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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO II
que buscar refugio en el extranjero, hasta que pasados algunos años pudo volver al país.
Nunca abandonó del todo la política: todavía tres años antes de morir desempeñó una cartera
en el breve gobierno de Monseñor Nouel.
Con fines docentes publicó E. H. Ashton en 1901 un Resumen de la historia de Santo
Domingo, ya que el texto de garcía era demasiado extenso para las escuelas. El nombre de
Resumen resulta adecuado, pues el libro no pasa de cincuenta y nueve páginas de lectura.
En 1912 apareció una Introducción a la historia de Santo Domingo por Fidel Ferrer, (1883-1918)
y el mismo año se publicó un Compendio didáctico de historia patria por Arturo Logroño. En
1913 imprimió Vetilio Arredondo un Resumen de historia patria más reducido aún que el de
Ashton, pues apenas llega a cincuenta y cinco páginas.
Resumen de la historia de Santo Domingo (1919), fue el título que a su vez eligió Manuel
Ubaldo gómez (1857-1941), que además de haber sido legislador tuvo a su cargo la cartera
de Interior en 1900. Los tres pequeños volúmenes de ese Resumen constituyen un útil y
bien ordenado compendio que abarca desde la época del descubrimiento y la conquista de
la isla hasta la fecha de su publicación. Ubaldo gómez recogió en un folleto un manojo de
Recuerdos personales, e igual hicieron Manuel pina benítez (1840-1933) en su Libro del pasado
(1925), y Emilio Cesáreo Joubert (1862-1944), varias veces Secretario de Estado, en otro libro:
Cosas que fueron (1936).
El Resumen de Historia Patria de la República Dominicana publicado en 1922 por bernardo
Pichardo (1877-1924) fue adoptado oficialmente como texto escolar; Bernardo Pichardo,
que en más de una ocasión fue Secretario de Estado, publicó además un tomo en que hace
desfilar ante nuestros ojos las Reliquias históricas de la Española, unas Lecciones de Instrucción
Moral y Cívica, también declaradas de texto en las escuelas y un volumen de ensayos intitulado
Minutos literarios.
No abundan las historias particulares de una ciudad o una región, como la acuciosa
Reseña histórica de Baní, por Joaquín S. Incháustegui (1877-1934), que consagró su laboriosa
vida al periodismo y a la enseñanza. A enumerar y describir las Fortificaciones antiguas de
Santo Domingo dedicó un breve opúsculo Luis Emilio Alemar (1882-1945) que además fue
autor de una historia detallada de la ciudad primada de América, riquísimo centón de datos
útiles e interesantes sobre sus calles, plazas y paseos.
Después de la Idea del Valor de la Isla Española, que Sánchez Valverde escribió en el siglo
xVIII, no había aparecido ningún resumen descriptivo de carácter general, sobre el país,
–si se exceptúan algunos libros escritos por transeúntes, como los de Joseph Warren Fabens
(In the Tropics, 1863) y Samuel hazard (Santo Domingo, past and present, with a glance at Haity,
1873) hasta que en 1889, por encargo oficial, publicó el docto economista puertorriqueño
José Ramón Abad (1912), su extenso y completo estudio geográfico-estadístico La República
Dominicana, para ser presentado en la exposición universal de bruselas, al cual añadió una
voluminosa memoria descriptiva sobre la República Dominicana en la exposición internacional
de bruselas (1897). El trabajo de Abad fue, durante bastantes años, indispensable fuente
de información y de consulta, hasta que lo suplantó el directorio y guía general, La República
Dominicana, publicado por Enrique Deschamps en 1907. posteriormente se han dado a la
estampa otros resúmenes de la vida nacional, generalmente por disposición gubernativa,
con la renovación de datos que impone la marcha del tiempo.
Obra única en su género y muy rica en datos es la Historia de la división territorial de la
República Dominicana (de 1492 a 1943), por Vicente tolentino Rojas, publicada con ocasión
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