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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

Discurso en la primera investidura <strong>de</strong> alumnas<br />

<strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Señoritas*<br />

¡Ahí están! En el primer momento <strong>de</strong>l viacrucis, dando el primer paso en la vía <strong>de</strong> lo<br />

i<strong>de</strong>al a lo real. Vienen <strong>de</strong> lo i<strong>de</strong>al. ¡Las miserandas!…<br />

Cada paso que <strong>de</strong>n hacia lo real ha <strong>de</strong> ser un traspié en las tinieblas. La luz, para ellas,<br />

está en el fondo <strong>de</strong> ellas mismas; es la luz cenicienta <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a, que, al reflejar la luz propia<br />

<strong>de</strong> la verdad, fulgura tenuemente en el cerebro, como fulgura en las lejanas cumbres <strong>de</strong> la<br />

Luna la <strong>de</strong>vuelta luz que la tierra irradia. En esa semiluz encantadora, resplandor persuasivo<br />

<strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong> la vida, vida y naturaleza se presentan como<br />

<strong>de</strong>ben ser en la recóndita esencia <strong>de</strong> la verdad original y eterna, no como son en la realidad<br />

tenebrosa <strong>de</strong>l error.<br />

Al dar el primer paso, seguimos el impulso <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al que nos guiaba, y en vez <strong>de</strong> llegar<br />

a lo real, adon<strong>de</strong> nos impele nuestro <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> seres preeminentemente organizados para<br />

la verdad, caemos en la primera sima <strong>de</strong> la razón, la incertidumbre.<br />

Esa caída la damos todos, en todos los <strong>de</strong>rroteros <strong>de</strong> la vida. Somos niños que apren<strong>de</strong>mos,<br />

cayendo, a caminar; somos viajeros que perdiéndonos apren<strong>de</strong>mos a orientarnos;<br />

somos barcos que brujuleando apren<strong>de</strong>mos a tomar un rumbo; somos pre<strong>de</strong>stinados <strong>de</strong>scubridores<br />

<strong>de</strong> un nunca <strong>de</strong>scubierto nuevo mundo moral, que navegamos sin norte fijo por<br />

el mar <strong>de</strong> las tinieblas.<br />

Esa caída en la sima <strong>de</strong> la incertidumbre la daréis vosotras, ¡pobres niñas! Muy más<br />

honda quizás, porque la dais <strong>de</strong>s<strong>de</strong> más alto.<br />

Sois las primeras representantes <strong>de</strong> vuestro sexo que venís en vuestra patria a reclamar<br />

<strong>de</strong> la sociedad el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> serle útil fuera <strong>de</strong>l hogar y venís preparadas por esfuerzos <strong>de</strong><br />

la razón hacia lo verda<strong>de</strong>ro, por esfuerzos <strong>de</strong> la sensibilidad hacia lo bello, por esfuerzos<br />

<strong>de</strong> la voluntad hacia lo bueno, por esfuerzos <strong>de</strong> la conciencia hacia lo justo. No vais a ser la<br />

antigua institutora <strong>de</strong> la infancia, que se acomodaba a la sociedad en que vivía, y, <strong>de</strong>volviendo<br />

lo que había recibido, daba inocentemente a la pobre sociedad los mismos elementos <strong>de</strong><br />

perturbación que siempre han sido y serán la ignorancia, la indiferencia por la verdad y la<br />

justicia, la <strong>de</strong>ferencia con el mal po<strong>de</strong>roso y la complacencia con la autoridad <strong>de</strong>l vicio.<br />

Vais a ser institutrices <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong>mostrable y <strong>de</strong>mostrada, formadoras <strong>de</strong> razón sana<br />

y completa, escultoras <strong>de</strong> espíritus sinceros, educadoras <strong>de</strong> la sensibilidad, para enseñarla<br />

a sólo amar lo bello cuando es bueno; educadoras <strong>de</strong> la voluntad para fortalecerla en la<br />

lucha por el bien; educadoras <strong>de</strong> la conciencia para doctrinarla en la doctrina <strong>de</strong> la equidad<br />

y la justicia, que es la doctrina <strong>de</strong> la tolerancia y la benevolencia universal en cuanto somos<br />

hechuras <strong>de</strong>l error, y la doctrina <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho y <strong>de</strong> la libertad en cuanto somos entida<strong>de</strong>s<br />

responsables. Lo que hay, <strong>de</strong> lo que vais a enseñar a lo que antes enseñaban, es abismo. Os<br />

lo repito: no os salvareis <strong>de</strong> la caída. pero os lo repito para alentaros, no para disuadiros.<br />

Soy como el peregrino probado por la fatiga y el dolor, que, al ver caminar por su camino al<br />

inexperto, “¡A<strong>de</strong>lante, espíritu valeroso!", le grita alborozado; “¡A<strong>de</strong>lante, pero trae los ojos<br />

bien abiertos, que don<strong>de</strong>quiera hay abrojos y espinas y <strong>de</strong>rrisca<strong>de</strong>ros y precipicios!”.<br />

*Las maestras graduadas en aquella ocasión, el 17 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1887, fueron: Leonor María Feltz, Luisa Ozema<br />

pellerano, <strong>de</strong>spués fundadora <strong>de</strong>l Instituto "Salomé Ureña", Merce<strong>de</strong>s Laura Aguiar, Ana Josefa puello, Altagracia<br />

henríquez perdomo y Catalina pou discípulas, <strong>de</strong> la insigne poetisa y educadora Salomé Ureña <strong>de</strong> henríquez, directora<br />

y creadora <strong>de</strong>l Instituto. (Véase E. R. D., Salomé Ureña y el Instituto <strong>de</strong> Señoritas, S. D., 1959).<br />

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