10.05.2013 Views

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

José Martí<br />

I<br />

El recuerdo <strong>de</strong> nuestro primer y único contacto espiritual persiste con fuerza in<strong>de</strong>leble en<br />

mi memoria. hay impresiones <strong>de</strong> tan acentuada repercusión anímica, que la esponja misma<br />

<strong>de</strong>l tiempo no alcanza a borrarlas, y en veces ni aun siquiera a amortiguar su prístina vibración.<br />

De entonces a acá han pasado muchos años, <strong>de</strong>jando en mi espíritu huellas profundas<br />

<strong>de</strong> torturantes <strong>de</strong>sencantos. Fue, si mal no recuerdo, allá por 1892, y era la primera vez que<br />

posaba él su planta <strong>de</strong> peregrino en tierra dominicana. En mi imaginación revive la escena <strong>de</strong><br />

nuestro encuentro, con su original colorido. Eran como las ocho <strong>de</strong> la noche y me encontraba<br />

solo en la sala <strong>de</strong> mi hogar, embebido en la lectura <strong>de</strong> un libro <strong>de</strong> apasionada controversia<br />

filosófica. Estaba arrellanado en una mecedora, <strong>de</strong> espaldas a la calle. De súbito sentí un<br />

leve ruido, como si alguien se aproximara. Volví rápidamente la cabeza. En el umbral un<br />

hombre blanco, <strong>de</strong> mediana estatura, <strong>de</strong> cara expresiva, en que lucía un espeso mostacho<br />

y en que la mirada fulguraba, <strong>de</strong>latando una intensa vida interior, se erguía sonriente ante<br />

mis ojos. Me levanté apresuradamente, dirigiéndome hacia el <strong>de</strong>sconocido. En mi mirada<br />

se formulaba como una interrogación persistente… ¡José Martí!… Un abrazo muy estrecho<br />

nos unió seguida y prolongadamente. Durante algunos instantes parecíame bañarme en no<br />

sé qué límpido raudal <strong>de</strong> misteriosa claridad. Espontánea, franca, cordial, como si fuéramos<br />

viejos conocidos, comenzó a <strong>de</strong>sparramarse la charla. Sin reticencias ni eufemismos me abrió<br />

<strong>de</strong> par en par las puertas <strong>de</strong> su pecho. Las palabras salían encendidas y vibrantes <strong>de</strong> sus<br />

labios. Mi primera impresión fue que tenía ante mí un visionario <strong>de</strong>sprendido por completo<br />

<strong>de</strong> nexos con abrumadoras realida<strong>de</strong>s, algo así como un soñador <strong>de</strong> cosas irrealizables o<br />

quiméricas. Ante lo que se me antojaba su alucinación se irguió el concepto práctico que yo<br />

suponía tener <strong>de</strong> las cosas. quise echármelas <strong>de</strong> conocedor <strong>de</strong> cierta experiencia y le manifesté<br />

francamente mis divergencias. Expúsele que no creía el terreno suficientemente abonado;<br />

que débil aún, reponiéndose todavía <strong>de</strong> dos fracasos sucesivos, no era posible que el pueblo<br />

cubano estuviera resuelto a lanzarse a una nueva aventura separatista. Acaso ese pueblo,<br />

antes <strong>de</strong> correr un nuevo riesgo, preferiría avenirse con un amplio régimen autonómico.<br />

Objetóme con calor que yo sólo veía el lado exterior <strong>de</strong> las cosas, lo puramente superficial,<br />

lo que brillaba a flor <strong>de</strong> piel. Detrás <strong>de</strong> eso que yo creía la realidad, a<strong>de</strong>ntro, muy a<strong>de</strong>ntro,<br />

corría el río <strong>de</strong> una fructuosa propaganda revolucionaria, engrosando cada vez más el caudal<br />

copioso <strong>de</strong> sus aguas… Traída a colación, no recuerdo ahora por qué, la próxima fiesta <strong>de</strong>l<br />

IV Centenario <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> América, se mostró duro con Colón. Consi<strong>de</strong>raba al<br />

gran navegante únicamente como un merca<strong>de</strong>r animado sólo por ruines y sórdidos apetitos<br />

<strong>de</strong> dinero. procuré, situándome en un justo medio, combatir un tanto la cru<strong>de</strong>za <strong>de</strong> tan<br />

radicales afirmaciones…<br />

Avanzaba la noche. Muy <strong>de</strong> madrugada se proponía continuar su viaje. quise acompañarle<br />

hasta el sitio en que tenía su posada. Allí reanudamos la interrumpida causerie.<br />

Al conjuro <strong>de</strong> su palabra cálida florecieron nuevamente las esperanzas <strong>de</strong> próximas reivindicaciones<br />

patrióticas. Al oírlo tan ardorosamente convencido, mi pesimismo parecía<br />

esfumarse. Empecé a creer en la posibilidad <strong>de</strong> lo que me aseguraba a pie juntillas. El entusiasmo<br />

se <strong>de</strong>sbordaba <strong>de</strong> su frase lírica, y, emocionado, comenzaba a contagiarme. Nada era,<br />

me repetía con calor <strong>de</strong> arraigada creencia, lo que había hecho, en comparación <strong>de</strong> lo que<br />

le faltaba por hacer. tenía que multiplicar los centros <strong>de</strong> propaganda patriótica; aumentar<br />

hasta don<strong>de</strong> fuera posible <strong>de</strong> manera práctica y metódica los recursos monetarios; vencer<br />

180

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!