Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
No era bonó un literato, pero sí fue un publicista esclarecido, cuyos principales trabajos
han sido reunidos en un volumen (Papeles de Pedro F. Bonó, con una introducción biográfica
de Emilio Rodríguez Demorizi, 1964). Ahí están concentradas las ideas luminosas y noblemente
inspiradas de ese prócer del civismo, que dio en la vida pública relevantes ejemplos
de desinterés y dignidad.
En Cuba publicó Esteban pichardo (1799-1880?), años después, la novela El fatalista (1865),
que es la primera novela de alguna extensión, esto es, no se trata ya de una novela corta, escrita
por un dominicano. En la obra de pichardo, que tiene movimiento y vida, predomina la nota
romántica, propia de la época. El medio que describe es el de Cuba, cuya vida y costumbres
refleja con acierto. Ya para entonces aparecen en periódicos dominicanos algunas leyendas y
novelas cortas de Javier Angulo guridi, anteriores a cualquier otra de las que se publicaron en
Santo Domingo. En orden de publicación son las siguientes: en 1866, La campana del higo, tradición
dominicana cuyo argumento utilizó el autor en su drama El Conde de Leos, estrenado doce
años más tarde; una novelita algo más extensa, Silvio, publicada con dicha tradición y con una
somera exposición acerca de otra leyenda basada en supersticiones indígenas, La Ciguapa, en
1868, La fantasma de Higüey; en 1869, La imprudencia de un marido y Una situación poco envidiable,
y por último, El Panorama, que comenzó a ver la luz en El Universal, en 1872. La segunda parte,
Paulino, no acabó de publicarse hasta 1873, meses después de haber salido de las prensas la
novelita Adela o El ángel del consuelo, que escribió Francisco Javier Amiama (1849-1914) para entretenimiento
de una sobrina suya que llevaba el mismo nombre de la protagonista. Amiama se
ajustó al mismo patrón de los cuentos morales del Abate Schmidt que gozaban entonces de gran
popularidad y situó la acción en Europa, esto es, en un mundo que el autor no conocía. 255
En 1879 circuló impresa la primera parte de la novela histórica de Manuel de Jesús galván,
Enriquillo; la obra completa, en 1882. Era la primera novela dominicana de largo aliento
que en Santo Domingo veía la luz pública, pues hasta ese momento sólo se habían escrito
narraciones más o menos breves. primera en el tiempo, lo es también en la calidad: sin temor
a incurrir en exageración cabe afirmar que la novela de Galván conserva su primacía en el
género, dentro de la literatura dominicana, y es la mejor novela que produjo el movimiento
indigenista en toda América. Novela romántica escrita por un espíritu dotado de serenidad
clásica, todo en ella es admirable: el lenguaje castizo; la castigada sencillez del estilo; la ordenación
y el método; el desarrollo de episodios circunstanciales, pequeñas novelas dentro del
argumento principal de la novela grande, conforme a una tradición que en El Quijote alcanzó
su máximo relieve; la fidelidad en el empleo de los materiales facilitados por la historia,
sin renunciar por ello a los derechos de la fantasía para hilvanar conflictos secundarios en
torno a personajes que existieron en la realidad; la firmeza con que, siguiendo los pasos de
ese grande retratista que fue Las Casas, nos da el trasunto moral y físico de seres a quienes
su pluma infunde nueva vida, después de arrancarlos del marco de la historia.
En 1892, diez años después de Enriquillo, se publicó una novela de carácter genuinamente
nacional, que reconstruye uno de los más agitados períodos de nuestra vida republicana:
Baní o Engracia y Antoñita. Su autor, Francisco gregorio billini, que había sido seis años antes
presidente de la República, cargo al que renunció con elegante y cívico gesto por no amoldarse
a las exigencias de los caciques que imperaban en la política del momento y eran necesario
255 La novelita de Amiama, escrita para su sobrina Adela Lauransñn Amiama, formó un pequeño volumen de
150 pp. que salió de las prensas en 1872.
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