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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
Llena de gratitud mi alma doliente,
al par que de pesar y de tristeza,
te consagro su cántico ferviente,
desnudo de primor y de belleza.
óyelo, pues, que el fúnebre lamento
que por ti exhala mi enlutada lira
es la viva expresión del sentimiento
de gratitud que tu bondad inspira.
hoy te saludo de pesar henchida
en nombre de los hijos del Ozama
y del pueblo que llora tu partida
cual la de un padre al que de veras ama.
Otro poeta fusilado por combatir la anexión, Félix Mota y Veloz (1822-1861), fue autor de
un himno de guerra, aunque sólo ocasionalmente cultivó los temas patrióticos. Su esposa,
Francisca Cleofes Valdés de Mota, también solía hacer versos; pero, al igual que Josefa Antonia
del Monte, nunca pasó de mera aficionada. Se inspiró en las desventuras de la patria,
que tan íntimamente ligadas estaban a su propia desventura. De ella se conoce un romance,
Adiós a mi patria, y un epitafio a su esposo.
La poesía que se inspiraba en la patria y reflejaba las alternativas y agitaciones de la vida
pública, tuvo otro representante, a la manera de Del Monte, –que por cierto fue su contrario
político–, en la fogosa personalidad de Manuel Rodríguez Objío (1838-1871), muerto en
plena juventud, víctima de las enconadas discordias civiles que ensombrecieron durante
largo tiempo el horizonte político del país. 182
Rodríguez Objío fue el prototipo del poeta político de inspiración arrebatada, aunque
no brillaba por su corrección. Cantó A los héroes de febrero y Al 27 de febrero, y ensalzó con
acento viril a la heroica ciudad de Santiago después del incendio que la destruyó en 1863,
en los albores de la guerra restauradora:
¡Nueva Jerusalem! Son los trofeos
más grandes y sublimes de tu gloria
esas ruinas que ostentas, esa historia
de muertes y de incendios que excitaron
el furor de tus bravos Macabeos.
¡paz a los muertos! ¡Odio a los tiranos!
¡gloria a tus indomables redentores!
Los siervos se han trocado ya en señores
y el hierro triunfador luce en tus manos.
Acaso la mejor composición poética de Manuel Rodríguez Objío, por lo hondamente
sentida y por su forma sencilla y sin efectismos, es el Acto de fe religiosa que escribió en vísperas
de ser fusilado:
182 Obras de Rodríguez Objío: Poesías, 1888; Vida del General Gregorio Luperón e Historia de la Restauración, 1939. Se
conservan también sus Relaciones históricas, 1951. Véase Manuel Rodríguez Objío, por R Lugo Lovatón, 1951.
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