Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
haitiano sólo escribió poesías de circunstancias para congratular familiares y amigos, se
desbordó más tarde, durante la primera etapa de la República, en versos llenos de pasión
política, como partidaria exaltada del presidente Santana. 168 De una décima en que Manuela
Rodríguez llama a Santana “Napoleón dominicano”, hizo en 1849 José Román hernández,
natural de Neiba, una glosa igualmente ditirámbica. todavía cabe agregar el nombre del
doctor Juan de Dios Correa Cruzado, cura que fue de la parroquia de Santa Clara hasta 1834,
año en que ocupó la de Santa bárbara, al morir el presbítero José Ruiz Domínguez, que la
había regenteado durante más de cuarenta años. En memoria del padre Ruiz escribió Correa
Cruzado la siguiente décima, que fijó en una de las paredes interiores de la iglesia, al pie de
una estampa que representaba a la muerte:
barbareños, aunque soy
la que priva de la vida,
en vuestra pena crecida
vengo a consolaros hoy.
Aquí señalando estoy
de vuestro dolor la losa,
porque aquí yace y reposa
el Doctor Ruiz, vuestro cura.
¡también señalo la altura
en donde de gloria goza!
Entre los dominicanos que se avinieron con el régimen haitiano y desempeñaron cargos
públicos, hubo algunos intelectuales de prestigio. En primer término se destaca la figura de
Tomás Bobadilla y Briones (1785-1871), que ocupó en aquel período cargos oficiales, entre
ellos el de comisario del gobierno en el tribunal civil, o sea, promotor fiscal. Con motivo de
la reclamación de España en 1830, bobadilla publicó un folleto, en defensa de los puntos
de vista haitianos, con sus Observaciones sobre las notas oficiales del Plenipotenciario del Rey de
España y los de la República de Haití, sobre el reclamo y posesión de la parte del Este. No brilla ese
trabajo por su redacción ni por su argumentación. A mayor altura se elevó en los discursos
parlamentarios que pronunció durante la primera etapa de la República independiente, a
cuyo advenimiento prestó su concurso cuando ya estaba a punto de cristalizar el movimiento
separatista. Dadas sus cualidades intelectuales nada comunes, se le dio participación principal
en la redacción de la Manifestación de los pueblos de la parte del Este de la isla antes Española o de
Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República Haitiana, documento fundamental
del movimiento en favor de la independencia, firmado el 16 de enero de 1844 por gran
número de patriotas dominicanos; y se le llamó a presidir la primera Junta gobernativa de
la revolución triunfante. Altos cargos desempeñó bobadilla en distintos gobiernos durante
su larga y cambiante vida política. Así como en su juventud fue escribano real durante “la
España boba” y aceptó el puesto de oficial primero de la Tesorería General del Estado al ser
proclamada la “Independencia efímera” actuó después al servicio del gobierno haitiano,
lo que no le impidió tomar partido en favor de la independencia dominicana y presidir la
168 Como la solterona Manuela Rodríguez era sobrina del que fue Deán de la Catedral, Dr. José gabriel Aybar, se le
daba el apodo de La Deana y muchos la llamaban Manuela Aybar, suprimiendo el Rodríguez. De todos estos rimadores
han sido recogidas algunas producciones en el libro Poesía popular dominicana, de Rodríguez Demorizi.
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