Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
hombre tan vigorosamente estructurado para las más grandiosas y meritorias luchas del
desenvolvimiento humano. Y por ese ideal magnificente, de insuperable grandiosidad, nuevo
redentor galileo, cayó para siempre en las sombras de lo desconocido, palpitante de amor
y de fe, con una plegaria de encendido patriotismo aún en los labios convulsos, y nimbada
la frente soñadora con un resplandor de gloriosa inmortalidad.
Del libro Americanismo literario.
José Enrique Rodó
I
hallábame, bajo el palio luminoso de una serena tarde primaveral, recorriendo distraídamente
las páginas de un diario cuando de improviso llamó poderosamente mi atención,
escrito con letras grandes, este anonador epígrafe: “Muerte de Rodó”. Me detuve, no quise leer
más, hondamente conmovido. Repuesto algo de la primera fulminante emoción continué la
impresionante lectura. ¡qué dolor, qué gran dolor! ¡pero era posible! por más que estemos
acostumbrados a estos inesperados golpes de la Muerte sombría i traicionera, hai momentos
en que nos hieren tan súbitamente que siempre, siempre ponemos en duda su realidad
inflexible y torturadora. Así en este triste caso. La muerte de Rodó, en toda su fuerza, en
edad todavía temprana, en plena i desbordante actividad mental, se me figuraba, aún se me
figura imposible. Su definitiva desaparición ha abierto hondos surcos de dolor en mi alma
llena de lancinantes congojas en estas tristes horas de opresión universal…
He releído con no sé qué acentuada impresión de indefinible melancolía las cartas en que
siempre tuvo para mí frases de aliento i de encendido cariño. En ellas vibra intensamente
su espíritu, su alto y generoso espíritu. En Rodó se realiza la magnífica unidad de una vida
en que nada desentona ni rompe el ritmo armonioso de una aspiración constante i fúlgida
de positiva i trascendente influencia social. Su existencia se dilata en un ambiente pleno de
intensas i bienhechoras luminosidades. En él la acción cotidiana no se reveló jamás en discordancia
con los dictados de su conciencia austera impregnada de viril i sano estoicismo.
En el correr de sus días no se vislumbran mezquindades ni claudicaciones. En ellos no se
advierte una sombra, no se distingue ni una mácula. procuró conciliar en una síntesis de
carácter personal, mui personal, antítesis mui visibles de cosas de predominante valor en
la existencia individual i en el permanente dinamismo social. No afeó la vida, ya tan triste
de suyo en ciertos de sus aspectos, con cargos intempestivos productos de concepciones
erróneas o de disquisiciones mentales en extremo superficiales. La vio siempre como debe
verla el verdadero sabio: como una vinculación de sentimiento, de razón i de deber capaz de
imprimir a nuestra actuación personal rumbos de verdadera i permanente grandeza ética,
tal acaso como pareció estructurarla Marco Aurelio, el gran emperador filósofo…
II
Lo más característico i esencial de la personalidad de Rodó es a mi juicio su sano i prolífico
optimismo. Un ideal óptimo de raíz netamente idealista fluye continuamente de sus libros. Él
sabe positivamente que nada puede edificarse en la vida con la solidez para ello necesaria sin
un sentido netamente afirmativo de ciertas cosas de vitalidad permanente i bienhechora. El
pesimismo tiende incesantemente a socavar i a destruir los gérmenes de cierto idealismo sin
los cuales no hai ni puede haber florecimientos de redentora eficacia colectiva. Pero dentro
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