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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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EUgENIO MARíA DE hOStOS | MORAL SOCIAL<br />

primero fue la naturaleza, la sorda naturaleza que miserar non sá, y la lucha fue <strong>de</strong>spiadada<br />

y secular, no ya sólo <strong>de</strong> los tiempos ante históricos, sino <strong>de</strong> los históricos. En todo comienzo<br />

<strong>de</strong> las gentes consta esa lucha formidable algunas veces, como en los comienzos <strong>de</strong> la gente<br />

china, se pue<strong>de</strong> seguir paso a paso y admirar y ben<strong>de</strong>cir la fuerza <strong>de</strong> resistencia opuesta a<br />

los impulsos <strong>de</strong>structores por los impulsos constructores.<br />

Después fue la ignorancia, y la lucha se estableció a brazo partido entre la obscuridad <strong>de</strong>l<br />

entendimiento no advertido por la luz que irradiaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la naturaleza misma la verdad,<br />

y la claridad <strong>de</strong> los fenómenos no comprendidos: siglos y siglos <strong>de</strong> esfuerzo ha costado,<br />

está costando y seguirá costando el vencer a ese enemigo: pero al fin se vencerá. Luego se<br />

presentaron las pasiones humanas en tropel, y la lucha tuvo por palenque el mismo inaccesible<br />

interior <strong>de</strong>l ser humano: formidable enemigo <strong>de</strong> sí mismo ha sido el hombre; pero se<br />

va venciendo a sí mismo. Más tar<strong>de</strong> comenzó la lucha <strong>de</strong>l hombre disociado con el hombre<br />

asociado, y fue terrible: nunca se ha podido saber quién ha sido más salvaje en esa lucha, si<br />

el civilizado que hostiga al salvaje o el salvaje que <strong>de</strong>stroza al civilizado, pero prevalece el<br />

que dispone <strong>de</strong> más bienes.<br />

ya hace mucho tiempo que las naciones luchan entre sí, y todavía no se columbra el día<br />

<strong>de</strong> razón en que hayan <strong>de</strong> concertarse en la civilización, en el <strong>de</strong>ber y en el <strong>de</strong>recho, pero<br />

se trabaja sin <strong>de</strong>scanso en eso. A toda hora, en toda tierra, con estos o con aquellos medios,<br />

siempre trabaja el mal; pero a toda hora, en toda tierra, con los mismos recursos que emplea<br />

el mal, trabaja el bien.<br />

pero, en primer lugar, esa <strong>de</strong>scomposición intelectual <strong>de</strong> los componentes <strong>de</strong> la historia<br />

no alcanza todavía a la razón común; y en segundo lugar, el historiador común no alcanza<br />

tampoco a elevarse por encima <strong>de</strong> la razón <strong>de</strong>l vulgo, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> resulta que la historia escrita<br />

por los narradores, y la vista en ellos por el vulgo, es la historia <strong>de</strong>l mal, no <strong>de</strong>l bien. Es,<br />

sobre todo, la historia <strong>de</strong> los malvados. Dicen que <strong>de</strong> malvados en quienes invariablemente<br />

concurrieron gran<strong>de</strong>s aptitu<strong>de</strong>s; pero el hecho es que fueron malvados. y no es lo malo que<br />

fueran po<strong>de</strong>rosos para ser malvados o que aprendieran a malvados para hacerse po<strong>de</strong>rosos,<br />

sino que fueron y son tan adulados por la historia narrativa y por la historia crítica, que es<br />

imposible que se olvi<strong>de</strong> la lección.<br />

Cuando una fuerte individualidad, por el hecho <strong>de</strong> no haber sabido <strong>de</strong>sarrollarse en<br />

el bien, ha perdido en realidad el mérito que hubiera podido tener ante la conciencia humana,<br />

la historia la toma, la manipula, la alarga, la acorta, la somete a la acción <strong>de</strong>l medio<br />

histórico, exagera los bienes, disminuye los males <strong>de</strong> su conducta, la exculpa, la disculpa,<br />

la absuelve y la manda a gobernar espíritus <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la posteridad, como gobernó carneros<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la actualidad en que vivió.<br />

La sencilla narración primero, la crítica histórica <strong>de</strong>spués, han laborado por el mismo fin<br />

moral <strong>de</strong> la Historia; y hasta la filosofía que sobre ella se ha fundado ha querido contribuir<br />

a la inmoralidad resultante <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> interpretar la vida <strong>de</strong>l hombre en el<br />

planeta; porque cuando no ha tenido un prejuicio filosófico, ha tenido un prejuicio nacional<br />

con que adulterar la finalidad moral <strong>de</strong> la enseñanza histórica.<br />

Ahora no se habla ni se hable <strong>de</strong> los que en la historia se proveen <strong>de</strong> hechos e i<strong>de</strong>as,<br />

diagnósticos y pronósticos, juicios hechos y verda<strong>de</strong>s formuladas, con el objeto <strong>de</strong> rellenar su<br />

caleidoscopio intelectual, porque para ellos y por ellos es la historia la más incierta visión, la<br />

perspectiva más cambiante, la más inmoral sucesión <strong>de</strong> juicios contradictorios, <strong>de</strong> causas sin<br />

efectos o <strong>de</strong> efectos sin causa, o <strong>de</strong> causas sin su efecto positivo, <strong>de</strong> efectos sin causa natural.<br />

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