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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

escribir una página miniaturista era para ellos un interludio sentimental en la diaria brega<br />

<strong>de</strong>l pensamiento: así Miguel Ángel garrido en los párrafos efectistas y sonoros <strong>de</strong> Épico y <strong>de</strong><br />

Iras rojas, y Eugenio Deschamps, en sus Notas íntimas. Algunos cuadros <strong>de</strong> tipo miniaturista<br />

po<strong>de</strong>mos encontrar en la producción inicial <strong>de</strong> tulio Manuel Cestero, que se valía <strong>de</strong>l género<br />

para hacer primores mo<strong>de</strong>rnistas <strong>de</strong> estilo. A<strong>de</strong>más, durante el primer lustro <strong>de</strong>l presente<br />

siglo se publicaron en Santo Domingo dos libros <strong>de</strong> índole miniaturista. En uno <strong>de</strong> ellos, era<br />

admirable la distinción y elegancia <strong>de</strong> la forma: Heliotropo (1903), por Américo Lugo; en el<br />

otro pudo apreciarse una promesa <strong>de</strong> escritor que a la postre se quedó en promesa, porque<br />

abandonó la literatura: Florescencia (1905), por Juan José Sánchez. pero <strong>de</strong> la producción<br />

miniaturista sólo podrán perdurar algunas páginas que constituyen, a la manera <strong>de</strong> bau<strong>de</strong>laire,<br />

pequeños poemas en prosa, forma literaria que ha vuelto a tener aceptación en nuestro<br />

tiempo. El resto es superficial y efímero. Descartando ese aspecto <strong>de</strong> la cuestión, lo que sí<br />

importa señalar en relación con la época es que la colaboración <strong>de</strong> la mujer era constante en<br />

las revistas literarias, y que esa actividad <strong>de</strong> la inteligencia femenina se <strong>de</strong>bía a la obra <strong>de</strong><br />

hostos y <strong>de</strong> Salomé Ureña <strong>de</strong> henríquez.<br />

Cuando en 1899 quedó sepultado heureaux con su régimen abominable, hostos, que<br />

había abandonado a Chile para ir a puerto Rico, dispuesto a realizar esfuerzos que a la postre<br />

resultaron inútiles, a fin <strong>de</strong> evitar que su Antilla natal quedara sometida a la condición <strong>de</strong><br />

colonia, aceptó la invitación que le hizo el gobierno dominicano para que volviera a hacerse<br />

cargo <strong>de</strong> la dirección <strong>de</strong> la enseñanza.<br />

La revolución que dio al traste con los restos <strong>de</strong>l régimen <strong>de</strong> heureaux se había apresurado<br />

a celebrar elecciones para <strong>de</strong>jar restablecida la normalidad constitucional, y al lado<br />

<strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Jiménez, como Ministro <strong>de</strong> Relaciones Exteriores, estaba, recién llegado <strong>de</strong><br />

voluntario exilio, Francisco henríquez y Carvajal, que “ni siquiera la involuntaria complicidad<br />

<strong>de</strong> su presencia tuvo con lo pasado”, según dijo hostos en carta dirigida a un grupo <strong>de</strong><br />

intelectuales que en 1899 constituyeron la Liga <strong>de</strong> Ciudadanos. Y, en fin, allí estaban todos sus<br />

discípulos, unos en el Congreso, otros en la prensa y en la escuela, otros en diferentes cargos<br />

públicos. todos lo llamaban. hostos regresó a Santo Domingo, fue recibido en apoteosis el 6<br />

<strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1900, y al punto se consagró a estudiar las condiciones <strong>de</strong>l país, recorriéndolo <strong>de</strong><br />

uno al otro extremo, para preparar su proyecto <strong>de</strong> Ley general <strong>de</strong> Enseñanza pública que fue<br />

presentado al Congreso a principios <strong>de</strong> 1901. Al punto se inició una violenta cruzada <strong>de</strong> los<br />

elementos reaccionarios contra el proyecto, y se oyó el grito <strong>de</strong> protesta contra “la escuela sin<br />

Dios”. pero esos ataques, no siempre respetuosos, como los que en el <strong>de</strong>bate parlamentario<br />

produjo el ilustrado presbítero Rafael Conrado Castellanos y Martínez (1875-1934) o los que<br />

se <strong>de</strong>bieron a la pluma <strong>de</strong>l distinguido publicista Antonio Alfau y baralt (1867-1919), autor<br />

<strong>de</strong> estudios políticos entre los que se cuenta un folleto sobre Los partidos antillanos, y buen<br />

orador académico, tuvieron la virtud <strong>de</strong> congregar el ejército normalista, aquel ejército <strong>de</strong><br />

maestros y <strong>de</strong> hombres <strong>de</strong> pensamiento que habían sido aleccionados por hostos. Apareció<br />

El Normalismo (1901), dirigido por Fe<strong>de</strong>rico henríquez y Carvajal y Enrique Deschamps, y<br />

en él colaboraron, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> hostos, los más ardientes <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> su sistema. No era<br />

solamente El Normalismo el que sostenía esa campaña: casi toda la prensa se sumó a ella y <strong>de</strong><br />

remotos rincones <strong>de</strong>l país llegaban voces <strong>de</strong> adhesión al maestro. Sobrevinieron circunstancias<br />

políticas que sumieron otra vez a la República en el abismo <strong>de</strong> la guerra civil, sin haberse<br />

llegado a aprobar el proyecto <strong>de</strong> ley preparado por hostos; pero se encontró una solución<br />

intermedia: poner en vigor la ley general <strong>de</strong> estudios <strong>de</strong> 1884, en cuya preparación había<br />

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