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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I<br />

En vez <strong>de</strong> “morena ya lo ve”, o <strong>de</strong> alguna interjección duplicada o triplicada (a modo<br />

<strong>de</strong>l ayayay que suele intercalarse en España), otro estribillo usual es a volal paloma, o a bolai<br />

paloma, según la región en que se cante; y han solido emplearse también las intercalaciones<br />

alternadas <strong>de</strong> “por arriba” y “por abajo”, la primera <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los versos impares y la<br />

segunda <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los versos pares, formando combinaciones caprichosas, a veces no<br />

exentas <strong>de</strong> picante humorismo.<br />

Des<strong>de</strong> remota fecha existe en Santo Domingo el cantador popular, que acompañado <strong>de</strong>l<br />

“cuatro” o <strong>de</strong>l “tiple” se produce a menudo como improvisador. Se canta o se improvisa <strong>de</strong><br />

dos modos: “a lo divino”, cuando <strong>de</strong> alguna manera se invoca el sentimiento religioso, y “a<br />

lo humano”, cuando los temas se <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> la vida terrena y principalmente se inspiran en<br />

el amor o el dolor. Variantes diversas <strong>de</strong> esos cantos son el “punto y llanto”, el “galerón”, el<br />

“zapateo” y la “media tuna”, más difundida que ninguna <strong>de</strong> las otras. Es la música la que<br />

establece diferencias entre esas distintas formas <strong>de</strong>l canto popular: los versos son in<strong>de</strong>fectiblemente<br />

décimas o coplas (tanto cuartetas como redondillas). Acaso el “galerón” adoptó en<br />

un tiempo la forma <strong>de</strong> romance, puesto que en su estructura entran largas tiradas <strong>de</strong> versos<br />

en forma <strong>de</strong> cuartetas sucesivas o llevando consonancias por lo menos en los versos pares.<br />

Algunos <strong>de</strong> esos cantos van acompañados <strong>de</strong>l baile, como el zapateo y la yuca.<br />

también, aunque su origen es más reciente, existen cantos campesinos que entonan<br />

familiares y amigos reunidos en horas <strong>de</strong> solaz, o grupos <strong>de</strong> trabajadores entregados a una<br />

misma faena, especialmente cuando esa faena (habite, tala, tumba, siembra o recolección)<br />

ha sido concertada voluntariamente o en beneficio <strong>de</strong> algún miembro <strong>de</strong> la junta: ya para<br />

construir un bohío, ya para talar un pedazo <strong>de</strong> monte, ya para preparar un campo para la<br />

siembra o recoger la cosecha. A estos cantos colectivos, en los que nunca falta el estribillo,<br />

se les llama plena.<br />

En reuniones festivas, los cantadores suelen celebrar porfías, suerte <strong>de</strong> duelo métrico en<br />

el cual cada uno riposta en versos improvisados lo que el otro ha dicho, hasta que, si uno<br />

<strong>de</strong> los dos no se <strong>de</strong>clara vencido, se lleva la palma, en una especie <strong>de</strong> advocatio ad populum,<br />

el que ha cantado o improvisado <strong>de</strong> modo más hábil o ingenioso.<br />

Otros improvisadores populares han existido en Santo Domingo, como los que, sin hacer<br />

el papel <strong>de</strong> cantadores, eran gala y regocijo <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s y solían contestar en verso<br />

a todo aquel que a ellos se dirigía. El más famoso <strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo xVIII fue<br />

Manuel Mónica, comúnmente llamado el Meso Mónica, negro con escasa ilustración, hijo <strong>de</strong><br />

libertos, que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse conversaba en verso. Lo vio pasar un vecino, casi <strong>de</strong> madrugada,<br />

y lo interrogó <strong>de</strong> esta suerte:<br />

Meso Mónica¿do vais<br />

tan <strong>de</strong> mañana y aprisa?<br />

A lo que replicó Meso Mónica, intencionadamente:<br />

A la catedral, a misa…<br />

¡Si otra cosa no mandáis…!<br />

El “si otra cosa no mandáis” envolvía una sugestión para que se le invitara a tomar la<br />

taza <strong>de</strong> café matinal consagrada por el hábito.<br />

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