Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
turbulentos y confusos son los años que señalan la transición del siglo xVIII al xIx,
pero aun así la tradición del salón o grupo literario no decae. En la segunda década del
siglo xIx es la casa del doctor José Núñez de Cáceres, rector que fue de la Universidad,
la que sirve de punto de reunión para una de las tertulias más animadas e interesantes
con que cuenta la vida intelectual de Santo Domingo. Fracasado el primer conato de independencia,
del cual fue promotor el propio Núñez de Cáceres, e invadido el territorio
dominicano por las huestes de haití quedó Santo Domingo sometido durante veintidós
años al predominio del vecino invasor.
La vida intelectual de Santo Domingo renace con nuevo vigor una vez proclamada la
separación de haití en 1844; pero conviene no olvidar que desde algunos años antes la casa
paterna de Juan pablo Duarte era el centro al que acudía un grupo de jóvenes que al mismo
tiempo que al estudio y a los entretenimientos literarios (de lo cual dan fe las representaciones
teatrales que organizaban) se consagraban, siguiendo al propio Duarte, a la preparación de
la independencia dominicana.
En la república independiente, a pesar de los quince años de guerra que mantuvo Santo
Domingo contra haití, no desapareció la costumbre de celebrar reuniones literarias, y así
surgió, en 1846, aunque duró breve tiempo, la primera sociedad de Amigos del País.
pocos años después ocupó su lugar la sociedad de Amantes de las Letras, que ya en
1860 consiguió que el gobierno le cediese la antigua casa de los jesuitas para establecer en
ella un teatro, si bien, a los pocos años, traspasó sus derechos a una nueva sociedad. La
Republicana, que se encargó de sostenerlo en continua actividad durante bastantes años,
hasta 1918.
paralelamente a esas asociaciones de la ciudad capital se organizó en Santiago de los
Caballeros otra de iguales tendencias culturales: Amantes de la Luz, en 1874, la más antigua
de las que hoy subsisten. y en la capital renació en 1875 la sociedad de Amigos del País,
(que había tenido vida efímera treinta años antes), que desplegó importantes actividades:
inició una serie de “conferencias literarias” (la primera, según hace constar César Nicolás
penson en su Reseña histórico-crítica de la poesía en Santo Domingo, “fue un acontecimiento,
en su género, de mucha cuenta y dichosa trascendencia”, fundó y sostuvo la revista El
Estudio, patrocinó las lecciones de enseñanza superior que dictó el sabio maestro puertorriqueño
Román baldorioty de Castro; rindió especial homenaje a la poetisa Salomé Ureña,
a quien ofrendó una medalla de oro a la vez que publicó en un tomo sus Poesías; editó las
Poesías del malogrado poeta Manuel Rodríguez Objío y la Historia de Santo Domingo, de
Antonio del Monte y tejada, y celebró no pocos actos de legítima resonancia, como el de
conmemoración del cuarto centenario del descubrimiento de América y el recibimiento que
hizo a José Martí la única vez que visitó la capital dominicana, en 1892. Frecuentemente,
la sociedad abría sus salones para celebrar sesiones literarias o musicales, bautizadas con
el nombre de Noches dominicanas y, en los comienzos del nuevo siglo se discutieron en su
seno las doctrinas de hostos en materia de derecho constitucional turnándose en la tribuna
de una parte el propio hostos y Federico henríquez y Carvajal y de la otra Antonio Alfau
y baralt y el pbro. Rafael C. Castellanos. poco después hubo de suspender la sociedad
definitivamente su larga y fecunda labor: en 1904, el gobierno del presidente Carlos F.
Morales Languasco canceló el permiso oficial de que disfrutaba la sociedad para utilizar
como sede de sus actividades y de su biblioteca el antiguo edificio de la Cárcel Vieja, que
desde ya lejanos tiempos había sido usufructuado por distintas sociedades culturales,
391