Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
ninguno extraer del hecho histórico aislado, la doctrina de validez universal –Los intelectuales
en la independencia americana–, al erudito de portentosa solidez conceptual y deslumbradora
capacidad expositiva –En busca del verso puro–, al intelectual de altos ideales y civilista
aliento –Patria de la justicia–.
Dificulto que nadie me culpe de estar pesando el humo por sostener que a poco nos
enfrascamos en la lectura de los ensayos de pedro henríquez Ureña agrupados en la antología
que nos ocupa, seducidos por la belleza, reciedumbre y profundidad de su palabra,
no podemos menos que vernos forzados a admitir que estamos ante un florilegio que da en
el clavo, admirable crestomatía cuya suprema virtud estriba en ofrecer una suerte de quintaesencia
de las populosas prendas que en punto a dignidad literaria, humanista erudición
y filosófica hondura, exhibe el numen pródigo de tan sobresaliente pensador e impoluto
maestro de la prosa.
De don pedro a buen seguro que habrá antologías –varias conozco– más ricas en lo que
atañe a la cantidad de textos seleccionados; y las habrá también más flanqueadas de notas
al margen, apéndices informativos y rigurosas observaciones biográfico-históricas; empero,
capaces como esta de su entusiasta hermano de introducirnos en apenas 167 páginas por
donde desfilan las ideas contenidas en no más de quince ensayos de los muchos y felices que
a su pluma debemos, capaces, decía, como esta de adentrarnos en la poliédrica personalidad
creadora del glorioso escritor dominicano, ninguna que le pueda hacer sombra.
Es, pues, lance venturoso que Banreservas y la Sociedad Dominicana de Bibliófilos
hayan decidido reeditar la antología de marras, obra que, lejos de haber perdido vigencia
con el paso inclemente de los años, seguirá siendo, en cuanto puede conjeturarse, una de
las más expeditas y placenteras vías de que dispone el lector que aún no lo conoce a fondo,
para empezar a familiarizarse con las cumbreras virtudes de la ensayística de pedro
henríquez Ureña.
Sobre el tema abordado concédaseme licencia para expresar a modo de colofón, que
si bien no me incluyo en el número de cuantos acostumbran postular juicios con privanza
de eternidad, doy por verdad que tiene viso de irrecusable (a la que sospecho adherirán
sin rebozo quienes hasta las estribaciones de esta cavilación han tenido la perseverancia de
escoltarme) que, para el que leyere los escritos atesorados en la antología a cuya valoración
–acaso con más fogosidad que clarividencia me he abocado–, resultará punto menos que
imposible no convenir en que “El temperamento sosegado y ecuánime de pedro henríquez
Ureña, aunado a una sensibilidad a flor de piel, a la que no escapa el más insignificante matiz
afectivo de la obra escudriñada, le permiten hacer gala de una amplitud crítica admirable.
(…) Es la suya crítica desprejuiciada, tolerante, porque procede de una mente que ha visto
mucho y lejos, y que está presta, por consiguiente, a convivir con las inevitables miserias de
la existencia sin dejarse por sus apremios doblegar”. 3
Federico garcía godoy, o, para ser más exactos, la compilación de ensayos críticos de
dicho autor que llevara a cabo Joaquín balaguer y que diera a la estampa la Colección Pensamiento
Dominicano en 1951, es la obra sobre la que, sin mayores preámbulos pienso, al correr
de la pluma, siempre que los astros me sean propicios, echar mi cuarto de espadas en los
renglones que siguen.
3 León David, Cálamo Currente, Ediciones del banco Central de la República Dominicana, Santo Domingo, República
Dominicana, 2003, p.104.
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