Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
provisional de la República durante dos semanas en 1876, y desempeñó al año siguiente la
cartera de Interior y policía; algunas memorias relacionadas con el momento inicial de la
República, como los importantes Apuntes de Rosa Duarte, admirables por el espíritu superior
que revelan los de José María Serra sobre los trinitarios, y un interesantísimo capítulo de
Recuerdos de la época de la independencia, por Jacinto de Castro (1811-1896), que fue en 1878
presidente de la República. Páginas históricas, relación de los sucesos políticos de El Seibo en
1877 y 1878, por Fernando Arturo de Meriño; Para la historia de mi patria, páginas dedicadas
a la época de heureaux, por Abelardo A. Moscoso; Una campaña (la guerra civil de marzo
y abril de 1903), por tulio Manuel Cestero; El Estado independiente de Haití español, así como
un estudio sobre El descubrimiento y la conquista, por gustavo Adolfo Mejía, y el admirable
trabajo de investigación y de laborioso cotejo y ordenación de datos, Pedro Florentino y un
momento de la Restauración, por Sócrates Nolasco, a quien se deben además los ensayos de
índole histórica que componen su libro Viejas memorias. Otros libros estudian problemas
históricos, sin propósito directo de investigación, sino de análisis, como los ya mencionados
de Rafael Abreu Licairac y Mariano Cestero sobre los prohombres del 27 de febrero de 1844,
el de Carlos Sánchez y Sánchez sobre la Independencia Boba de Núñez de Cáceres ante la historia
y el derecho público, el folleto de Manuel de Jesús troncoso de la Concha sobre La ocupación
de Santo Domingo por Haití y algunos más.
A Fray Cipriano de Utrera, sin embargo, puede censurársele por la interpretación caprichosa
que hizo de algunos hechos y circunstancias de nuestra historia, como si hubiera
tenido empeño en destruir las tradiciones más gratas al pueblo dominicano: puso en duda
la fundación de la Universidad de Santo Domingo en 1538; trató de restar crédito a la tradición
relativa a la imagen de Nuestra Señora de Altagracia; maltrató la memoria del cacique
Enriquillo… Fray Cipriano era paciente, laborioso, en la investigación: difícil era igualarlo
en el arte de “dar caza a un documento o un dato histórico”, buceando en el océano de los
archivos; pero es de sentirse que después de descubrir algún hallazgo mediante afanosa
búsqueda, no fuera capaz de interpretarlo cabalmente o de medir todo su alcance, a no ser
de conformidad con la tiranía de su capricho.
Contribución valiosa a la historia de Santo Domingo ha prestado el investigador español
Fray Cipriano de Utrera con sus monografías relativas a Agustín Franco de Medina, Don Juan
de padilla guardiola y guzmán, Don Rodrigo de bastidas, La familia de Máximo gómez,
La Catedral de Santo Domingo, y su extenso y documentado libro sobre las Universidades
de la isla Española.
Casimiro Nemesio de Moya (1849-1915), que fue Vice-presidente de la República y
desempeñó altos cargos en distintos gobiernos, se dedicó a escribir un Bosquejo histórico del
descubrimiento y conquista de la Isla de Santo Domingo (1913), teniendo en cuenta las mejores
fuentes hasta entonces conocidas. Este trabajo es la primera parte de su Historia de Santo
Domingo, que dejó inédita, en siete volúmenes. Moya era también geógrafo, y a él se debe
un mapa de la Isla de Santo Domingo y haití, impreso en 1905, que aunque después ha sido
superado y rectificado, fue el primer trabajo importante de cartografía realizado por un dominicano.
Moya dedicó gran parte de su vida a la política, y en 1886 lanzó su candidatura a
la presidencia de la República para oponerse a la política de heureaux. Las elecciones culminaron
en una burla, y Moya se lanzó a la revolución con sus partidarios. La “revolución
de Moya” fue una de las más recias y sangrientas que ha habido en la República y sólo la
tenacidad de heureaux y su reconocida capacidad militar pudieron aplastarla. Moya tuvo
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