Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

En fin esta obra es propiamente el segundo volumen de Pintura y Escultura en Santo
Domingo, puesto que el volumen primero, que corresponde a la época de la Colonia, está
vaciado en mi libro España y los comienzos de la pintura y la escultura en América, publicado
en Madrid en 1966. 5
huelga decir que, como no soy cronista de arte ni menos crítico de arte, esta es una mera
aportación al conocimiento de la materia. podrán ser eliminados muchos nombres, pero no
por ello se anulará su participación en la vida espiritual de sus tiempos. Es menester reducir
nuestra historia del arte a unos pocos nombres, pero antes de la labor de síntesis cabe
galardonar aunque sea con el fugaz recuerdo, a los humildes del arte. Esa justicia se hace
en este libro. La inmisericorde obra de la síntesis será para otros.
Capítulo I
EMILIO RODRígUEz DEMORIzI | pINtURA y ESCULtURA EN SANtO DOMINgO
Las emigraciones, 1795-1822. Mata Tejada y Simón de Portes. El acuarelista francés Garneray.
La vida aventurera de Benito Chassériau. Teodoro Chassériau, de Samaná a París.
De 1795 a 1822, aciagos años en que se realiza la más insólita serie de dramáticos sucesos
de la parte oriental de la Isla, la cesión a Francia, las invasiones de 1801 y 1805, la guerra de
la Reconquista, el retorno a España, la Independencia Efímera bajo el ilusorio amparo de
Bolívar y finalmente la ominosa dominación haitiana, se produce también una alarmante
serie de agotadoras emigraciones, en las que van artistas y letrados a brillar en otras playas,
a veces compensadas por el arribo de algún notable artista extranjero, como garneray, o por
el nacimiento, en nuestro suelo, de un genio de la pintura como teodoro Chassériau.
Entre los emigrantes de entonces se cuenta el dominicano Juan de Mata tejada, nacido
en Santiago de los Caballeros en 1790 y fallecido en Santiago de Cuba en 1835, a quien cupo
la gloria de ser el introductor de la litografía en la Isla hermana. De aquí emigró en la adolescencia:
estudió en la Universidad de La habana. Fue profesor de Dibujo y geometría en
el Colegio Seminario de San basilio el Magno, “porque en lo que realmente sobresalía era
en el dibujo y la pintura. Se dedicó, además, a burilar la piedra y en 1824 presentó algunos
trabajos litografiados, que fueron los primeros que se hicieron en Cuba, y probablemente
en el resto del mundo hispanoamericano”. 6
5 No contamos con ningún estudio cabal de las Artes plásticas en nuestro país. Apenas cabe mencionar los artículos
de prensa y los opúsculos reseñados por Luis Floren en su Bibliografía de las Bellas Artes en Santo Domingo (bogotá, 1956, 53
p). Los artículos de pedro René Confín Aybar, dispersos en nuestra prensa, constituyen en síntesis partes de un panorama
de nuestras artes plásticas, particularmente de las actuales. Estos artículos deberán ser tomados en cuenta en todo estudio
de las bellas Artes en nuestro país en los últimos años, porque sin dudas él ha sido uno de los más idóneos testigos en
el nuevo despertar artístico dominicano en que tuvo tan profunda participación el Dr. Rafael Díaz Niese. Otro testigo
ejemplar en esa actividad artística fue don Manuel Valldeperes, cuyos artículos de prensa recogió en su libro El arte de
nuestro tiempo (Síntesis panorámica del arte en Santo Domingo). S. D., 1954. Recientemente, en 1969, ha aparecido el libro del
pintor y crítico de arte Darío Suro, Arte dominicano (Monografía de las artes plásticas dominicanas), S. D., 1969, 165p.
En los textos de Historia de la pintura en el nuevo mundo –como lo apuntamos en nuestra obra España y los comienzos
de la pintura y la escultura en América– Santo Domingo no puede figurar en peor posición. Miguel Solá, en su Historia del
arte hispanoamericano, (barcelona, 1935. Colección Labor), en sus 330 páginas apenas le dedica 10 a Santo Domingo, en las
que sólo hay una fugaz alusión a la pintura. “Celebrada síntesis”, la llama Angel guido. Asimismo Diego Angulo Iñiguez,
en su Historia del Arte hispanoamericano (Salvat Editores, barcelona, 1945, vol. I, y 1950, vol. 2), sólo habla fugazmente de
dos pinturas de Santo Domingo, de La Antigua y de La Altagracia.
6 La litografía llegó tardíamente a Santo Domingo. En 1888 existía aquí la Litografía de billini & Rodeck, considerada
la primera en el país. (Calle Separación 28). Su primer anuncio figura en el periódico El Eco de la Opinión, S. D.,
n.º 45, 11 ag. 1888. herman Rodeck era además profesor de idiomas. también trabajó su arte en puerto Rico. (Acerca
de la Litografía Dominicana ver Listín Diario, S. D., 12 nov. 1912). En el Elogio de Mata Tejada, del 10 de oct. de 1835, en
la Sociedad patriótica de Santiago de Cuba, dice:
583