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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
–dijo al terminar su oración–, y a nombre de su país natal os doy las gracias por la digna
acogida que habéis dado al infortunado y primer héroe de su independencia, y quiera el
cielo que aquella isla destinada por su posición geográfica y por sus riquezas naturales,
recuerde, andando el tiempo, este suceso, para estrechar los lazos que deben unir como a
dos hermanos ambos pueblos”. 150
VIII. Manifestaciones folklóricas
puede decirse que en los comienzos de la vida colonial la poesía popular que se conocía
en Santo Domingo era artículo de importación. De España trajeron los conquistadores en
la memoria el romance, y hay constancia de que en la colonia se recitaban romances viejos,
principalmente los de carácter épico. No fue el romance, sin embargo, la forma predilecta de
la poesía popular nativa, que comienza a poco con sátiras y burlas contra personajes de la
colonia. Composiciones satíricas de esa índole se debieron también a personas cultas, como
Lázaro bejarano. El romance no arraigó en el gusto popular, a pesar de su ilustre abolengo,
porque la poesía popular dominicana reclamó siempre el atractivo del consonante, y se
manifestó de preferencia en décimas y cuartetas.
Importa señalar, a la vez, la evolución que sufrió en Santo Domingo la música, complemento
habitual de las manifestaciones de la poesía popular. No hay que hablar de la música
de los aborígenes, que no dejó huella alguna, pues para los conquistadores fue apenas un
motivo ocasional de curiosidad. Así, también la música empezó por ser importada de España,
junto con los instrumentos llamados a producirla, como la vihuela, que alcanzó gran
boga en la colonia. Consta que estuvo en Santo Domingo, en 1565, Diego Risueño, buen
tocador de vihuela, que dio allí “lecciones de tañer” antes de pasar, el año siguiente, a Nueva
España. 151 Otro instrumentó muy usado entonces fue la bandola, vihuela menor de cuatro
cuerdas, de donde se derivó otra guitarrilla, el “cuatro”. Aparecen bien pronto instrumentos
de invención local, como el calabazo, progenitor del güiro actual. Al mismo tiempo, a
la música inspirada en moldes europeos no tardan en mezclarse ritmos sincopados de tipo
africano. El estilo de la frase melódica que vino de Europa se modifica y descoyunta para
adaptarse a esos ritmos extraños. y así nace en Santo Domingo un tipo de música criolla, que
de allí se extiende a las demás Antillas y en cada una adquiere formas y variedades nuevas.
Esa música, de frase breve y sugestiva, que a veces no tiene cláusula de cierre y en vez de
morir en la tónica se queda en la dominante o en otro punto indeciso de la escala y se repite
insistentemente, requiere una letra, similar, cuyos versos sufren la reiterada interpolación
de una exclamación o una frase breve que corresponde a una idea elemental o a un hecho
sencillo y vulgar, y se convierte en llamativo y persistente estribillo.
150 El Dr. José María Morillas, en su biografía de Núñez de Cáceres, inserta íntegra la oración fúnebre de Simón de
portes, de quien se conocen algunos discursos parlamentarios, como el que pronunció en el Congreso de tamaulipas
el 27 de mayo de 1848, sobre cuestiones relacionadas con el tratado de paz con los Estados Unidos de América. (Lo
reprodujo Rafael Matos Díaz en su artículo Investigaciones Históricas: Dominicanos en México, Listín Diario, S. D., 22 de
julio, 1934). Sobre la participación de Simón de portes en conspiraciones por la independencia de Cuba, véase Simón
de Portes, precursor de la Independencia de Cuba, por Rodríguez Demorizi (Listín Diario, 8 de mayo, 1938, y Algunos datos
sobre Don Simón de Portes por Rafael Matos Díaz (Listín Diario, 17 de noviembre, 1940). Simón de portes dejó distinguida
descendencia: su nieto el licenciado Emilio portes gil fue presidente de México en 1928.
151 trae el dato gabriel Saldívar, que dice que “Diego o bartolomé Risueño” era natural de talavera de la Reina,
aprendió vihuela en Sevilla a los doce años, y fue paje y músico del Corregidor de la villa de gilbraleón. En México
vivió de la música y del baile, pues también danzaba”. (Historia de la música en México, México, 1934).
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