conserva una Oración fúnebre pronunciada en 1795, con motivo del supuesto traslado
de los restos de Cristóbal Colón a la isla de Cuba.
103 La obra de thomas, The history of printing in América, with a biography of printers, fue impresa en Worcester, 1810,
y reimpresa en Albany, 1874. La obra de Stein, Manuel de bibliographie genérale, se editó en parís, 1898.
104 Esa fecha, según mención de Emilio Rodríguez Demorizi (La imprenta y los primeros periódicos de Santo Domingo,
1944), es la señalada por Julián Ramos en su Reseña histórica de la Imprenta en Chile, publicada en El Arte Tipográfico,
(Nueva york, marzo, 1919), y por Víctor Miguel Díaz en su Historia de la Imprenta en Guatemala, 1930.
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