Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
poco o nada se conoce de fray Diego Martínez, salvo la estrofa latina de cuatro versos
que figura en el libro. 91 De tomasina de Leiva, que para esa fecha debía ser bastante joven,
si tenemos en cuenta el dato de que sus padres se casaron veinte años antes, puede decirse
algo más, pues aparte de su estrofa en latín, que no parece escrita por persona muy experta
en ese clásico idioma, 92 también figura en el libro la siguiente décima:
Señor, en esta lección
como Orfeo deleitáis,
y asimismo aprovecháis
en paremias Salomón;
aquí a las divinas son
esclavos ya las humanas
letras, si fueron profanas;
pues que combite este día
haze tal sabiduría,
sirvan, dejen de ser vanas.
Del Deán Fernández de Castro, en cambio, abundan en documentos de la época reiteradas
noticias y menciones elogiosas sobre su persona; si bien no se conservan más trabajos
suyos que la composición poética que figura en el libro de Díez de Leiva. Tenía fama como
teólogo moralista y excelente predicador. Era, además, buen latinista, y sus versos al autor
de los Anti-axiomas así lo demuestran. Semanas antes de su muerte, el gobernador interino
Juan del barranco decía de él: “ha sido dyno de una mitra, aunque al presente ynpedido
por su mucha edad”. 93
Son seis los otros cultivadores del verso que aparecen en el pórtico del libro de Diez de
Leiva: el presbítero, licenciado Francisco Melgarejo ponce de León (1635-1683), elevado a
la dignidad de maestrescuela de la Catedral en 1682; 94 José Clavijo, nacido en 1604 y muerto
después en 1685, que fue “maestro de niños” durante varias generaciones; 95 el capitán
Miguel Martínez y Mosquera; Rodrigo Claudio Maldonado; el capitán Alonso de Carvajal
y Campofrío, y el alguacil mayor de la Real Audiencia, Capitán garcía de Carvajal y Campofrío.
hay además en el libro de Díez de Leiva dos composiciones anónimas: una décima
y un soneto acróstico.
tratándose, como se trata, de poesía de circunstancias, ninguna de esas composiciones
encierra gran mérito literario. Aquí y allá puede pescarse algún acierto de expresión para
91 pedro henríquez Ureña, en La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo, formula esta pregunta: ¿Será el
Diego Martínez que escribió un soneto a la memoria de Sor Juana Inés de la Cruz, como parte del homenaje de todo
el mundo hispánico que aparece en el tomo de Fama y obras póstumas de la poetisa mexicana, Madrid, 1700?
92 “Los dos versos finales de su Epigrama son difíciles: o la autora flaqueaba en su latín, o los impresores los
maltrataron”, anota pedro henríquez Ureña en La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo, y señala en el texto,
que reproduce, los retoques propuestos al mismo por la docta latinista María Rosa Lida.
93 Boletín del Archivo General de la Nación, 1942, nº 23, Colección Lugo, pp.326-328.
94 Era hijo del licenciado Juan Melgarejo ponce de León, oidor de la Audiencia durante diez y seis años y
gobernador de 1649 a 1650, autor de un Memorial sobre la fortificación de la Isla Española, escrito hacia 1656. (El manuscrito
se encuentra en la biblioteca Nacional de Madrid. ha sido publicado en las Relaciones históricas de Santo
Domingo. vol. I, 1942.
95 La popularidad que alcanzó la escuela de Clavijo fue grande, hasta el grado de que durante mucho tiempo un
tramo de la calle del Conde, donde se encontraba ese plantel, se llamó “calle Clavijo”. Era el tramo más próximo a las
murallas que circundaban la ciudad.
289