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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

y en lo que concierne a la inmaculada sencillez <strong>de</strong> su estilo, sírvanos <strong>de</strong> ilustración este<br />

fragmento don<strong>de</strong> el autor nos habla <strong>de</strong> la introducción <strong>de</strong>l entonces novísimo acor<strong>de</strong>ón entre<br />

los músicos <strong>de</strong> las orquestas populares; obsérvese cómo la llaneza y la mo<strong>de</strong>stia, aliadas a<br />

la cultura, son capaces <strong>de</strong> engalanar la prosa: “El nuevo instrumento venía <strong>de</strong> Alemania,<br />

como mercancía <strong>de</strong> nuestro comercio <strong>de</strong> entonces con aquel país, en el que el tabaco dominicano<br />

acababa <strong>de</strong> encontrar atrayente mercado, produciendo la grave perturbación que ya<br />

había producido en el Río <strong>de</strong> la plata. De fácil manejo y <strong>de</strong> fácil adquisición, se adaptaba<br />

maravillosamente a los gustos musicales <strong>de</strong> nuestros campesinos. Llenaba más el ambiente<br />

que el sonoro cuatro y <strong>de</strong>spertaba mejor la sensualidad y los belicosos instintos <strong>de</strong> los dominicanos,<br />

entonces menos apegados al trabajo que a las armas y a las revoluciones y a los<br />

<strong>de</strong>sbordamientos lúbricos <strong>de</strong> las fugaces treguas. En los campamentos las tropas colecticias<br />

podían carecer <strong>de</strong> algunas armas, pero difícilmente les faltaba el acor<strong>de</strong>ón, la güira y la<br />

tambora”. 30<br />

Abrigo la ilusión <strong>de</strong> que las citas prece<strong>de</strong>ntes abran el apetito intelectual <strong>de</strong>l lector, incitándole<br />

a que se arrime a las páginas que a vuela pluma acabo <strong>de</strong> comentar. pues, como<br />

cumplidamente lo pone <strong>de</strong> relieve Enrique <strong>de</strong> Marchena Dujarric, en el breve prólogo que<br />

sirve <strong>de</strong> pórtico a la obra <strong>de</strong> Emilio Rodríguez Demorizi, Música y baile en Santo Domingo,<br />

no es flaco servicio el que éste presta a nuestra cultura al “ofrecernos un pedazo <strong>de</strong> patria<br />

en una nueva producción <strong>de</strong> su fecundo intelecto…”.<br />

basta… Impuesto estoy <strong>de</strong> que sobre los libros <strong>de</strong> la Colección Pensamiento Dominicano<br />

que hoy reeditan Banreservas y la Sociedad Dominicana <strong>de</strong> Bibliófilos, ha quedado más que<br />

el rabo por <strong>de</strong>sollar… ¡qué le vamos a hacer! por mucho que lo exprima no extraeremos ni<br />

una gota <strong>de</strong> jugo más a este prefacio. Demos, pues, aquí reposo a la mortificada péndola en<br />

la esperanza <strong>de</strong> que los conceptos que no lograron abrirse paso fuera <strong>de</strong>l tintero, un ingenio<br />

menos apocado que el mío sabrá en el futuro, para alimento y solaz <strong>de</strong>l espíritu, sacar a<br />

relucir.<br />

30 Emilio Rodríguez Demorizi, Música y Baile en Santo Domingo, prólogo <strong>de</strong>l Dr. Enrique <strong>de</strong> Marchena Dujarric,<br />

Colección Pensamiento Dominicano, Librería hispaniola, Editora Santo Domingo, R. D., 1971, p.155.<br />

30

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