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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

a esta región que a las <strong>de</strong>l Cibao, don<strong>de</strong> nunca tuvo igual auge. Sus orígenes se remontan<br />

a los tiempos <strong>de</strong> Dessalines. S. Rouzier, en su Dictionnaire geographique et administratif universel<br />

d’Haiti, (parís, tomo II, pp.1-2), dice: “gaillard. Finca situada a una legua <strong>de</strong> Santo<br />

Domingo. El 6 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1805 el ejército <strong>de</strong>l Emperador Dessalines, marchando sobre<br />

Santo Domingo, llegó allí a mediodía. El Emperador instaló ahí su Cuartel general… Fue en<br />

el Cuartel general <strong>de</strong> gaillard don<strong>de</strong> nació el carabiné, la danza tan amada por los haitianos.<br />

Los haitianos la danzaban con gracia; los oficiales la ejecutaban llevando la carabina a la<br />

espalda. Una <strong>de</strong> las amantes <strong>de</strong>l Emperador, Eufemia Daquilh, había venido a encontrarle en<br />

Gaillard. Joven, bella, plena <strong>de</strong> gracia, ella daba la señal <strong>de</strong> las fiestas, y componía aires que<br />

tocaban los músicos. Los generales se reunían allí a menudo con el Emperador…”. gaillard<br />

es nuestro galá <strong>de</strong> hoy, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l recinto urbano <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Santo Domingo.<br />

De cómo se bailaba el carabiné en el Sur habla donosamente, en su artículo acerca <strong>de</strong> San<br />

Juan <strong>de</strong> la Maguana (revista Panfilia, n.º 11, 1925), el Lic. Víctor garrido. Dice: “Como las casas<br />

o bohíos son <strong>de</strong> salas poco espaciosas, los bailes se celebran en enramadas preparadas para ese<br />

fin con adherencia a uno <strong>de</strong> los frentes <strong>de</strong>l bohío. La música generalmente la forman un balsié,<br />

un acor<strong>de</strong>ón, un güiro y un pan<strong>de</strong>ro. Las piezas bailables son el carabiné o ron y la mangulina.<br />

para bailar el carabiné los bailadores toman su pareja con la mano <strong>de</strong>recha y al son <strong>de</strong> la música<br />

<strong>de</strong>scriben un círculo caminando rítmicamente sobre la misma mano; luego ese mismo círculo<br />

se mueve hacia la izquierda; cada bailador suelta su pareja y baila por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su vecina<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha que hace lo mismo; le da una vuelta tomándola <strong>de</strong> la mano, y vuelve sobre su<br />

pareja a formar la ca<strong>de</strong>na armoniosa <strong>de</strong>l baile; luego se <strong>de</strong>shace <strong>de</strong> ella y baila con todas las<br />

parejas hasta volver a la suya; vuelve sobre la izquierda <strong>de</strong>scribiendo idénticos movimientos y,<br />

cuando cada uno ha reconquistado su pareja, termina la pieza tomándose todos los bailadores<br />

<strong>de</strong> las manos circularmente. Este baile es dirigido por un bastonero que lo organiza por número<br />

<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> parejas. Uno <strong>de</strong> los bailadores indica, con un canto, cuándo <strong>de</strong>be hacerse<br />

cada movimiento. Los hay encantadores por la gracia <strong>de</strong> sus cantos. hay, asimismo, bailadores<br />

muy divertidos y figureros. El baile en sí es animador y excitante y si los músicos son buenos<br />

y cantan a la vez que tocan las piezas, el entusiasmo se hace <strong>de</strong>lirante. La mangulina es <strong>de</strong><br />

una música más lenta, menos excitadora, y se baila como la danza a la cual se parece. Se toca<br />

siempre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l ron como la danza sigue generalmente al vals”.<br />

huelga señalar que la palabra carabiné nació, como se ha dicho, en las treguas <strong>de</strong>l asedio<br />

<strong>de</strong> la Villa <strong>de</strong> Santo Domingo, <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que los soldados bailadores, en la nueva danza,<br />

llevasen la carabina terciada a la espalda.<br />

Valdría la pena, pues, resucitar el carabiné <strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> Dessalines, como parte <strong>de</strong><br />

las bellas tradiciones nuestras que han <strong>de</strong> enriquecer, necesariamente, nuestro espíritu, y que<br />

han <strong>de</strong> darle mayor colorido a la vida dominicana, lo que es hoy <strong>de</strong> nacional urgencia.<br />

Bailes <strong>de</strong> empresa<br />

Los bailes populares, tantas veces escandalosos, campos <strong>de</strong> reyertas y <strong>de</strong> escenas inmorales,<br />

se celebraban en Santo Domingo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> la Colonia,* pero, a lo que<br />

parece, llegaron a su clímax en 1878, a juzgar por las protestas <strong>de</strong> la Iglesia. Eran los bailes<br />

*Ver José Torre Revello, Los bailes, las danzas y las máscaras en la Colonia. (En Boletín <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Investigaciones<br />

Históricas, buenos Aires, n.º 46, 1930, p.434).<br />

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