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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

¡Qué insuperable paradigma habría sido la figura <strong>de</strong>l propio Hostos para esas clases<br />

<strong>de</strong> moral objetiva! Su vida entera es un tratado <strong>de</strong> ética. Fue un carácter rectilíneo, sin<br />

<strong>de</strong>sviaciones, ajustado siempre a una misma norma moral. Nacido en puerto Rico (1839),<br />

entonces colonia <strong>de</strong> España, aspira a que su pueblo pueda disfrutar <strong>de</strong> un régimen político<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual sea posible el libre ejercicio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos y liberta<strong>de</strong>s que dignifican al<br />

hombre. Adolescente aún, va a España, don<strong>de</strong> persevera en sus estudios y lecturas y más<br />

a<strong>de</strong>lante cultiva la amistad <strong>de</strong> republicanos prominentes como Francisco pi y Margall,<br />

<strong>de</strong> reformadores que aspiran a humanizar los sistemas penitenciarios, como Concepción<br />

Arenal, o <strong>de</strong> i<strong>de</strong>alistas <strong>de</strong> espíritu generoso como Julián Sanz <strong>de</strong>l Río, el entusiasta<br />

propagador <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Krause. Su <strong>de</strong>cepción es gran<strong>de</strong> cuando se da cuenta <strong>de</strong> que<br />

el problema <strong>de</strong> las liberta<strong>de</strong>s antillanas y singularmente las <strong>de</strong> puerto Rico, no habrá<br />

<strong>de</strong> encontrar eco en la esfera práctica <strong>de</strong> las realizaciones políticas. Así, proclamada la<br />

República Española, ese problema se mantiene igual, pues raro es el republicano que<br />

piensa que los beneficios <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia republicana puedan exten<strong>de</strong>rse a Puerto Rico<br />

o a Cuba, cuya causa le cuenta ya como <strong>de</strong>fensor: aunque en España haya república, las<br />

dos Antillas seguirán sujetas al régimen colonial, con la vaga promesa <strong>de</strong> que algún día<br />

se dicten leyes especiales para una y otra. En el Ateneo sostiene sus i<strong>de</strong>as con altivez y<br />

fervor, y cuando, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> can<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>bate, uno <strong>de</strong> sus amigos y contradictores en<br />

esa pugna, lo abraza y le dice, satisfecho: "Señor hostos, le hemos ganado", contesta sin<br />

vacilar: "No: me han perdido".<br />

De España viene a América. Ar<strong>de</strong> ya en Cuba la llamada "guerra <strong>de</strong> los diez años", iniciada<br />

en 1868. Se <strong>de</strong>tiene en Nueva york, don<strong>de</strong> el prócer cubano Francisco Vicente Aguilera<br />

prepara una expedición armada para llegar a las costas <strong>de</strong> Cuba. La expedición fracasa y<br />

hostos es conducido nuevamente a Nueva york. Reanuda entonces su camino hacia la<br />

América <strong>de</strong>l Sur, que recorre afanosamente, en prédica constante para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la causa <strong>de</strong><br />

Cuba y la unidad moral <strong>de</strong> América.<br />

Deja oír su voz, don<strong>de</strong>quiera que llega, para estimular toda iniciativa <strong>de</strong> bienestar y<br />

<strong>de</strong> progreso en cada una <strong>de</strong> las repúblicas americanas. En más <strong>de</strong> una ocasión su gesto es<br />

correspondido con testimonio <strong>de</strong> gratitud perdurable: así, en reconocimiento al <strong>de</strong>cidido<br />

apoyo que prestó al proyecto <strong>de</strong> Ferrocarril trasandino entre Argentina y Chile, se dio el<br />

nombre <strong>de</strong> hostos a la primera locomotora que cruzó los An<strong>de</strong>s. Otras muchas iniciativas<br />

civilizadoras fueron <strong>de</strong> igual modo auspiciadas y <strong>de</strong>fendidas por ese incansable paladín <strong>de</strong>l<br />

progreso orgánico y <strong>de</strong> la rectitud moral.<br />

Su peregrinación continental, sin rumbo fijo, pero con el propósito <strong>de</strong> difundir y sostener<br />

las aspiraciones y los anhelos antillanos, dura algunos años. y cuando en 1878 abre los ojos a<br />

la realidad circunstante, pues diríase que había vivido en un mundo <strong>de</strong> sueños y abstracciones,<br />

ve que han fracasado los empeños antillanos a los cuales había querido infundir vida:<br />

cerrado, por el momento, el capítulo <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Cuba, seguía imperando allí, al igual<br />

que en puerto Rico, el régimen colonial, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantos años <strong>de</strong> constante afanar. Sólo<br />

un gran triunfo alcanzó en las Antillas la dignidad humana como fruto <strong>de</strong> tan larga lucha:<br />

la abolición <strong>de</strong> la esclavitud.<br />

¿A dón<strong>de</strong> había <strong>de</strong> ir hostos con sus íntimas <strong>de</strong>cepciones? ya para entonces se había<br />

instalado en la única Antilla que podía llamarse libre: Santo Domingo, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1875<br />

había cultivado la amistad <strong>de</strong> hombres <strong>de</strong> espíritu fuerte, como gregorio Luperón, que<br />

abrazaron con calor el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la confe<strong>de</strong>ración antillana.<br />

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