10.05.2013 Views

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

<strong>de</strong> haber aspirado a pintar el mundo autóctono, y haberlo logrado por lo menos en algún<br />

aspecto. por otra parte, él era poco artista, y cuentos suyos como El loco ponen <strong>de</strong> relieve la<br />

pobreza <strong>de</strong> sus recursos literarios.<br />

Ulises heureaux hijo, que empezó a darse a conocer con cuentos <strong>de</strong> ambiente parisiense,<br />

mudó <strong>de</strong> escenario más tar<strong>de</strong>, pero no consiguió dar la sensación cabal <strong>de</strong> la vida dominicana,<br />

a pesar <strong>de</strong>l esfuerzo que hizo para producir “cuentos criollos”, como Alma sencilla y<br />

Lo inesperado. heureaux acertaba mejor en el cuento exótico, ya <strong>de</strong> ambiente parisiense (El<br />

helado), ya <strong>de</strong> pura fantasía, como El alma <strong>de</strong> la laguna, que clasificó aplicándole el dictado<br />

<strong>de</strong> “cuento oriental”.<br />

Otros autores cultivaron el cuento cerebral, que no precisa escenario <strong>de</strong>terminado, porque<br />

se limita a plantear un problema sicológico o a analizar un conflicto espiritual: así Tulio M.<br />

Cestero en Alma dolorosa y Sanguina, medallas que llevan troquelada su fecha en el atractivo<br />

d’anunziano <strong>de</strong>l estilo; y Rafael Octavio galván en El amor <strong>de</strong> los amores, que calificó como<br />

“cuento casto”, cuya más bella síntesis es la frase final: “¡Devuélveme el oro <strong>de</strong> mi alma!”<br />

pero ambos autores podrían incluirse entre los “cuentistas bisiestos”, si quisiéramos establecer<br />

una clasificación semejante a la <strong>de</strong> los “poetas bisiestos”, señalada por Pru<strong>de</strong>ncio <strong>de</strong> Moraes,<br />

agregando otros nombres: Enrique henríquez (El pobre capitán!), Emilio Prud'Homme (Idilios,<br />

De la infancia); Rafael Justino Castillo (Reproches, Tres amores). Luisa Ozema pellerano <strong>de</strong><br />

henríquez (Lulú); gustavo Adolfo Díaz (El murmurador, Dos veces capitán), Enrique Apolinar<br />

henríquez (Tindito); J. Furcy pichardo (El cuento <strong>de</strong>l vale); quiterio berroa y Canelo (Gabriel<br />

Deón); estos últimos genuinamente criollos. Importa no echar en olvido algunos cuentos <strong>de</strong><br />

regocijado criollismo <strong>de</strong> Augusto Franco bidó.<br />

pasada la primera década <strong>de</strong>l nuevo siglo, –durante la cual vieron la luz los primeros<br />

volúmenes <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> autores dominicanos (José Ramón López, Fabio Fiallo, Manuel F.<br />

Cestero), no escasean libros <strong>de</strong> igual índole en las décadas subsiguientes Cosas <strong>de</strong>l terruno<br />

y cosas mías (1912), que en parte se compone <strong>de</strong> cuentos, por Ricardo V. Sánchez Lustrino,<br />

Caza menuda (1912), por Joaquín María bobea, que al igual que en su libro Perdigones (1904)<br />

incluye ahí algunas muestras <strong>de</strong> humorismo anecdótico; Mi libro <strong>de</strong> cuentos (1914), por gustavo<br />

Adolfo Mejía; Cuentos y serpentinas (1921), por patín Maceo; Horas <strong>de</strong> buen humor (1925),<br />

por César N. perozo, así como merecen mencionarse, aunque no hayan sido recogidos en<br />

volumen, los cuentos llenos <strong>de</strong> humorismo sutil y mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> Julio Vega batlle. (El tren no<br />

expreso, El espejo ustorio). Muchos otros son posteriores y se <strong>de</strong>ben a escritores <strong>de</strong> la última<br />

generación literaria.<br />

Otros cuentistas <strong>de</strong> esta promoción merecen recordarse: Julio Acosta hijo (1888-1958),<br />

que usaba habitualmente el seudónimo <strong>de</strong> Julín Varona, y escribió cuentos que no llegó<br />

a reunir en volumen: entre ellos A mí no me apunta nadie con carabina vacía, <strong>de</strong> legítimo<br />

sabor criollo.<br />

No cabe consi<strong>de</strong>rar en esta ojeada histórica la producción <strong>de</strong> última hora pero sí importa<br />

señalar la circunstancia <strong>de</strong> que no son hoy el cuento exótico, ni el cuento irreal, ni el cuento<br />

meramente cerebral o sicológico los que más se cultivan en Santo Domingo, sino el cuento<br />

criollo, <strong>de</strong> ambiente dominicano.<br />

En Sócrates Nolasco (n. 1884), autor <strong>de</strong> Cuentos <strong>de</strong>l Sur (1940), tiene el cuento nacional<br />

una significación netamente dominicana. Nolasco sabe pintar con firmes brochazos la vida<br />

rural y provinciana, y <strong>de</strong>sentraña sus temas <strong>de</strong>l folklore (Cómo terminó el Jubí, El secreto <strong>de</strong><br />

Camelán), o <strong>de</strong> la historia (Ángel Liberata), o <strong>de</strong> las costumbres y tradiciones al<strong>de</strong>anas (¡Se casa<br />

432

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!