Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
la campaña de La Liga de la Paz? Así, peña y Reinoso fue el Ministro de Interior y policía
en el gabinete de Espaillat: el maestro y el discípulo, el doctrinario y el hombre de lucha,
el creador y el demoledor se unían ahora en un solo propósito constructivo, para realizar
desde las alturas del poder los anhelos que habían predicado y defendido como ciudadanos.
Desgraciadamente el clima moral al amparo del cual pudo vivir la República aquellos días de
exaltación democrática, era sostenido tan sólo por una minoría generosa y abnegada. A pesar
de que Espaillat llamó a su lado para auxiliarle en las tareas de la administración pública a
un grupo de ciudadanos de alta capacidad moral e intelectual, entre los cuales se contaba
el glorioso soldado de la guerra restauradora, general gregorio Luperón, su gobierno tuvo
vida breve: antes de los seis meses lo echó por tierra un pronunciamiento militar, y volvió a
entronizarse el viejo sistema cuyas características señaló él en uno de sus artículos, Partidos y
gobiernos desde la Independencia: “podemos decir que todos los gobiernos que ha tenido el país
se han ocupado, no de gobernarlo, sino de mandarlo, y para ello han empleado el sistema
adecuado, que es el del miedo; han sido exclusivistas, es decir, que mandaban con algunos
agraciados, en perjuicio de los que no lo eran, y éstos eran perseguidos; que el sistema ha
sido, como ciertos pasajes en la música, crescendo, crescendo, hasta llegar al escándalo”.
Después de la caída de Espaillat, la República sufrió un período de revoluciones sucesivas
y gobiernos efímeros, hasta que en 1879 el general Luperón logró establecer bajo su
presidencia un gobierno provisional, que, pasado un año, convocó a las urnas y restauró
la normalidad constitucional al entregar el poder al elegido por el voto popular, que fue el
sabio sacerdote y maestro Fernando Arturo de Meriño.
No fue el hábito sacerdotal que vestía Meriño lo que determinó su elección, sino sus
elevadas dotes de carácter, su saber y su patriotismo sin tacha. En vísperas de consumar
Santana su plan anexionista, Meriño, que fue su amigo y había tratado de desviarlo del camino
del error, se irguió el 27 de febrero de 1861 en la tribuna sagrada y después de condenar
el egoísmo como vicio infando, enemigo del amor patrio, dirigió al Jefe del Estado, que lo
escuchaba inmutable, esta vibrante imploración: “La nación os mira como el caudillo de la
libertad: sostened, pues, con honor el glorioso pendón de la independencia”.
poco después de consumada la anexión, Meriño, que pretendió frustrarla mediante un
plan atrevido que maduró con los generales Eusebio Manzueta y José Leger, fue perseguido,
al ser descubierto el plan, y deportado a España, donde se empeñó en hacer saber a los
más autorizados políticos españoles y a la reina Isabel II, en qué forma solapada se había
llevado a cabo la anexión, sin consultar la voluntad soberana del pueblo dominicano. Fue
después a puerto Rico y de ahí a Venezuela, donde su oratoria le conquistó merecida fama,
no menor que la que ya disfrutaba en su propia patria, después del discurso de admonición
que pronunció frente a Santana en 1861.
Cuando regresó al país, una vez restablecida la soberanía nacional, su prestigio era
tal que casi sin solicitarlo fue electo para ocupar un puesto en la Asamblea Constituyente.
Otro discurso suyo consagró definitivamente su nombre ante la veneración y el respeto de
sus compatriotas. La Asamblea Constituyente, –con indecible sorpresa de los principales
hombres de la Restauración–, plegándose a las circunstancias excepcionales creadas por un
pronunciamiento militar en favor del ex presidente buenaventura báez, lo eligió para ocupar
nuevamente tan alto cargo, a pesar de que báez, que combatió a Santana, había acatado la
anexión al aceptar una faja de mariscal de campo español, a la que más delante renunció y
había permanecido alejado del país durante el período de la guerra restauradora. Meriño
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