Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

INtRODUCCIóN A LA SEgUNDA SECCIóN | Je s ú s D e la ro s a
la realidad social hará que muchos krausistas, desde su universo intelectual –jurídico, filosófico
e histórico– desarrollen una andadura sociológica. Amparados en las ideas de Krause,
los liberales españoles impulsaron una renovación espiritual con la cual esperaban sentar
las bases para un nuevo humanismo. Sus aportaciones, a tono con el carácter racionalista,
serán de decisiva importancia para la definición de la sociología y para su más lograda sistematización,
vertiéndose también en la sociología política y del derecho.
Kruse no era un filósofo de primera fila, pero expresaba una tendencia instintiva en el
espíritu español, dándole la dignidad intelectual de un sistema filosófico. La importancia
que concedía a la educación de todo hombre, y no meramente de su parte intelectual, tenía
por fuerza que agradar a los españoles, cuyo sentido de lo humano integral es tan fuerte.
Kruse vino a formular en alemán, y en el siglo xIx, lo que Vives había escrito en latín en
el siglo xVI, y lo que todo español pensante ha sabido hallar en su propio fondo. El movimiento
krausista de España puede considerarse, por consiguiente, como uno de los casos,
frecuentes en los siglos xIx y xx en que los pueblos descubren a España a su retorno de un
viaje por el extranjero.
Eugenio María de Hostos formó filas del positivismo, si bien, más que a Auguste Comte,
el maestro puertorriqueño siguió a Spencer y a Stuart Mill.
hostos rendía culto a un Dios supremo, a una deidad inasequible: la verdad. ¿qué es la
verdad? Max henríquez Ureña responde en el prólogo escrito por él de la obra Moral Social
de hostos editada por el venerable Julio postigo publicada en su Colección Pensamiento Dominicano:
Puesto que no se trata de la verdad particular que podemos apreciar en toda comprobación
de un hecho concreto. Se trata, cuando no de la divinidad misma, de una abstracción formada por la
suma de todas las comprobaciones y verdades particulares o porciones de verdad, deducidas de la naturaleza
eterno objeto de conocimiento La faz distinta de la humanidad pasada, conque se nos presenta
la humanidad actual, no es obra de otro obrero, ni efecto de otra causa, que de la mayor cantidad de
verdad que el hombre de hoy tiene en su mente.
En el memorable discurso que hostos pronunció en el acto de investidura de los primeros
graduados de la Escuela Normal de Santo Domingo, celebrado en la Capital de la
República, el 28 de septiembre de 1884, el insigne maestro puertorriqueño, inspirado en las
ideas de Krause, fijó las normas y las leyes del ideal de bien: “Dadme la verdad y os doy el
mundo. Vosotros, sin la verdad, destrozaréis el mundo; y yo, con la verdad, sólo con la verdad, tantas
veces reconstruiré el mundo cuantas veces lo hayáis vosotros destrozado”.
Eugenio María de hostos aparentaba quedar aprisionado en las ideas krausistas, en las
ideas de un pensador que, a decir de Max henríquez Ureña, su mayor mérito fue “proclamar
el ideal del bien como suprema aspiración de la humanidad”.
Armando Cordero, en su comentario crítico de la obra Las Ideas Pedagógicas de Hostos,
de Camila henríquez Ureña, reeditada por la Editora Alfa y Omega, en Santo Domingo,
1974, aclara al respecto:
“Los nexos de la filosofía oficial hispánica de la segunda mitad del siglo XIX con las corrientes
ideológicas del panteísmo, los del brioso pensador borinqueño (se refiere a Hostos) con el idealismo en
su doble aspecto teórico y práctico; las impugnaciones a la filosofía comtiana; el concepto racionalista
de la libertad; los fundamentos de su filosofía social y el influjo de la escuela del empirismo psicologista
inglés, le permiten determinar claramente (se refiere a Camila Henríquez Ureña, autora de la obra
objeto de su comentario) que en las ideas filosóficas de Hostos no sólo influyen los discípulos de Julio
Sanz del Río, líder del krausismo español, sino también Kant, Leibniz, Spencer y John Stuart Mill.
675