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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO II
Rafael Abreu Licairac; Del Mediterráneo al Caribe, donde Eliseo grullón (1852-1915), uno de
los dominicanos que mayor número de veces desempeñó el cargo de Secretario de Estado en
diferentes gobiernos, cuenta en estilo sencillo, pero pulcro sus impresiones de la travesía que
hizo en 1904 de España a Santo Domingo, pasando por Cuba; Bajo otros cielos, por Francisco
xavier del Castillo Márquez (1883-1917), que resume en esas páginas una visita a Cuba, Tierras
de América, relación de un recorrido por varias repúblicas americanas, cruzando el canal
de panamá, por José Esteban buñols (1881-1963) que en su juventud desplegó actividades
periodísticas y fue fundador y director de las revistas literarias Páginas y Nuevas páginas, y
Cien Días en New York, por gustavo E. bergés bordas.
No han escaseado autores de monografías, algunas de ellas relacionadas con los problemas
y la historia de la enseñanza, como el completo estudio de Camila henríquez Ureña (n.
1894) sobre Las ideas pedagógicas de Hostos, el folleto que el doctor Ramón báez (1858-1929),
ex presidente de la República, publicó en 1924, sobre La Universidad de Santo Domingo; y el
de Julio Ortega Frier (1888-1954) sobre el Lugar del aprendizaje activo en la Universidad. Cabe
advertir que, por su parte, el grupo de pedagogos formados por hostos, aunque trabajó
mucho y se mantuvo unido para defender en la prensa las doctrinas del maestro, produjo
poco en lo que toca a estudios particulares sobre las disciplinas pedagógicas. No es ocioso
consignar que José Dubeau dejó inédito un libro sobre pedagogía, y además merecen
recordarse: el extenso y concienzudo prólogo de Luis A. Weber a la Geografía de Cayetano
Armando Rodríguez y el discurso que sobre la verdad histórica presentó en la Academia
Dominicana de la historia Félix Evaristo Mejía (1866-1945) uno de los más distinguidos
discípulos de hostos, a quien reemplazó en 1890, cuando contaba poco más de veinticuatro
años, en la dirección de la Escuela Normal. A él se debe un valioso Bosquejo histórico-crítico
de la enseñanza racional en la República. Mejía se pronunció con frecuencia en la prensa para
emitir su parecer sobre asuntos relacionados con la enseñanza o sobre problemas vitales de
la nación. A uno de estos problemas consagró el único libro amparado por su firma: Alrededor
y en contra del Plan Hughes-Peynado.
Estudios de índole filosófica produjo fragmentariamente Arístides Fiallo y Cabral (1877-
1931), que nunca acabó de desarrollar su teoría sobre la “esencia íntima de la gravitación universal”,
expuesta solamente en artículos y en un cuadro general donde resume sus fundamentos.
Igual ocurre con Osvaldo garcía de la Concha (1878-1930), que no llegó a exponer su teoría La
Cósmica más que en capítulos sueltos, recogidos y ordenados después de su muerte por Andrés
Avelino en un libro que lleva tal título. El propio Andrés Avelino (n. 1899) ha publicado varias
monografías filosóficas, entre las cuales sobresale su Metafísica categorial.
Aunque la República Dominicana ha tenido y tiene jurisconsultos notables, pocos han
sido dados a escribir para el público. Entre éstos, quien más se destacó en su generación
fue José Lamarche (1857-1916), que a más de sus conocimientos jurídicos poseía vasta y
sólida cultura general y tenía condiciones innatas de escritor; pero aparte de su conferencia
Los fundamentos de la moral, de algunos artículos, –entre los cuales no faltan los dedicados a
cuestiones literarias–, y de su tesis escrita en francés para obtener el doctorado en derecho
en la Universidad de parís, sólo dejó un folleto con el modesto título de Algunas palabras
sobre la Constitución Americana (1913). Entre los profesores universitarios que han producido
tratados sobre las materias de su docencia, merecen mencionarse: el ex presidente de la
República, Manuel de Jesús troncoso de la Concha (Elementos de derecho administrativo con
aplicación a las leyes de la República Dominicana), Froilán tavárez (Elementos de derecho procesal),
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