Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
Ureña (Intima, 1897; Meditación, 1898) y la Meseniana, con motivo de la muerte de Sebastián
Emilio Valverde.
En Santo Domingo sobrevino una época de constante agitación revolucionaria, y aunque
el presidente Ramón Cáceres logró al cabo de varios años restablecer la paz, con su muerte se
inició en 1911 un nuevo período de insurrecciones, asonadas y gobiernos efímeros, durante el
cual se hizo cada vez más fuerte la injerencia de los Estados Unidos de América en los asuntos
internos del país, al amparo de la convención dominico-americana que para el arreglo definitivo
de la deuda concertó el gobierno del presidente Cáceres. tan crítica situación culminó en el
desembarco de tropas de los Estados Unidos en 1916, al surgir un nuevo conflicto provocado
por la insubordinación del Ministro de la guerra, general Desiderio Arias, contra el presidente
Jimenes, que por segunda vez ocupaba la jefatura del Estado desde 1914. La renuncia
de Jimenes determinó la elección del doctor Francisco henríquez y Carvajal, que durante ese
tiempo sólo había visitado ocasionalmente el país, con motivo de habérsele confiado en 1907
la representación de la República en la Segunda Conferencia de la paz, celebrada en La haya;
en 1911 la Legación en port-au-prince para discutir cuestiones originadas por un incidente de
fronteras con haití; y en 1915 una misión transitoria en los Estados Unidos de América.
Angustioso era el momento y dura era la prueba a que se veía sometido el presidente
recién electo, quien, sin embargo, desechó toda vacilación y se apresuró a abandonar su
vida profesional en Cuba, para ir a cumplir el deber que la confianza de sus compatriotas
le imponía. para reconocer el nuevo gobierno, los Estados Unidos formularon un capítulo
de exigencias, entre ellas el control de la fuerza pública y de la hacienda, de todo punto
inaceptables, por ser contrarias no sólo a los preceptos constitucionales, sino también a la
dignidad y la soberanía de la nación. El presidente henríquez, asesorado por su consejo de
Secretarios de Estado, rechazó esas exigencias y presentó contraproposiciones que hubieran
podido restablecer la buena inteligencia entre ambos gobiernos. No cedieron, sin embargo,
los Estados Unidos, y en definitiva el gobierno del Presidente Wilson decidió establecer en
la República Dominicana un gobierno militar de ocupación. henríquez y Carvajal decidió
ausentarse para emprender desde el extranjero la campaña de reintegración de la soberanía
nacional. Al terminar en 1918 la primera gran guerra mundial, pudo desarrollarse
esa campaña con mayor intensidad y eficacia. El Presidente Henríquez se trasladó desde
Cuba a Europa en el momento en que se celebraba la conferencia de Versalles, y cambió
allí impresiones con todas las delegaciones de la América latina y con altas figuras de la
política mundial, para darles a conocer la situación a que se veía sometida la República
Dominicana. Regresó a mediados de 1919 y se encaminó a Washington, donde presentó en
el Departamento de Estado las reclamaciones del patriotismo dominicano. Allí constituyó
además la Junta Nacionalista Dominicana, organismo que debía asesorarlo en sus gestiones
como presidente de jure. Envió a la América del Sur varios comisionados, a fin de impetrar
el auxilio moral de los demás pueblos y gobiernos del continente, y esa campaña tesonera
comenzó a poco a dar sus frutos. Los procedimientos del gobierno militar de ocupación,
que ahogaba la libre expresión del pensamiento y toda sana y legítima manifestación del
patriotismo dominicano, fueron suavizándose gradualmente. pudo entonces constituirse
en la propia República Dominicana la Unión Nacional Dominicana y celebrarse después
la Semana patriótica, destinada a recaudar fondos para continuar la campaña emprendida.
Como fruto de esa campaña, la opinión desinteresada de muchos ciudadanos de los Estados
Unidos se manifestó en la prensa y en la tribuna a favor de la reintegración de la soberanía
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