Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
libertad a los demás goces con menoscabo de sus derechos, porque esos goces son cadenas
doradas que no mitigan el peso, ni borran la infamia”.
Capturado por las fuerzas de Santana, promotor de aquella anexión inconsulta, Sánchez
fue inmolado en El Cercado el cuatro de julio de 1861, después de un bochornoso simulacro
de corte marcial, ante la cual Sánchez hizo con entereza, más que su propia defensa, la de
sus compañeros de infortunio, pues reclamó para sí toda la responsabilidad:
“¿En virtud de qué ley se nos acusa? ¿Amparándose en cuál ley se pide para nosotros
la pena de muerte? ¿Invocando la ley dominicana? Imposible. La ley dominicana no puede
condenar a quienes no han cometido otro crimen que el de querer conservar la República Dominicana.
¿Invocando la ley española? No tenéis derecho para ello. Vosotros sois oficiales del
ejército dominicano. habéis derivado vuestro mandato de un caudillo dominicano. ¿Dónde
está la ordenanza española que rige vuestros actos? ¿Dónde está el Código español en virtud del
cual nos condenaríais? ¿Es posible admitir que en el Código Penal español haya un artículo por el
cual los hombres que defienden la independencia de su país deben ser acusados y condenados
a muerte?”. Más adelante agrega: “pero veo que el señor Fiscal pide para estos hombres, lo
mismo que para mí, la pena capital. Si hay un culpable, el único soy yo”.
puesto después frente al pelotón de fusilamiento, repitió la frase de Kosciusko: Finís
Poloniae…
Ramón Mella, que perdura en la historia tanto por su decisión y su arrojo como por su
patriotismo inmaculado, fue también una inteligencia superior. Desempeñó en 1854 una
importante y delicada misión ante el gobierno español, encaminada a obtener el reconocimiento
de la independencia dominicana, y lo hizo con la habilidad de un maestro en el
arte diplomático de negociar. Aunque, a causa del criterio vacilante del Ministro de Estado
español, Ángel Calderón de la barca, no obtuvo inmediatamente el resultado que era dable
esperar, dejó abierto el camino para que cristalizaran más adelante nuevas negociaciones
con el mismo objeto. Las extensas y razonadas notas que presentó al Ministro de Estado,
son admirables por su estilo claro y correcto y por su sólida argumentación.
benito gonzález fue un carácter sencillo y austero. hombre de leyes, fue al propio tiempo
aficionado a escribir, como lo hacía en los periódicos con el pseudónimo de Leónidas, que era
el nombre secreto que usaba entre los trinitarios. Fue defensor público, y en las postrimerías
de su vida desempeñó el cargo de presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Juan Isidro pérez, idealista exaltado y vehemente, uno de los más leales y devotos amigos
de Duarte, figuró entre los promotores de la sociedad de instrucción y recreo La Filantrópica,
en la cual puede decirse que se desdobló La Trinitaria, cuyo carácter secreto y revolucionario
imponía no revelar al público su existencia. La Filantrópica fue, por lo tanto, un círculo más
amplio, donde bajo el disfraz del estudio y de las bellas letras se hacía hábil propaganda
por la libertad del pueblo dominicano. Uno de los medios de propaganda de que se valió La
Filantrópica fue el de llevar a escena algunas obras teatrales de autores europeos, procurando
escogerlas entre aquellas que, por su carácter histórico, pudieran presentar situaciones
semejantes a la del pueblo dominicano bajo la dominación haitiana: Un día del año 1823, por
Eugenio de Ochoa; Bruto o Roma libre, por Alfieri; La viuda de Padilla, por Martínez de la Rosa.
El patriota Manuel guerrero fabricó a sus expensas un teatro, en el céntrico y casi abandonado
recinto de la Cárcel Vieja, para uso de La Filantrópica. Allí subieron a escena esas y otras
obras dramáticas, en cuya interpretación tomaron parte algunos aficionados, entre ellos los
trinitarios Juan Isidro pérez, pedro Alejandrino pina, Jacinto de la Concha, Félix María del
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