Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
para el progreso y el bienestar económico del país, con sentencias tan prometedoras como
esta: “Santo Domingo va a ser un pueblo agricultor, y levantará el edificio de su felicidad,
de su fuerza y su grandeza sobre la agricultura”.
Con escasa diferencia de tiempo salió de las mismas prensas otro periódico, cuyo
primer número, –aunque apareció sin fecha impresa, quizás por inadvertencia u olvido–,
corresponde al domingo quince de abril, o sea días después de haber circulado El Telégrafo
Constitucional. Este nuevo periódico se llamaba El Duende. 146 Lo dirigía y redactaba
el doctor José Núñez de Cáceres, que había sido gobernador interino y desempeñaba en
aquel momento los cargos de auditor de guerra y juez de letras. El Duende continuó saliendo
todos los domingos, hasta el quince de julio, y en él se sostuvieron polémicas y se
insertaron artículos literarios y poesías, sobre todo fábulas, género que Núñez de Cáceres
gustaba de cultivar.
Aunque los directores de uno y otro periódico eran buenos amigos, no dejó de haber
entre ellos curiosas polémicas con enrevesadas alusiones, cuyo verdadero alcance sólo podían
medir sus convecinos y contemporáneos. El Duende se despidió del público en su número
decimotercero, con frases llenas de inconformidad y de ironía:
“Aún no está el terreno político de la patria en aquel grado de fertilidad que requiere la
fecunda semilla de la libertad para dar sus opimos frutos, cualquiera que sea la moderación
con que se riegue, y así no hay más que dejar correr la vela, entregándonos como varones
fuertes a la suerte de los acontecimientos. quedamos en la docena de frailes, sin embargo de
que muchos la tienen por número funesto, y llevando la vida des bons vivants, abandonemos
el campo a los que se hallan adornados de una flexibilidad superior a la nuestra”.
No es ocioso advertir que en aquel momento iba a cumplirse un mes de haber sido
sustituido por el brigadier pascual Real, en el mando de la colonia, el gobernador Sebastián
Kindelán Oregon, hombre de espíritu conciliador y prudente, con quien siempre se mantuvo
Núñez de Cáceres en los mejores términos. La irónica protesta que encierra la despedida de
El Duende iba sin duda enderezada contra alguna actitud asumida por el gobernador Real
en relación con las publicaciones periódicas.
En la Declaratoria de Independencia del pueblo dominicano, que circuló el primero de diciembre
de 1821, se menciona otro periódico, La Miscelánea, y se alude a uno de sus números,
que se dice publicado el once de noviembre, o sea veinte días antes. No hay más noticias
de ese periódico, pero esa mención es precisa y categórica y evidentemente se refiere a un
periódico de la propia localidad.
El Telégrafo Constitucional y El Duende, que nacieron casi a un tiempo y se editaron en
la misma imprenta, tenían el mismo tamaño, no más que un par de folios (aunque algunos
números de El Duende no pasaron de un folio). La pequeña imprenta de que disponía
el gobierno, –probablemente la misma que regenteó blocquerst y que al irse dejaron los
franceses–, no daba para más, y apenas podía satisfacer el contagioso afán de publicidad
que provocó la libertad de imprenta proclamada en la Constitución. Frecuentemente se
publicaban hojas sueltas y folletos que muchas veces carecían de portada, contentivos de
146 Como el segundo número lleva la fecha del domingo 22 abril y los demás se suceden de domingo en domingo,
no cabe adjudicar otra fecha al primero, sino la del quince de abril. Véase Historia de Santo Domingo: Contribución a su
estudio, por Máximo Coiscou henríquez, vol. I, 1938. Sobre los primeros periódicos dominicanos, véanse, además,
los trabajos citados de Leónidas garcía y Emilio Rodríguez Demorizi y El periodismo en la República Dominicana, por
M. A. Amiama, 1933. De época anterior puede recordarse un artículo sobre El Duende, por Cástulo (Nicolás Ureña);
inserto en El Progreso, 1953.
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