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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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con nuestro ejemplo y con la triste irradiación <strong>de</strong> nuestras pasiones <strong>de</strong>sligadas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber,<br />

revoluciones, convulsiones, guerras, tiranías y anarquías como las que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, lo han <strong>de</strong>bilitado.<br />

Como suele en el mundo físico, porque el mundo moral no es más que la obra recóndita<br />

y abstrusa <strong>de</strong> las mismas leyes que <strong>de</strong>terminan el or<strong>de</strong>n universal, que el <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> una<br />

fuerza constructora <strong>de</strong> la naturaleza se convierte por nuestra torpeza o nuestra negligencia,<br />

en causa <strong>de</strong> ruina y <strong>de</strong>strucción, suele en el mundo moral convertirse el <strong>de</strong>recho, por inercia<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber que ha <strong>de</strong> vivificarlo, en causa <strong>de</strong> <strong>de</strong>sorganización, <strong>de</strong> guerra y muerte.<br />

CAPÍTULO XIX<br />

El <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres<br />

EUgENIO MARíA DE hOStOS | MORAL SOCIAL<br />

hay un <strong>de</strong>ber que abarca a todos los <strong>de</strong>más: es el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres. Consiste en<br />

cumplirlos todos, cualquiera que sea su carácter, cualquiera el momento en que se presente<br />

a activar nuestros impulsos o <strong>de</strong>spertar nuestra pereza o a convencer nuestra razón o a pedir<br />

su fallo a la conciencia.<br />

No es <strong>de</strong>ber que se cumple en circunstancias extraordinarias, sino en las circunstancias<br />

más comunes <strong>de</strong> la vida diaria.<br />

Es el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> cumplir con todos los <strong>de</strong>beres, naturales, individuales, en el seno <strong>de</strong> la<br />

familia, en el seno <strong>de</strong> la comunidad vecinal, en el seno <strong>de</strong> la sociedad regional, en el seno<br />

<strong>de</strong> la pequeña patria, que es para cada hombre el hogar <strong>de</strong> su tribu o su nación, y en el seno<br />

<strong>de</strong> la patria común, que es para todos los hombres el regazo <strong>de</strong> la humanidad.<br />

Sin ese <strong>de</strong>ber, que es a los <strong>de</strong>más lo que el nucleolo al núcleo, cada <strong>de</strong>ber cumplido, cada<br />

caso concreto <strong>de</strong> <strong>de</strong>ber agotaría nuestra actividad conscia. Entonces, paralizado lo que pleonásticamente<br />

hemos llamado la conciencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, sería necesario renovarla, renovar los<br />

esfuerzos, restablecer en sus medios <strong>de</strong> acción los efectos psíquicos <strong>de</strong> cambio y movimiento,<br />

reparar las pérdidas causadas por el trabajo y la energía prece<strong>de</strong>ntes; en suma, restituir sus<br />

funciones al órgano (la conciencia), <strong>de</strong> quien son funciones los <strong>de</strong>beres. pero en virtud <strong>de</strong><br />

ese <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres, en toda conciencia se establece una disposición constante, aunque<br />

no siempre aprovechada, que es como la fuerza dinámica <strong>de</strong> la conciencia, o mucho mejor,<br />

como su actividad fisiológica, o comparando semejantes, como la actividad fisiológica y la<br />

fuerza dinámica <strong>de</strong> la razón.<br />

Es indudable que si el ser social utilizara <strong>de</strong> continuo esa disposición a cumplir con<br />

todos sus <strong>de</strong>beres, y a tener en fecunda actividad a su conciencia, la especie humana habría<br />

llegado al último momento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo y habría realizado el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la humanidad, que<br />

es el dar cuanto su naturaleza pue<strong>de</strong> dar, y socieda<strong>de</strong>s, familias e individuos harían efectivo<br />

el sueño <strong>de</strong> la felicidad, porque gozaría <strong>de</strong> la plenitud <strong>de</strong> su actividad y sus funciones el<br />

órgano supremo <strong>de</strong> la vida racional-consciente.<br />

A eso se llegará: hay que esperarlo, porque eso es <strong>de</strong> nuestra naturaleza; pero aún no<br />

estamos más allá <strong>de</strong>l período inductivo <strong>de</strong> la razón, y, por lo tanto, no pue<strong>de</strong> la conciencia<br />

humana haber llegado ni estar próxima a llegar hasta aquel sumo grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo en<br />

que el ser consciente sea lo que <strong>de</strong>be ser.<br />

por esa distancia a que aún está <strong>de</strong> la salud <strong>de</strong> la conciencia, el hombre social no<br />

aprovecha la fuerza dinámica que establece, mantiene y or<strong>de</strong>na sin cesar la disposición<br />

congénita <strong>de</strong> la conciencia a cumplir con todos sus <strong>de</strong>beres. por eso también los incesantes<br />

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