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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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pEDRO hENRíqUEz UREñA | ANtOLOgíA<br />

en los enredos; mucho menos en las palabras; reduce los monólogos, las digresiones, los<br />

arranques líricos, las largas pláticas y disputas llenas <strong>de</strong> brillantes juegos <strong>de</strong> ingenio. Sólo<br />

los relatos suelen ser largos, por excesivo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> explicación, <strong>de</strong> lógica dramática. Sobre<br />

el ímpetu y la prodigalidad <strong>de</strong>l español europeo que creó y divulgó el mecanismo <strong>de</strong> la<br />

comedia, se ha impuesto, como fuerza mo<strong>de</strong>radora, la pru<strong>de</strong>nte sobriedad, la discreción <strong>de</strong>l<br />

mexicanismo.<br />

y son también <strong>de</strong> mexicano los dones <strong>de</strong> observación. La observación maliciosa y aguda,<br />

hecha con espíritu satírico, no es privilegio <strong>de</strong> ningún pueblo: pero si bien el español la<br />

expresa con abundancia y <strong>de</strong>sgarro (¿y qué mejor ejemplo, en las letras, que las inacabables<br />

diatribas <strong>de</strong> quevedo?), el mexicano la guarda socarronamente para lanzarla bajo concisa<br />

fórmula, en oportunidad inesperada. Las observaciones breves, las réplicas imprevistas, las<br />

fórmulas epigramáticas, abundan en Alarcón, y constituyen uno <strong>de</strong> los atractivos <strong>de</strong> su teatro.<br />

y bastaría comparar, para este argumento, los enconados ataques que le dirigieron quevedo<br />

mismo, y Lope y góngora, y otros ingenios eminentes –si en esta ocasión mezquinos–, con<br />

las sobrias respuestas <strong>de</strong> Alarcón, por vía alusiva, en sus comedias, particularmente aquella,<br />

no ya satírica, sino amarga, <strong>de</strong> Los pechos privilegiados (acto III, escena III):<br />

Culpa a aquél que, <strong>de</strong> su alma<br />

olvidando los <strong>de</strong>fectos,<br />

graceja con apodar<br />

los que otro tiene en el cuerpo.<br />

La observación <strong>de</strong> los caracteres y las costumbres, es el recuerdo fundamental y constante<br />

<strong>de</strong> Alarcón, mientras en sus émulos es inci<strong>de</strong>ntal; y nótese que digo la observación, no la<br />

reproducción espontánea <strong>de</strong> las costumbres ni la libre creación <strong>de</strong> los caracteres, en que no<br />

les vence. Este propósito <strong>de</strong> observación incesante se subordina a otro más alto: el fin moral,<br />

el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> dar a una verdad étnica aspecto convincente <strong>de</strong> realidad artística.<br />

Alarcón crea, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l antiguo teatro español, la especie, en éste solitaria, sin antece<strong>de</strong>ntes<br />

calificados ni sucesión inmediata, <strong>de</strong> la comedia <strong>de</strong> costumbres. No sólo la crea para<br />

España, sino también para Francia, imitándole, traduciéndole, no sólo a una lengua diversa,<br />

sino a un sistema artístico diverso. Corneille introduce en Francia, con Le menteur, la alta<br />

comedia, que iba a ser en manos <strong>de</strong> Molière labor fina y profunda. Esa comedia, al exten<strong>de</strong>r<br />

su imperio por todo el siglo xVIII, vuelve a entrar en España, para alcanzar nuevo apogeo,<br />

un tanto pálido, con don Leandro Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Moratín y su escuela, en la cual figura,<br />

significativamente, otro mexicano <strong>de</strong> discreta personalidad artística: don Manuel Eduardo<br />

<strong>de</strong> gorostiza.<br />

Aunque en Lope se hallan obras cercanas al tipo, como El premio <strong>de</strong>l bien hablar, nunca podrá<br />

confundirse su arte espontáneo y sin tesis con el reflexivo y bien orientado <strong>de</strong> Alarcón.<br />

Y al llegar aquí confieso (nunca pensé negarlo), que la nacionalidad no explica por completo<br />

al hombre. Las dotes <strong>de</strong> observador <strong>de</strong> nuestro dramaturgo, que coinci<strong>de</strong>n con las <strong>de</strong><br />

su pueblo, no son todo su caudal artístico: lo superior en él es la trasmutación <strong>de</strong> elementos<br />

morales en elementos estéticos, don rara vez concedido a los creadores. Alarcón es singular,<br />

por eso, no sólo en la literatura española, sino en la literatura universal.<br />

Su nacionalidad no nos da la razón <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r supremo; sólo su vida nos ayuda a compren<strong>de</strong>r<br />

cómo se <strong>de</strong>sarrolló. En un hombre <strong>de</strong> alto espíritu como el suyo, la <strong>de</strong>sgracia aguza<br />

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