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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

Jourdain era menos tonto <strong>de</strong> lo que Molière creía, como bouvard y pécuchet eran menos tontos<br />

<strong>de</strong> lo que Flaubert creyó. quizás no era M. Jourdain quien se equivocaba, sino el maestro <strong>de</strong><br />

retórica, según hábitos <strong>de</strong> su tribu. Recor<strong>de</strong>mos al árabe <strong>de</strong>scribiendo la prédica <strong>de</strong> Mahoma:<br />

“No es poesía, ni es prosa, ni es lenguaje mágico, pero impresiona, penetra…”.<br />

Barrido<br />

Las nociones usuales sobre el verso son incompletas, o limitadas, o equivocadas. Cada<br />

quien parte, para <strong>de</strong>finirlo, <strong>de</strong> su idioma propio y <strong>de</strong> sus propios métodos <strong>de</strong> versificar. Con<br />

tal punto <strong>de</strong> partida, equivocan la ruta y hasta <strong>de</strong>scarrilan. hace falta la noción genérica.<br />

La gente <strong>de</strong> lenguas germánicas no oye el verso <strong>de</strong> lenguas romances sino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

aprendizaje especial. Filólogos alemanes hay que se enredan al explicar el verso italiano:<br />

se empeñan en ajustarlo a nociones germánicas sobre el acento y hasta sobre el valor <strong>de</strong><br />

las vocales en grupo. pulula en escritores ingleses la confesión <strong>de</strong> sor<strong>de</strong>ra para el verso<br />

francés: cosa sencilla les estorba, el valor pleno que conservan para el metro las sílabas<br />

mudas. pero creo que muchos ingleses no entien<strong>de</strong>n todavía su propio verso, hijo confuso<br />

<strong>de</strong> dos familias contrarias, capaz <strong>de</strong> traicionar unas veces al padre acento y otras veces a la<br />

madre sílaba: así me lo confirman los formidables volúmenes <strong>de</strong> Saintsbury. Don<strong>de</strong> no por<br />

eso falta la perentoria <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que ningún extranjero compren<strong>de</strong> el verso inglés…<br />

¿y el secular problema semítico? ¿y todos los problemas <strong>de</strong> Oriente, lejano y cercano, <strong>de</strong><br />

India y <strong>de</strong> China, <strong>de</strong> persia y <strong>de</strong> Arabia, con su multitud <strong>de</strong> formas intermedias entre el<br />

verso y la prosa?<br />

En español, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> siglos beatos <strong>de</strong> realismo ingenuo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Nebrija nos <strong>de</strong>dicamos<br />

laboriosamente a complicar y falsear nuestra noción <strong>de</strong>l verso. tiempo y paciencia lo<br />

alcanzaron al fin: los preceptistas latinizantes <strong>de</strong>cidieron que procedíamos como en Grecia<br />

y Roma, combinando sílabas largas y breves. por fortuna, los poetas no leían los tratados y<br />

componían “<strong>de</strong> oído”, como el músico <strong>de</strong> pueblo “que no sabe nota”: confiándose al hábito,<br />

evitaban el error <strong>de</strong> los libros. Después que bello y Maury nos <strong>de</strong>volvieron a la ley real <strong>de</strong><br />

la sílaba <strong>de</strong> cantidad única, pa<strong>de</strong>cimos cerca <strong>de</strong> cien años nueva sor<strong>de</strong>ra: toda obra poética<br />

<strong>de</strong>l idioma creíamos explicarla con el verso <strong>de</strong> número fijo <strong>de</strong> sílabas. Hombres eminentes<br />

perdieron largas horas <strong>de</strong> su vida en el minucioso error <strong>de</strong> constreñir en medida exacta los<br />

poemas <strong>de</strong> versificación irregular: Cornu con el Cantar <strong>de</strong> Mio Cid, Mar<strong>de</strong>n con el Fernán<br />

González, pietsch con los Disticha Catonis. La historia <strong>de</strong> las letras españolas nos avisa que<br />

nuestro verso pue<strong>de</strong> ceñirse a tres normas –la medida, el acento, la rima– o vivir libre <strong>de</strong><br />

cualquiera <strong>de</strong> ellas. Los poetas <strong>de</strong> vanguardia, ahora, nos gritan que <strong>de</strong>ben libertarse <strong>de</strong> las<br />

tres. La actual invasión <strong>de</strong> los ejércitos <strong>de</strong>l verso sin medida ni rima es para muchos <strong>de</strong>sazón<br />

y plaga, es la lluvia <strong>de</strong> fuego, la abominación <strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación. pero es.<br />

Ritmo<br />

Desatando al verso <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> rigores con que se preten<strong>de</strong> sujetarlo, todavía se<br />

aferra al último eslabón: la ley <strong>de</strong>l ritmo. ¿Es justa, entonces, la familiar <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l verso<br />

como unidad rítmica?<br />

Sí: la <strong>de</strong>finición es justa siempre que se encierre <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l círculo exacto <strong>de</strong> <strong>de</strong>finición<br />

mínima, siempre que se recoja estrechamente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la noción limpia y elemental <strong>de</strong> ritmo,<br />

apartando <strong>de</strong> sí cualquier enredo con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> acento o <strong>de</strong> tono o <strong>de</strong> cantidad, cualquier<br />

exigencia <strong>de</strong> igualda<strong>de</strong>s o siquiera <strong>de</strong> relaciones matemáticas.<br />

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