Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
la fe, y con ella la enseñanza. Estableciéronse también conventos de monjas en el curso del
siglo xVI: el de Santa Catalina de Sena, de dominicas, y el de Santa Clara, de franciscanas.
Desde 1504 el papa Julio II había dispuesto la erección de tres obispados en la Española,
pero esta resolución fue modificada poco tiempo después y quedaron sólo dos: el de
La Concepción de La Vega y el de Santo Domingo. para el de Santo Domingo, después de
una anterior presentación y promoción en favor de Fray garcía de padilla, que no llegó a
desempeñarlo, fue designado en 1516 el doctor don Alessandro geraldini (1455-1524), quien
asumió en 1520 sus funciones en la isla. geraldini, que era italiano, había sido preceptor de
las infantas menores de Castilla. Aparte de su fama como pedagogo, tuvo predilección por
las letras y dejó algunas obras en latín, tanto en verso como en prosa: en una de ellas, su
Itinerario de las regiones subequinocciales, publicada siete años después de su muerte, contó sus
impresiones de la Española y se expresó con calor y entusiasmo sobre el adelanto y la cultura
de la ciudad de Santo Domingo. Describe así su llegada a la capital de la Isla Española:
“Finalmente, al cuarto día (después de haber desistido de hacer puerto en San Juan de
puerto Rico, por causa del mal tiempo), entramos en el puerto de la nobilísima Ciudad de
Santo Domingo, donde con gran aparato de pueblo, nobleza y magistrados, fui recibido, por
ser el primer obispo de esta iglesia que a ella ha pasado; quedé admirado de ver tan ínclita
ciudad, fundada hace el breve tiempo de veinticinco años, porque sus edificios son altos y
hermosos como los de Italia, su puerto capaz de contener todos los navíos de Europa, sus
mismas calles anchas y rectas que con ellas no sufren comparación las calles de Florencia.
por esto, si mi pueblo diera la espalda a las facciones que desgraciadamente en él se han
formado, me atrevería a afirmar claramente que a vuelta de pocos años esta ciudad llegaría
a ser cabeza y señora de todas las demás ciudades del Nuevo Mundo. ¿qué diré sino que
sus nobles e ilustres Caballeros, siempre vestidos de púrpura, de seda, con recamaciones
de oro, son innúmeros? ¿qué de sus jurisconsultos, que dejaron su patria en Europa y con
sus óptimas leyes, sus integérrimas costumbres, su santísima enseñanza han hecho insigne
esta ciudad? ¿qué de los Capitanes de naos? ¿qué de sus soldados? porque no hay duda
sino que es cosa de admirar cómo cada día descubren ellos nuevas gentes, nuevos pueblos,
nuevas naciones, nuevos reinos y estrellas no conocidas sino en cielos nuevos. Después,
cuando fui a mi templo episcopal levantado de vigas, de lodo y de barro, lloré con gemidos
a este mi pueblo que ha puesto tanta atención en hacerse casas particulares, que les darán
domicilio temporal y corto, y ningún acuerdo ha tomado para la edificación del templo, en el
cual habrán de tener acogida para siempre. Así, pues, confiriendo conmigo mismo que esta
obra es propia de los obispos, reuní en mi sede episcopal al pueblo con su gobernador, y tres
veces los exhorté públicamente con tan buen efecto, que no obstante ser negocio gravoso para
ellos (pues dejaron en España sus parientes, se despojaron allá de sus bienes, se alejaron de los
antiguos sepulcros de sus mayores, y ahora nuevamente son solicitados de los suyos, y tantas
veces movidos del amor patrio piensan en volver y ni siquiera saben si han de permanecer
aquí definitivamente), a todos los moví a ayuda en favor de tan piadosa obra”. 23
geraldini dedicó también una oda a su viaje a la isla y otra a la construcción de la Catedral
de Santo Domingo, empeño principalmente suyo. En esa catedral, tal como él lo previó
al sentir la muerte cercana, está el severo túmulo que guarda sus restos.
23 traducción de Fray Cipriano de Utrera, págs. 180-182 de La Catedral de Santo Domingo (Santo Domingo, 1929).
En esta obra, Utrera consagra varios capítulos a la personalidad de geraldini, con buen acopio de útiles datos.
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