Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

EMILIO RODRígUEz DEMORIzI | MúSICA y bAILE EN SANtO DOMINgO
Desde los primeros días de la Separación el ejército contó con bandas de música, algunas
de las cuales estuvieron en los campos de batalla. El Decreto del 15 de julio de 1845 disponía
que en todas las comunes en que se formara un regimiento habría un cuerpo de música:
Instructor de una de las bandas militares de Santo Domingo, a las que pertenecieron Manuel
A. Rosa y León Cordero, en 1850, fue José A. Agüero, que también lo sería en tiempos de la
Anexión a España.
Una de las orquestas de aquellos días, de que se tiene noticia, fue la dirigida por Ramón
Carreño, quien amenizó las fiestas del segundo aniversario de la Constitución, en 1846. En
estas solemnidades, en los desfiles marciales, abría la marcha la música militar, entonando
sus aires guerreros.
En 1852, o desde antes, la guarnición de Santo Domingo contaba con dos bandas: del
primer y del segundo regimiento. Ambas celebraban conciertos en la plaza de Armas, (parque
de Colón), a las 7 p.m., iluminada por faroles de campaña. Las breves reseñas de estos
conciertos, a veces candorosas, merecen conocerse. Las siguientes aparecieron en el periódico
La Española libre, de septiembre y octubre de 1852:
RETRETA: Fue ejecutada la del domingo por la banda de música del 2º Regimiento. Se tocaron
piezas muy famosas en las cuales los bajos sobresalieron, estaban admirables. La concurrencia
fue poca. Recomendamos a los Directores de las bandas de procurarse unas farolas para los atriles
a fin de que el viento no les estorbe. Hemos sabido que están autorizados para ello, pero no
sabemos por qué no los tienen aún.
RETRETA. Correspondió la del domingo a la banda del 1º. Regimiento. Se tocaron cuatro piezas
que aunque de gusto fueron muy cortas. por el cambio de la estación se ha variado la hora;
en adelante se principiará desde las 7. Fue poca la concurrencia del domingo por causa de las
lluvias, los que asistieron tuvieron que acogerse a las galerías del Ayuntamiento para librarse
de un catarro.
RETRETA. Como la anunciamos en nuestro número anterior, tocó la del domingo a la banda
del 2º Regimiento. Estuvo encantadora, ¡sublime! Después de haber ejecutado dos piezas magníficas,
se nos sorprendió con la nueva composición francesa que hizo furor en la numerosa
concurrencia. El canto de guerra no pudo estar mejor. A no ser por lo entoldado de la noche el Sr.
Director habría recogido los aplausos de casi toda la población, aunque sin embargo no dejó de
haber una asistencia crecida. para esta noche, si el tiempo se presenta bueno, esperamos que el
Sr. Alfonseca nos complazca con una repetición.
El estreno de alguna composición criolla, por las bandas del ejército, constituía entonces
un acontecimiento, como lo fue el de la “marcha nacional” La batalla de las Carreras, por
Alfonseca. A ese estreno, el 20 de abril de 1853, asistió el general Santana. Lo recuerda la
interesante crónica del concierto publicada en el periódico El Progreso, de esos días, escrita
por Manuel María gautier, que luego sería uno de los más encarnizados enemigos de Santana.
Dice la ingenua reseña:
No hay espectáculo más hermoso que aquel en que un pueblo celebra el triunfo de una idea
grande. La batalla de las Carreras, esas termópilas de nuestra patria, fue el triunfo de las
ideas liberales pasadas por el crisol del patriotismo. Allí se recogieron los laureles en manojos
y se ostentó el principio democrático con todo el resplandor de la victoria. El general
Santana y los demás héroes que le acompañaron en aquella gloriosa jornada, probaron al
mundo de cuánto es capaz un pueblo libre, celoso de su independencia. por eso la nación
se mostró sabia y agradecida cuando le llamó su Libertador y personificó de esta manera la
revolución en el héroe.
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