10.05.2013 Views

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

EUgENIO MARíA DE hOStOS | pÁgINAS DOMINICANAS<br />

por encima <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los ángulos <strong>de</strong> la muralla se levantaban las ruinas <strong>de</strong> un convento<br />

que abarcaba una extensión consi<strong>de</strong>rable, y <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> cuyos claustros, por la hendidura<br />

<strong>de</strong> cuyas pare<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> cuyos escombros, arcos, portalones, clarabollas, surgía<br />

potente, risueña, saludable, como la visión <strong>de</strong> la vida surge <strong>de</strong>l seno <strong>de</strong> los cementerios, la<br />

flora entera <strong>de</strong> las Antillas, árboles, arbustos, yerbas, parásitos, enreda<strong>de</strong>ras, trepadoras,<br />

brindando con sus colores, sus olores, su gracia, su elegancia, su belleza.<br />

En una <strong>de</strong> las extremida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la muralla, en el ángulo sudoeste, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la alta plataforma<br />

<strong>de</strong>l baluarte <strong>de</strong> San gil, la ciudad <strong>de</strong>l Ozama aparecía a la vez en su recinto y en sus<br />

alre<strong>de</strong>dores, si bello aquél por la solemnidad que dan las ruinas a los lugares habitados,<br />

mucho más bellos los otros por los esplendores <strong>de</strong> aquel cielo, aquel mar y aquellos campos,<br />

el viandante no podía menos <strong>de</strong> confesarse que era una bella ciudad la capaz <strong>de</strong> ofrecer, en<br />

un solo golpe <strong>de</strong> vista, espectáculos tan opuestos entre sí.<br />

x<br />

Una <strong>de</strong> las peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la capital <strong>de</strong> quisqueya, es el diverso aspecto que ofrece<br />

al que llega a ella por el mar, y penetra <strong>de</strong>spués en ella por la puerta <strong>de</strong> San Diego.<br />

Des<strong>de</strong> el mar, parece una ranchería; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la puerta que recuerda a Diego Colón, parece<br />

una ciudad milenaria.<br />

Des<strong>de</strong> el mar no se divisa más que el hacinamiento <strong>de</strong> bohíos <strong>de</strong>startalados que ocupa<br />

todo el lado meridional <strong>de</strong> la ciudad. Des<strong>de</strong> el muelle se tiene al frente la ruinosa, pero<br />

elegantísima casa-palacio <strong>de</strong> Diego Colón; un paso más hacia la izquierda el palacio <strong>de</strong> los<br />

gobernadores, en 1a misma dirección, el homenaje; y al fondo, las torres macizas, <strong>de</strong> las<br />

iglesias principales y el cuerpo imponente <strong>de</strong> la catedral.<br />

Cuando se llega a ésta se está en el corazón <strong>de</strong> la ciudad. Allí está la plaza, cerrada por<br />

aquel edificio extraordinario, por la actual casa <strong>de</strong> gobierno, obra <strong>de</strong> la dominación haitiana,<br />

que no carece <strong>de</strong> elegancia; por la municipalidad que es una restauración agradable y ostentosa<br />

<strong>de</strong> los últimos años; la cárcel vieja, simbólicamente construida al lado <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />

gobierno y <strong>de</strong> cuyas ruinas acaba <strong>de</strong> hacer su asiento y biblioteca pública la Sociedad <strong>de</strong> los<br />

Amigos <strong>de</strong>l País, y por algunas casas particulares que no ha mucho eran ruinas lastimosas.<br />

En el medio <strong>de</strong> la plaza, que a duras penas se ha ido convirtiendo en parque, se levanta<br />

la estatua <strong>de</strong> Colón, en la misma actitud, “con índice profético señalando el Nuevo Mundo”,<br />

en que lo presenta un libro.<br />

La estatua, que es obra <strong>de</strong>l escultor francés gilbert, y que ofrece, entre otras bellezas, la<br />

originalidad <strong>de</strong> presentar a América simbolizada en una india, escribiendo en el zócalo el<br />

nombre <strong>de</strong>l Descubridor; la Catedral, cuya fachada es un capricho arquitectónico <strong>de</strong>l género<br />

más extraordinario; la Casa Municipal, la <strong>de</strong>l Gobierno, la <strong>de</strong> los Amigos <strong>de</strong>l País, edificios<br />

<strong>de</strong> exterioridad <strong>de</strong>corativa, hacen <strong>de</strong> aquella plaza que nunca acaba <strong>de</strong> ser parque, uno <strong>de</strong><br />

los lugares más sugestivos <strong>de</strong> tristeza y <strong>de</strong> esperanza que pue<strong>de</strong> contemplar en todo el Continente<br />

un reflexivo. Allí, <strong>de</strong> una mirada, junto con la tristeza <strong>de</strong>l pasado pue<strong>de</strong> columbrar<br />

las esperanzas <strong>de</strong>l porvenir. Algo hay que esperar <strong>de</strong> la ciudad que así se levanta <strong>de</strong> sus<br />

ruinas, rindiendo homenaje <strong>de</strong> gratitud al que tanto amó a la isla; conservando cariñosamente<br />

en la Catedral los restos que le compró el gran Infortunado, dando tranquila mansión a su<br />

po<strong>de</strong>r más efectivo en el mismo lugar en don<strong>de</strong> durante veintidós años dominó el po<strong>de</strong>r<br />

extranjero; alojando suntuosamente a su po<strong>de</strong>r municipal; convirtiendo una cárcel <strong>de</strong> oprobio<br />

en un recinto <strong>de</strong>l saber <strong>de</strong> las Eda<strong>de</strong>s; y todo eso, a fuerza <strong>de</strong> esfuerzos, sin recursos,<br />

759

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!