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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
pero ya con José Joaquín pérez se iniciaba un nuevo período de la poesía patriótica: el
de los anhelos de paz y las aspiraciones civilizadoras, que en Salomé Ureña de henríquez
alcanzaron su máxima representación. Según José Lamarche, “entre nosotros, por lo menos
como Lamartine en Francia, José Joaquín pérez y Salomé Ureña representan toda la euritmia
social. Son los poetas. El primero entre nosotros fue como un preludio escuchado en
los campos de la nacionalidad; Salomé es la nacionalidad misma. Lo que los filósofos no
saben decirnos nos lo dicen los poetas por el ritmo de las cosas del sentimiento y del pensamiento.
Todo fenómeno tiene una tendencia, una significación social, es o será obra de los
hombres, y desde ese punto de vista las obras de nuestros poetas forman parte integrante
de la nacionalidad, del pueblo. La poesía de José Joaquín pérez y de Salomé no es ya una
poesía señorial, sino la poesía misma de América”.
El espíritu que prevalece en la poesía de Salomé Ureña puede sintetizarse en los títulos
de dos composiciones suyas: La gloria del progreso y La fe en el porvenir. Es poesía de aliento,
de estímulo, de progreso, de civilización, pero es al mismo tiempo poesía consagrada al
porvenir. Si vuelve los ojos al pasado es para desentrañar del fondo de los tiempos ejemplos
luminosos que sirvan de pauta al porvenir. por eso, cuando se sienta a meditar junto a las
Ruinas majestuosas de nuestro apogeo colonial, exhorta a la patria para que se lance a la
conquista del futuro:
¡patria desventurada! ¿qué anatema
cayó sobre tu frente?
Levanta ya de tu indolencia extrema:
la hora sonó de redención suprema
y ¡ay! si desmayas en la lid presente.
pero vano temor: ya decidida
hacia el futuro avanzas;
ya del sueño despiertas a la vida,
y a la gloria te vas engrandecida
en alas de risueñas esperanzas.
Lucha, insiste, tus títulos reclama:
que el fuego de tu zona
preste a tu genio su potente llama
y entre el aplauso que te dé la fama
vuelve a ceñirte la triunfal corona.
La inspiración eminentemente civil y civilizadora de Salomé Ureña tuvo el poder supremo
de modificar el sentido de nuestra poesía patriótica: el verso sirvió entonces como
signo de concordia y de amor entre los dominicanos, y al mismo tiempo como acicate del
progreso.
A juicio de Menéndez y pelayo, Salomé Ureña sostuvo “con firmeza en sus brazos
femeniles la lira de quintana y de gallego”. y así como quintana cantó la invención
de la imprenta y la introducción de la vacuna en América, Salomé Ureña se inició
cantando La gloria del progreso, que termina con este alentador apostrofe a la juventud
dominicana:
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