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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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EUgENIO MARíA DE hOStOS | pÁgINAS DOMINICANAS<br />

que el personalismo <strong>de</strong>magógico hace a la dignidad <strong>de</strong> la República, se alistan con pronto<br />

y generoso corazón en empresas revolucionarias no suficientemente preparadas para el<br />

éxito, y abandonan la tarea <strong>de</strong> reconstrucción que, por las circunstancias excepcionales <strong>de</strong><br />

la sociedad, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> ellos.<br />

A excepción <strong>de</strong> algunos varones profundamente patriotas, que se han formado a sí mismos<br />

con voluntad para resistir al mal gobierno, y como entendimientos ansiosos <strong>de</strong> verdad;<br />

y a excepción <strong>de</strong> los jóvenes formados en el norte <strong>de</strong> la República por hombres tan notables<br />

como peña y Reinoso; y en el sur por Meriño, baldorioty <strong>de</strong> Castro, billini, los henríquez, los<br />

Castillos, Prud'Homme, Nouel, Arvelo, Alfonseca, Rodríguez, y los discípulos <strong>de</strong> la Escuela<br />

Normal y <strong>de</strong>l Instituto profesional; a excepción <strong>de</strong> esos jóvenes y <strong>de</strong> las señoritas formadas<br />

en el colegio e instituto que antes mencioné; y algunos y algunas <strong>de</strong> los y las cuales tienen<br />

una cultura intelectual muy superior a su medio social, y una cultura moral muy superior<br />

a la <strong>de</strong>l tiempo, la sociedad dominicana vive aún la misma vida <strong>de</strong> la colonia.<br />

IV<br />

A pesar <strong>de</strong> que la gente es positivamente buena por inclinación, y acaso por falta <strong>de</strong><br />

necesida<strong>de</strong>s sociales, el miedo a la crítica lugareña, que es el cáncer <strong>de</strong> todos los pueblos<br />

dormidos, había impedido que las poblaciones <strong>de</strong> la República se ofrecieran a sí mismas y al<br />

forastero en los paseos públicos. Así es que, antes <strong>de</strong> que los cubanos emigrados en puerto<br />

plata establecieran por su cuenta y riesgo esa costumbre, la única diversión <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s<br />

dominicanas eran las fiestas <strong>de</strong> iglesias, muy abundantes en la capital, llena <strong>de</strong> iglesias, y<br />

Santiago <strong>de</strong> los Caballeros, don<strong>de</strong> hay dos, pero no en los <strong>de</strong>más valles y ciuda<strong>de</strong>s, que se<br />

contentan con un solo templo católico, cuando no tienen, como puerto plata, Samaná y Santo<br />

Domingo, un templo protestante.<br />

Los domingos y los días <strong>de</strong> fiesta, que eran los días <strong>de</strong> distracciones religiosas, eran esperados<br />

como esperanza, <strong>de</strong>sahogo y rompimiento <strong>de</strong> uniformidad, por los días restantes,<br />

tranquilos, iguales, regulares, pero fastidiosos, monótonos e invariables.<br />

Durante ellos, toda la República se levantaba, y sigue levantándose ahora no tan temprano<br />

como pi<strong>de</strong>n aquel clima, aquellos espectáculos encantadores <strong>de</strong> la mañana y aquel<br />

dulce ambiente <strong>de</strong> la aurora, que valen por sí solos más que todas las distracciones en que<br />

tan poco inteligente e inventiva se muestra la civilización mo<strong>de</strong>rna.<br />

El trabajo <strong>de</strong>l día, que ni aun en los campos se interrumpe en las horas fuertes <strong>de</strong> los<br />

trópicos, ocupa ocho o diez horas.<br />

Eso no quiere <strong>de</strong>cir que se trabaje mucho ni aun bastante. Desgraciadamente no quiere<br />

<strong>de</strong>cir eso, pues si pudiera <strong>de</strong>cirse, tal es la potencia productiva <strong>de</strong> aquella tierra casi virgen<br />

que, aun con su escasa población relativa (83 h. por legua cuadrada, suponiendo una población<br />

absoluta <strong>de</strong> 500.000 almas) bastaría para llenar <strong>de</strong> afanes el día entero, y <strong>de</strong> productos<br />

los mercados. Pero, en las fincas <strong>de</strong> caña, y durante las cosechas en todos los predios rústicos,<br />

y durante la estación comercial en los muelles y almacenes, el trabajo es <strong>de</strong> luz a luz, diez<br />

horas por término medio.<br />

De esas horas, las <strong>de</strong> la mañana y las <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> son las <strong>de</strong> mayor actividad. Las <strong>de</strong>l<br />

medio día son regularmente pasivas, silenciosas y solemnes. Aunque no se sestea, como<br />

aun es uso en algunas poblaciones mediterráneas <strong>de</strong> la América latina, el tráfago y tráfico<br />

se suspen<strong>de</strong>n o disminuyen en campos y ciuda<strong>de</strong>s, y los campos parecen paraísos abandonados,<br />

y las ciuda<strong>de</strong>s parecen <strong>de</strong>siertos.<br />

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