Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
podemos coincidir o hallarnos en absoluto desacuerdo con el razonamiento de garcía
godoy que acabo de reproducir, mas lo que no tiene viso de admisible es que el lector se
desentienda de la fuerza lógica de la argumentación, de la claridad expositiva y de la singular
pulcritud, elegancia y fluidez solemne del estilo.
tales virtudes asoman una y otra vez en los textos de la selección sobre la que he tenido
la inurbanidad de perpetrar estos onerosos comentarios; y no es otra la razón de que el libro
F. García Godoy, Antología, selección, prólogo y notas de Joaquín balaguer, que publicara 57
años atrás la Colección Pensamiento Dominicano, de Julio postigo, siga antojándosenos tan
actual, necesario y útil como lo fue en la ya remota fecha de su aparición.
hace también algo más de cincuenta años que fue dada a la estampa en la referida
Colección la obra intitulada El arte de nuestro tiempo, de la autoría del prestigioso esteta y
brillante escritor Manuel Valldeperes, a quien don Emilio Rodríguez Demorizi conceptuaba
“periodista, poeta a ratos y por encima de todo apasionado del arte, de su crítica”; aunque
catalán de origen, esta fina pluma y culto intelectual, como atinadamente subraya el citado
Rodríguez Demorizi, “vino al país a ser dominicano y a vivir y a sentir lo nuestro…”.
En nota ponderativa colocada a modo de preámbulo al inicio del texto, “Los editores”,
complacidos, se hacen lenguas de los salientes méritos de Valldeperes cuando expresan que
“Al publicar su obra, queremos homenajear a quien ha sido excelente crítico de nuestra literatura
y, sobre todo, un caballero al convivir en nuestro medio social”; 18 apreciación elogiosa
en la que perseveran a seguidas proclamando que ”La Colección Pensamiento Dominicano no
tiene que ponderar las calidades de estilo del escritor, ampliamente conocidas por nuestros
lectores más exigentes”. 19
Insistamos sin demora en que las encomiásticas palabras de “Los editores” recogidas
ad litteram en las líneas que preceden, lejos de constituir mero expediente de promoción
publicitaria como al que las grandes casas editoriales suelen acudir con la intención de, dándonos
cobre por oro, alzar a los cuernos de la luna libros de ínfima valía, se ajustan de todo
punto a la verdad. En efecto, henos aquí ante un manojo de páginas de estética que, sobre
pregonar en el plano del estilo al escritor de solera, da testimonio del pensador original, del
amante de lo bello, de gusto aquilatado y amplia y bien asimilada cultura.
El arte de nuestro tiempo es ensayo que desafío a que se me desmienta porque afirme no
ha perdido un ápice de su poder de interesar y seducir, a reserva de que, –era antes que
previsible ineluctable–, las estimaciones sobre el quehacer artístico “moderno” con las que
toparemos en sus folios remiten a creaciones de pintores y escultores de la primera mitad
del siglo pasado, que eran las que entonces estaban en candelero y a la orden del día…
Es lícito, qué duda cabe, disentir del autor cuando de manera asaz categórica compendia
la característica fundamental del arte de su época, esto es, el contemporáneo, con los
siguientes términos: “deseo de un arte más permanente, más ordenado, con sentido acusado
de la representación extensiva y con mayor reconcentración y serenidad fervorosas” 20 ;
tenemos derecho a mostrarnos en desacuerdo con no pocas de sus opiniones, formuladas
casi siempre en tono lapidario y lenguaje fulgurante y preciso, como en el lugar en que nos
habla del “advenimiento de una era en que sobre la base de una nueva vida económico-social
18Manuel Valldeperes, El arte de nuestro tiempo, Colección Pensamiento Dominicano, Librería Dominicana. Ciudad
trujillo, República Dominicana, 1957, p.1.
19Ibídem, p.1.
20Ibídem, p.24.
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