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EMILIO RODRígUEz DEMORIzI | MúSICA y bAILE EN SANtO DOMINgO
cómo nos haremos
con la oscuridad…
pero hay una noticia de Mozart, anterior a 1850, que habla del prestigio de su música
entre nuestros antepasados.
En la reseña de los funerales del Arzobispo Valera, celebrados en puerto plata el 19 de
junio de 1833, dice el padre gonzález Regalado:
Mi capilla de música ejecutó en este día con admirable destreza la famosa misa de Réquiem, composición
del Sr. Mozart, y una sequentia de difuntos en extremo tierna.
La ejecución del Réquiem de Mozart, en 1833, no significa que se conociera “la famosa
misa” –como dice la reseña– a partir de tal año. Ese conocimiento podría remontarse a los
días iniciales de la Era de Francia (1801) o por lo menos hacia 1820, año en que el padre
Regalado pasó de Santo Domingo a la entonces mísera villa de puerto plata.
Mozart, sin duda, fue uno de los grandes músicos preferidos de los dominicanos. En
su bello artículo La Música, publicado en la revista Flores del Ozama, el 1º de mayo de 1859,
decía el malogrado poeta Eugenio perdomo:
y en nuestro suelo, donde la providencia a manos llenas derrama átomos de su sabiduría, no
es sorprendente que con el transcurso de pocos años, constancia y aplicación, encontremos los
rivales de Rossini y de Mozart, y no es este un juicio atrevido si atendemos a los adelantos que
hicieron en su corta existencia las dos sociedades Filarmónicas instituidas en el año de 1854. y
en efecto los imparciales de todos los países conocen y admiran el gran mérito de la Obertura a
grande Orquesta, composición lírica del Sr. J. b. Alfonseca y el Vals de Estrado compuesto por él
joven S. Morcelo.*
quién sabe si algún día se realizará entre nosotros la bella aspiración de perdomo: poseer
los “rivales de Rossini y de Mozart”, como la exigua Nicaragua tuvo al máximo rival de los
primeros genios de la poesía castellana, a Rubén Darío.
Del baile en Santo Domingo
La afición al baile, común a todos los pueblos, nos viene de España y de los aborígenes
de la Isla. En su comedia La Gran Sultana, decía Cervantes:
no hay mujer española que no salga
del vientre de su madre bailadora…
Desapareció el areito indígena, y las danzas españolas hicieron el deleite de las fiestas
en que, con el tiempo, los negros del África introdujeron sus bailes nativos.
Vinieron de la Corte los bailes aristocráticos, como la Pavana, y los populares, como el
Escarramán, ya olvidado, de que habla Cervantes en el Rufián Viudo:
Cantante por las calles y las plazas,
bailantes en los teatros y en las casas…
y han pasado a las Indias tus palmeos…
*En marzo de 1913 fue fundado en Santiago el Quinteto Mozart. Lo componían Juan Francisco garcía, pedro
Echavarría Lazala, Morito Sánchez, pedro Camejo hijo y Salvador Rodríguez.
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