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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
El segundo folleto antológico del postumismo fue Poemas, impreso en 1923. En él aparecen
composiciones de Moreno Jimenes, zorrilla, Andrés Avelino, Jesús María troncoso
Sánchez, José Luis perozo y Luis A. Mota. El tercero es la Pequeña antología postumista, de
32 páginas, publicada con notas de Andrés Avelino y poesías de Moreno Jimenes, Avelino,
zorrilla, Francisco Ulises Domínguez (n. 1900), Jesús María troncoso Sánchez (n. 1902),
tomás R. hernández Franco (1904-1952), Luis A. Mota (1896-1941), Rafael A. brenes pérez
(1902-1950), Julio César Castro, Arístides pina, Ramón pérez, Manuel Viera (n. 1889). y una
figura que tiene cierta originalidad independiente: Pedro Landestoy Garrido, autor de Valdesia,
1938, y Retorno, 1939. 235
Sólo circunstancialmente figuró tomás hernández Franco (1904-1952) en el postumismo.
Fue quizás el poeta de entonación más original y fuerte de su generación, según
lo prueban sus Canciones del litoral alegre (1926) y sobre todo el poema Yelidá (1942). Además
merecen recordarse sus primeros ensayos poéticos: Rezos bohemios (1921) y Amor,
inquietud y cansancio (1923). En prosa dejó un libro de cuentos admirables: Cibao (1951)
y unos Apuntes sobre poesía popular y poesía negra en las Antillas (San Salvador, 1942).
Con Livia Veloz (n. 1898) puede decirse que tuvo su punto de partida un reflorecimiento
de poesía femenina, con entonación de vanguardia muchas veces, de igual manera que en
la época del modernismo, una mujer, Altagracia Saviñón, se anticipó a muchos, sumándose
a las nuevas tendencias.
En Livia Veloz el verso, sencillo y claro, sin retorcimientos retóricos, pone al descubierto
íntimas congojas que la hacen sentir la vida como una carga:
¿por qué a veces me duele la vida?
¿por qué quiero arrojarla
en las aguas rientes que pasan
arrastrando fulgores de luna,
cual si fuera una insólita carga?
Esa es la nota que vibra, persistente y sensitiva, en sus libros Preludios sentimentales
(1829) y Acordes (1936).
La fina sensibilidad de Concha Benítez de Valera traduce análogas emociones.
Martha María Lamarche (1900-1954) recoge los encantos de la naturaleza y a veces los
conjuga con sus propias emociones (Como la espiga, Junto a la corriente, Llave, Viento). Su obra
poética está recogida en Cauce hondo (1935).
No menos honda y emotiva es la inspiración de Amada Nivar de pittaluga, resumida
en dos volúmenes: Palma real, 1938; y Rosa de América, 1957. Más sencilla en la expresión se
muestra al reflejar sus emociones Ernestina Gómez de Read (n. 1908), autora de Figuras de
porcelana (1936) y Canciones de la noche (1933).
Otras poetisas han cultivado también el poema en prosa, como Ana quisqueya Sánchez
y Delia Weber (n. 1902), que en Encuentro (1939) y Ascuas vivas (1939) ha sabido encontrar
acentos de exquisita emotividad, no menos que en su poema dramático Los viajeros (1944)
y en un libro de relatos Dora y otros cuentos (1952).
235 Otros postumistas no aparecieron en esas selecciones, como Arquímedes pérez Cabral y Eurípides pérez
Alfonseca. De este último vieron la luz dos volúmenes: Ritmos y aspectos, 1925; y Nueva infancia, 1930.
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