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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

moral y la estética. ya que no ha podido <strong>de</strong>scubrir nada en los libros –nada que le sirva <strong>de</strong><br />

guía–, lo busca en la vida. Entonces resuena en sus oídos el grito <strong>de</strong> angustia <strong>de</strong> una humanidad<br />

dolorida que busca frenéticamente nuevas formas <strong>de</strong> existencia. Advierte la transformación<br />

que se opera en Europa don<strong>de</strong> se gesta un nuevo mundo <strong>de</strong> valores. El positivismo<br />

ha sustituido al romanticismo. y Van gogh cree haber <strong>de</strong>scubierto el verda<strong>de</strong>ro objetivo <strong>de</strong><br />

su existencia: humanizar a la humanidad. “para actuar en el mundo –escribe a théo– hay<br />

que morir en sí mismo”. y <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> hacerse pastor, siguiendo las huellas <strong>de</strong> su padre. No sabe<br />

todavía que sus palabras serán proféticas.<br />

En el borinage se hace misionero. hun<strong>de</strong> su vida en las negras y tenebrosas minas <strong>de</strong><br />

carbón. Cree haberse encontrado a sí mismo al través <strong>de</strong> la mística <strong>de</strong>l amor cristiano; pero<br />

los <strong>de</strong>más misioneros no entien<strong>de</strong>n el apostolado <strong>de</strong> Van gogh y protestan <strong>de</strong> su exceso <strong>de</strong><br />

celo. Después <strong>de</strong>l fracaso <strong>de</strong> esta prueba sólo conserva intactas su pasión, su bondad y su<br />

sinceridad. En justicia, el genio alucinado <strong>de</strong> Van gogh no cabía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la rígida disciplina<br />

<strong>de</strong> una secta. y renacen en él la duda y la búsqueda constante <strong>de</strong> sí mismo.<br />

En la práctica <strong>de</strong>l arte halló su liberación <strong>de</strong>l fuego interno que le consumía lentamente.<br />

por eso, estudiando su obra al través <strong>de</strong> las vivencias estéticas y afectivas, <strong>de</strong>scubrimos en<br />

ella los mismos rasgos <strong>de</strong> permanente adolescencia psíquica que hallamos en sus vivencias<br />

amorosas y en su mística. En 1886, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las <strong>de</strong>cepciones sufridas, Van gogh se instala<br />

en parís. A partir <strong>de</strong> este momento <strong>de</strong>scubre nuevos rumbos para su pintura y empren<strong>de</strong><br />

rutas que evolucionan el arte contemporáneo. Sin embargo, sólo un cuadro logró ven<strong>de</strong>r en<br />

vida: La viña roja, que una pintora belga adquirió a théo pocas semanas antes <strong>de</strong> la trágica<br />

muerte <strong>de</strong>l artista.<br />

Aferrado a su arte, se angustia Van gogh buscando lo absoluto. Lucha <strong>de</strong>sesperadamente<br />

y en la lucha agota casi todas sus posibilida<strong>de</strong>s creadoras. tiene conciencia <strong>de</strong> hallarse<br />

perdido en la infinitud <strong>de</strong>l Universo y se pregunta nuevamente: ¿Qué hacer? ¿Qué camino<br />

seguir? Se da cuenta <strong>de</strong> que no pue<strong>de</strong> vivir si no es fuera <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong>l espacio, más allá<br />

<strong>de</strong> las limitadas dimensiones <strong>de</strong> lo terrestre. Por fin se ha <strong>de</strong>scubierto a sí mismo. Ya sabe<br />

que la eternidad y lo infinito sólo se conquistan aniquilando la existencia humana, yendo<br />

hacia Dios. La imagen <strong>de</strong>l suicidio se presenta cada vez más clara ante los ojos ávidos <strong>de</strong><br />

Van gogh. No quiere someterse, no quiere traicionarse, ahora que conoce la verdad: su<br />

verdad. y el 27 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1890 –a los 37 años–, Van gogh se va al campo, se sienta al pie <strong>de</strong><br />

un árbol frondoso y se dispara un tiro <strong>de</strong> pistola en el pecho; pero el artista inmortal, con<br />

la maravilla frenética <strong>de</strong> la vida erizada <strong>de</strong> inverosimilitud en el alma, regresa a su hogar<br />

acci<strong>de</strong>ntal, pi<strong>de</strong> la pipa y agoniza tranquilamente. y, tras una terrible agonía <strong>de</strong> dos días<br />

–terrible para quienes le ven morir en plena conciencia–, fallece.<br />

II<br />

El arte <strong>de</strong> Van gogh no es menos extraordinario ni menos singular que su vida. Su<br />

formación es una lucha constante. Incapaz <strong>de</strong> aceptar una norma <strong>de</strong> vida, es incapaz también<br />

<strong>de</strong> someterse al carácter normativo <strong>de</strong> la técnica. quiere expresarse espontáneamente,<br />

vertiendo en las telas toda la fuerza <strong>de</strong> su alma, sin más guía que su intuición. pero la<br />

técnica le aprisiona poco a poco en sus re<strong>de</strong>s. Las vacilaciones y las dudas <strong>de</strong> sus primeros<br />

tiempos se convierten, más tar<strong>de</strong>, en inquietu<strong>de</strong>s. y las inquietu<strong>de</strong>s en esperanzas. y en<br />

esta lucha –intento <strong>de</strong> someter su fuerza interior a los dictados técnicos– triunfa siempre<br />

su torrencial impulso creador.<br />

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