10.05.2013 Views

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

F. gARCíA gODOy | ANtOLOgíA<br />

atenciones que prodigaba a su novia. y era cierto que Suna le gustaba <strong>de</strong> veras. Esbelta, robusta,<br />

bien proporcionada, <strong>de</strong> fisonomía fina y agraciada, <strong>de</strong> curvas bastante pronunciadas<br />

que al bailar se movían voluptuosamente, era una hembra <strong>de</strong> rechupete que perico allá en<br />

sus a<strong>de</strong>ntros había <strong>de</strong>cidido conquistar a todo trance, cueste lo que costare. hacía días que<br />

se había propuesto <strong>de</strong>sbancar a Chago. Suna, aun manteniendo relaciones muy formales<br />

con el novio, ya como quien dice en vísperas <strong>de</strong> casorio, no podía, aunque lo intentaba, disimular<br />

el interés que le inspiraba perico. Esa simpatía saltaba a los ojos. Era necesario ser<br />

muy lerdo para no verlo claro, y Chago ciertamente no tenía un pelo <strong>de</strong> zoquete. Aquello<br />

no iba a parar bien…<br />

Los tragos se le habían subido a Chago a la cabeza, y, ya sin po<strong>de</strong>r contenerse, en un<br />

momento en que perico iba más embullado bailando con Suna y estrechándole el talle más<br />

<strong>de</strong> lo que era <strong>de</strong>bido, dio un fuerte empujón al entusiasmado bailador pretendiendo quitarle<br />

la pareja <strong>de</strong> los brazos… Ave María purísima! y qué tiberio <strong>de</strong> dos mil <strong>de</strong>monios se armó<br />

incontinente. Las velas que alumbraban la sala se apagaron como por encanto. palabras <strong>de</strong><br />

insulto, rugidos <strong>de</strong> cólera se oían a cada paso dominando el continuo chis chas <strong>de</strong> los machetes…<br />

Perico y su primo Roque estaban solos, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse, tenían contra sí toda la fiesta,<br />

pero ni un instante perdieron los estribos al verse cada vez más estrechados. No <strong>de</strong>jaron ni<br />

un segundo <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar la serenidad y arrojo <strong>de</strong> que habían dado ostensibles muestras en<br />

lances iguales. Sin recibir ni un rasguño, aprovechándose <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsa obscuridad, lograron<br />

abrirse paso internándose en el monte… Una hora más tar<strong>de</strong>, en la tranquera <strong>de</strong> la estancia<br />

<strong>de</strong> perico se separaron ambos primos dándose un fuerte apretón <strong>de</strong> manos. Juntos habían<br />

acabado fandangos más <strong>de</strong> una vez y siempre les había salido bien la cosa…<br />

todo eso rumiaba perico mientras se vestía con esa rapi<strong>de</strong>z eléctrica con que se asocian<br />

los pensamientos en el cerebro en <strong>de</strong>terminados instantes psicológicos, cuando <strong>de</strong> improviso,<br />

empujando con fuerza la puerta <strong>de</strong>l cuarto, apareció el viejo Juan con un papel en la mano<br />

y diciéndole con voz irritada:<br />

—¿No acabarás <strong>de</strong> vestirte, jaraganazo?<br />

—Vé volando a que te <strong>de</strong>spachen eso en la botica.<br />

II<br />

En Otra-banda, monte a<strong>de</strong>ntro, algo retirado <strong>de</strong>l yaque, en una especie <strong>de</strong> plazoleta<br />

tapizada <strong>de</strong> perenne verdura, se alzaba el bohío, espacioso y limpio, en que moraban el comandante<br />

retirado Juan Antúnez y sus dos hijos perico y Maruca. Recientemente enjalbegaba,<br />

la rústica vivienda alegraba con su nota <strong>de</strong> brillante blancura el monótono ver<strong>de</strong> obscuro<br />

<strong>de</strong>l paisaje circunstante. Cosa <strong>de</strong> ocho o nueve años hacía que vivía allí el comandante Juan<br />

Antúnez. No estaba por completo el viejo militar <strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> instrucción, pues en su<br />

infancia, en una escuelita <strong>de</strong> la ciudad había aprendido a leer con alguna soltura y a escribir<br />

con letra bastante regular aunque incurriendo a menudo en disparates gráficos <strong>de</strong> a folio.<br />

ya muchachón entró en una tabaquería don<strong>de</strong>, empezando por hacer empuñes, llegó bien<br />

pronto a adquirir mucha fama por su insuperable habilidad en la confección <strong>de</strong> cigarros <strong>de</strong><br />

forma y corte muy alabados por los consumidores. Ganó algunos reales, los suficientes para<br />

comprar una mo<strong>de</strong>sta casita en Los Chachases, casándose poquito <strong>de</strong>spués con Colasina, la<br />

laboriosa y amante compañera muerta hacía diecisiete años al dar a luz a Maruca.<br />

Juan Antúnez, que siempre se había distinguido por su furibundo anti-haitianismo, estaba<br />

en el grupo que vitoreó con frenético entusiasmo a Domingo Daniel pichardo cuando<br />

143

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!