Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
Y siendo este abuso (el de las bebidas) mayor en las fiestas de los campos, porque además de pernoctar
las personas de ambos sexos, y durar por muchos días en las enramadas que hacen o bajo
los árboles, se agregan las ventas de comidas y bebidas fuertes, pasándose lo más de la noche en
músicas y bailes; mandamos a los Curas que encontrándose en casos semejantes, interrumpan
las fiestas y vuelvan a su residencia.
Nunca faltó la danza en las manifestaciones de regocijo del pueblo dominicano, como en los
días de la proclamación de la República, celebrada con larga serie de bailes. Mientras Santana
iba camino del Sur al frente de su glorioso ejército, en Santo Domingo “se bailaba sin descanso”
según lo avisaba a su gobierno el Cónsul francés Saint Denys. Durante la guerra unos peleaban
y otros bailaban, como lo recuerdan unos regocijados Aguinaldos de enero de 1846:
Mientras la pelona
se está haciendo gestos,
cantemos muchachas
y alegres bailemos…
¡qué bello Aguinaldo
para el bello sexo!
Cantemos muchachas
y alegres bailemos.
¡qué importa que frunza
mamá el entrecejo!
¿Acaso lo mismo
no hizo en su tiempo?
Cantemos muchachas
y alegres bailemos;
cantemos que a nadie
se ofende con esto…
De cómo eran esas animadas fiestas en que predominaba el baile nos habla vívidamente
el poeta Félix María Del Monte en estas coloridas décimas de 1856:
NOCHEBUENA EN SAN MIGUEL
Allá por la nochebuena
gran muchedumbre en tropel
al barrio de San Miguel
se encaminaba serena.
Es deliciosa la escena
que se ofrece en casos tales;
y a las sensibles señales
del placer más voluptuoso
se une el ruido estrepitoso
de fandangos y atabales.
En el bohío más apuesto
que en el lugar descollaba
la bella Cleta ostentaba
su talle grácil y enhiesto
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